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Miré el reloj, me había pasado toda la tarde encerrada en la enfermería, no me dejaban salir ni ver a nadie por ahora, me pasé horas escuchando preguntas que no sabía responder a los que supuse que eran mandamases. Personas con gabardinas largas más parecidas a detectives de los años cincuenta. Cuando al fin se fueron, tuve que recibir la ola de cariño de mi tío, que no era capaz de separarse de mi ni un instante.

-Te eché de menos, tuvo que ser terrible.

-Lo siento.

-No fue tu culpa cielo, tú hiciste lo que fue necesario y salvaste a todos, te estaré inmensamente agradecido.

Se fue cuando la enfermera, ya bastante cansada, le pidió lo más amable posible que me dejara descansar. Se lo agradecí desde el fondo de mi corazón.

Todo lo que había sucedido hasta ahora se me enredaba en la mente. Abrir la barrera, ver a Christopher al otro lado intentando destruirla, conseguir sacar a mi tío, ver sus caras de impotencia. Recuerdo perfectamente cuando le tendí la mano a Ágatha y cruzamos al otro lado. Pero sobre todo, sobre todas las cosas, recuerdo ver al vampiro intentar destruir la barrera hasta cansarse. Volví gracias a mis amigos, volví gracias a que me escucharon y estuvieron preocupados por mi y jamás podría devolverles el favor, ni en mil años.

Renasci (Mortem 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora