Capítulo 7 Desertores

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Regresé a clase con la satisfacción de saber que tenía apoyo entre aquellas paredes. Los licántropos estaban divididos, las brujas negaban mi existencia hasta el punto que sabía que atentarían contra mi seguridad, pero no me importaba. Los brujos se habían unido a ellas, el único excluido era Theo, pero no parecía importarle ya que siempre había estado a parte de ellos. Ninfas y demás estaban en mi contra, se habían aunado a las hechiceras, lo que me convertiría en blanco fácil de accidentes extraños. Los vampiros eran otro cantar. Christopher me había explicado que por lo visto mi madre era bastante conocida y no por algo bueno, antes de tenerme a mí, había sido férrea defensora de los derechos de las brujas y los licántropos, lo que significaba que había intentado derrocar sin éxito a los vampiros y que estos a su vez la tenían de enemiga. Para ellos era alguien valiente que había arriesgado mi vida para salvarles y por lo tanto tenía un trato preferencial, no me veían inferior por mi genética, sino que me veían igual por el mero hecho de haberme enfrentado a ella.

En la hora del almuerzo sucedió algo inesperado, nuestra mesa seguía siendo la misma de siempre, éramos un grupo mucho más pequeño, pero durante todo el año nadie se había sentado con nosotros salvo Ismael, Max y Emily. Pero tras la charla de gimnasia todo había cambiado. Ismael llegó algo nervioso.

-¿Va todo bien, cielo?-Emily le tendió la mano, preocupada.

-Sí, es solo que ahora la mesa de la manada es un poco...incómoda, no se hablan casi entre si e incluso hermanos se han enfrentado.

-¿Qué podemos hacer para ayudar?-Theo miraba su desayuno con desinterés.

-Algunos de los chicos me han preguntado si se pueden sentar con nosotros. Sé que puede ser incómodo, pero si hiciéramos el esfuerzo...

Christopher, que hasta el momento había permanecido absorto tras un libro, respiró profundamente.

-Esto es ridículo, ¿nos estás pidiendo permiso para que se sienten con nosotros a la mesa?

Ismael se quedó pensativo unos instantes.

-En pocas palabras sí.

-Ve a por tus lobos, diles que son bienvenidos.

Capítulo 8 Los vampiros

Me topé con la rubia despampanante en el pasillo, cuando caminaba parecía bailar en el aire, era muy guapa, pero no guapa de decir mona, no, era guapa de verdad, como si de una modelo se tratara.

-Hola.

-Hola. ¿Puedo ayudarte en algo?-Su tono de voz era imperturbable.

-Querría saber más sobre lo que comentasteis antes, sobre lo de Ágatha.

Ambas caminamos a la par hacia la cafetería. Era la primera vez que hablaba con un vampiro, a excepción de Christopher y he de decir que no son para nada intratables como piensa el resto, incluso se podría decir que son tranquilos y pacíficos, a diferencia de los lobos que siempre estaban nerviosos y saltaban por todo a la mínima.

-¿Sobre tu madre?

-Sí, aunque preferiría llamarla por su nombre, como es evidente mi relación con ella no está en buenos términos.

-Lo comprendo.

-Por cierto mi nombre es A

-Alice, sí lo sé, bueno, todo el instituto lo sabe.-No era capaz de descifrar su mirada, imperturbable.-Me llamo Nina.

Me tendió la mano y se la estreché, era fría y bastante más dura de lo que me esperaba. Mientras me concentraba en ella, un chico puso la cabeza al lado de la mía, mirando directamente a la vampira.

-¿Haciendo amigas, Alice?-Di un respingo a tiempo de ver al chico con el que había hablado antes en el gimnasio.

-Ay, hola no me sé tu nombre.

-Me hieres en mi orgullo.-Puso la mano en el pecho y ojos lastimeros.

-Ni caso, Alice. Ulises siempre es muy dramático.-Nina nos pasó de largo, la seguí y a conmigo el vampiro lastimero.

-¿Dónde habías estado? Te he buscado siglos.

-Ulises

-Bueno, una hora al menos.-Nina puso los ojos en blanco.

-He estado hablando con el resto de los chicos, están pensando en hablar con nuestro sumo señor Christopher Van Vlad.

Me giré al escuchar su nombre.

-¿Pasó algo?

-Verás, hemos querido mostrar nuestro apoyo a la causa, por lo tanto queríamos sentaros con vosotros, como un mensaje indirecto.

-Seríamos vuestro respaldo.-Dijo Ulises enorgullecido.

-¿Nuestro apoyo?

-Sí, aunque no lo parezcamos, los vampiros somos muy amables, bueno, algunos, no todos, pero si muchos, los suficientes.

-Ulises, te lías.-Nina resopló.

-Vale vale, que queremos estar en tu equipo, no nos gusta la situación actual y sabemos que a la larga vas a necesitar que más gente esté de tu lado, se avecinan tiempos convulsos.

-¿Te escuchas cuando hablas? Tiempos convulsos lo que hay que oír.-Nina me miró.-Lo que quiere decir es que se avecina una guerra, Alice.

Capítulo 9 La mesa redonda.

Llegué a la cafetería y pude ver sus miradas. Los licántropos me juzgaban, mientras las brujas conjuraban por lo bajo maldiciones hacia mi persona. Pero no podía dejarles ver que me afectaba. Nina y Ulises vinieron hasta mi mesa, dónde de pronto había mucha, pero que mucha gente.

-¿Qué pasa aquí?

Ismael se levanta, rodea la mesa y pasa el brazo sobre los hombros del vampiro.

-Aquí tu buen Christopher, el buen samaritano, ha accedido a que los licántropos se sienten con nosotros, digamos que hay conflictos de intereses en la mesa lobuna.

-¿En serio?-Miré al vampiro y este se encogió de hombros.

-Me dijiste que hiciera amigos.

Me giré hacia Nina y Ulises, que permanecían allí de pie, estoicos.

-Verás, puede que necesitemos más mesa, bastante más mesa.

Chris les miró y luego a mí.

-Los vampiros

-...se quieren sentar aquí también, como forma de protesta, por así decirlo.

Nina se adelantó.

-Puede que no seamos bien recibidos, ni queremos crear conflicto contra los licántropos ni mucho menos, pero queremos hacer esto a modo de protesta y también porque no nos sentimos cómodos sentándonos entre las brujas.

-Comprendo...-Dijo Emily.-¿Qué dice señor líder?

Christopher se señaló a si mismo.

-¿Yo?

-No veo a otro vampiro en la mesa salvo tú.

Se puso en pie y miró a sus compatriotas. Ellos se tensaron, lo percibí desde el rabillo del ojo.

-Si sentís que estáis incómodos y si preferís tomar asiento a nuestra mesa, seréis bien recibidos.

Algo en mí vibró de la emoción, apenas le había visto interaccionar con los de su propia especie y mucho menos hablar con ellos de ese modo, con tanto respeto. Nina y Ulises lo percibieron y se sintieron reconfortados.

-Ahora mismo iré a hablar con el resto.-Él parecía a punto de saltar de alegría.-Seguro que está ansiosos por unirse.

Chris asintió y Nina se inclinó levemente a modo de despedida. Aquel dúo era peculiar, pero para nada desagradable.

Renasci (Mortem 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora