Ya fuera del edificio sentí los nervios bajo mi piel, guardé el sobre en el bolsillo de mi chaqueta y caminamos hacia la parada de autobús que nos correspondía para regresar al instituto.
-El conductor dijo que tendríamos que esperar casi una hora. Lo digo por si quieres leerla, tendrás tiempo.
Asentí y saqué la carta, las manos me temblaban tanto que por poco la tiro. Respiré hondo, no quería perder el control y menos ahora. Por primera vez en semanas tenía algo que había sido de mi padre, tenía algo escrito por él y quería tomármelo con calma. Abrí la solapa del sobre, dentro había varias hojas y un anillo. Saqué la joya y la observé, era un escudo familiar. Saqué los papeles, era una carta escrita a mano:
Querida Alice, me hubiera gustado estar contigo en tu primer día de clase, pero me conformé con la llamada telefónica. Te extraño mucho, pero sé que mi tiempo se agota y no quiero hacerte presa de este sufrimiento, no quiero que me veas así.
Durante años pensé que te salvaría la vida si borraba todos mis recuerdos, que serías feliz, que crecerías como cualquier niña de tu edad. Pero no fue así, solo empeoré la situación.
Hace mucho tiempo, conocí a una mujer increíble, con mucho poder pero también fuerte y valiente. Me enamoré perdidamente de ella, y para mi suerte, ella también se enamoró de mí. Aquellos años fueron los más felices de mi vida. Vivimos nuestro romance con mucha intensidad, sin temer lo que los demás dijeran.
Durante aquellos preciosos años tu madre se embarazó de ti y eso me hizo inmensamente feliz. Para entonces tus abuelos habían fallecido en una contienda y mis padres también. Por lo que quedamos solos ella y yo, y tú. El hecho de que fuéramos a tener una hija fue nuestro orgullo, pero la desdicha y la furia de muchas otras personas.
El día en el que tú viniste al mundo, una guerra sin tregua se inició, una guerra que tenía a todo el mundo en vilo desde que tu madre había nacido. Sabíamos a lo que nos enfrentábamos cuando supimos que venías en camino. La gente pensaba en ti como en una amenaza, como en algo peligroso que había que destruir. Por eso, el día que tú naciste las brujas se lanzaron sobre nuestro hogar. Fue una batalla encarnizada de la que escapamos por los pelos, pero escapamos, contigo.
Cuando creímos que estarías a salvo, montamos nuestro pequeño hogar, un lugar seguro donde podrías vivir, empezaste a crecer y parecías una niña normal, no mostrabas signos de vampirismo ni mucho menos de magia o licantropía. Estúpidos de nosotros nos confiamos y dejamos que salieras al mundo humano. Caso error.
Lanzaste tu primer hechizo a los cinco años, haciendo florecer girasoles en invierno en el jardín trasero, seguro que ya no te acordarás. Nos encantó verte sacar tu poder, pero a la vez nos aterró que alguien lo descubriera, por eso no dejamos que fueras a clase ni que te relacionaras con otros niños hasta que entendieras que nadie debía saber lo que eras capaz de hacer. Cuando lo entendiste, dejamos que fueras al colegio como cualquier niña, porque ante todo, queríamos que tu vida fuera plena.
Pero eso solo empeoró las cosas. Ellas te encontraron y por ende nos encontraron. Cuando las vi en la puerta de casa quise cogeros a tu madre y a ti y huir lo más lejos posible. Pero me engañaron, me engañaron con falsas promesas de paz. Por aquel entonces era un acérrimo creyente de la paz entre especies, así que cedí. Pero no mandaron mensajes de paz ni trajeron palomas blancas. Sinó que tiraron dolor y sufrimiento. Le recordaron a tu madre el mal que había hecho al nacer y al luego engendrarte, ella se defendió, pero terminó maldita, una maldición irremediable y poderosa. Cuando su hija llegara a los trece, la aborrecería ante todas las cosas. Pensé en el castigo horrible al que la sometían, por un lado te vería crecer hasta los trece, por otro a partir de los trece serías su peor enemiga. Busqué mil maneras de revertir el hechizo, fuimos a hechiceros poderosos, vampiros con cientos de años conocedores de este tipo de hechizos, duendes, hadas, lobos. Fuimos a todos, pero nadie tuvo respuesta y tus trece cada vez eran más próximos.
Desde que te habíamos dicho de ocultar tus poderes, teníamos la esperanza de que se te hubieran olvidado y que ya no los usarías jamás, que serías una niña normal. Teníamos todo, las velas, la tarta.. tu madre parecía la de siempre. Pero todo cambió en cuanto entraste en casa, todo fue un caos, ella perdió el control, dejó de conocerte, te castigó por ser su hija y no serlo a la vez.
No pude soportarlo, no pude soportar que estuvieras en peligro ni mucho menos que tu madre te hiciera daño. La envié a un plano oscuro donde no podría tocarte y para mayor protección borré mis recuerdos después de enviarle un mensaje a tu tío.
Tu madre me visitó hace unas semanas, supe que estaba de vuelta pero me obligó a no decir nada mediante conjuros, a los cuales tuve que ceder. Me dijo que terminaría la misión por la cual había regresado. Pero yo sé que tú puedes curarla, que tú puedes recuperar a tu madre, traerme a Aggy de vuelta, lo sé. Confío en ti y espero que todo lo que te he contado te sirva para encontrar una cura, porque yo no he podido.
Papá.
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Renasci (Mortem 2)
FantasyAunque yo había regresado, ella también lo había hecho. Todos estábamos en peligro aunque no lo supiéramos, era peligrosa y volátil. Las brujas se habían levantado en pie de guerra y el instituto se estaba convirtiendo en un campo de batalla. Nuest...