-Creo que he encontrado algo.
Llevábamos casi dos horas buscando entre los libros, habíamos bloqueado las puertas y las ventanas con conjuros, para protegernos de un posible ataque. Olivia estaba cansada y Emily parecía de los nervios. Theo apareció entre las estanterías con un gigantesco libro de piel abierto.
-¡Creo que he encontrado una cura!
-¿Qué es? ¿De qué se trata?
-¿Os acordáis de cuando se usaban calderos y todas esas cosas para los conjuros?-Asentimos.-Pues vamos a tener que conseguir muchas cosas, pero lo encontré. Mirad.-Puso el libro en la mesa.-Es una poción, pero con algunos hechizos podría usarse como gas, tanto los vampiros como los licántropos lo olerían y podría salvarles.
-Pero los vampiros BEBIERON esa cosa, no la olieron.-Puntualicé.
-Sí, pero si hacemos el humo muy fuerte podría curarles de todos modos.
Era arriesgado, porque tendríamos que salir y exponernos al ataque de todos los vampiros y licántropos, pero si eso lograba que se curaran
-Alguien tiene que encerrarse en la cocina, los vampiros ya habrán salido de la nevera y estarán rondando por todas partes. Luego alguien tiene que ir al jardín a por algunas plantas.
-Iré yo.-Dije.-Vosotros encargaros del comedor.
-Fuera puede ser peligroso Ali.-Comentó Oli.-No, miraremos como hacer otras opciones...
Miré por la ventana, se alejaban en masa, docenas de brujas nos habían dejado encerrados en el instituto, podía sentir los hechizos de cúpulas sobre nuestras cabezas.
-Tampoco es que quede mucha más opción, estamos encerradas.
Salimos al pasillo, Theo iba con el libro bien pegado al pecho, mientras Olivia y Emily vigilaban la retaguardia. Yo salí en cabeza, lo primero que nos encontramos fue un lobo, que salió corriendo al verme.
-¿Qué ha sido eso?
-No lo sé, me ven y se van, no me atacan, así que puedo haceros un poco de barrera hasta llegar al comedor.
Seguimos caminando, pegados lo máximo posible a la pared. La vi primero de refilón, luego una sombra y el frufrú de la ropa.
-Un vampiro...-Susurré.-No os separéis por nada del mundo.
Avanzamos hasta llegar a las escaleras, teníamos que pasar delante de las escaleras, delante del hall y luego las otras escaleras del ala derecha, aquello era una tensión constante. Caminamos pegados, escuchaba el sonido de las garras al rozar contra el suelo y el siseo del aire cortarse al pasar los vampiros. La tensión era cada vez mayor. Hasta que uno se lanzó.
Un lobo negro se plantó delante de mí, me gruñó y me ladró. Emily se puso tensa y se cayó, haciéndola blanco fácil para otro lobo. Olive se interpuso:
-¡Expellere!
El lobo salió por los aires, mientras que el mío no me perdía de vista, sin duda tenía que ser
-¿Ismael?-Emily seguía agachada, gateó hasta llegar a mi lado y le miró.
-Emily, no te acerques Ya no está en sus cabales puede
Pero ella había estirado el brazo y el lobo le gruñía mientras enseñaba los dientes.
-¡Emily no!-La empujé de nuevo junto a Theo.
Todo se desató muy rápido, el lobo negro se lanzó sobre mí, le empujé a un lado, pero los vampiros también iniciaron su ataque. Emily lanzó una barrera, Olivia envió bolas de fuego en todas las direcciones, haciendo que se alejaran por un mal común. Pero eso no les retendría para siempre. Piensa Ali piensa. Piensa. Puse mi mano en el suelo y grité.
-¡Ruptor Terrae!-La barrera estalló y el suelo comenzó a levantarse abriéndose enormes grietas bajo nuestros pies. Los vampiros aprovecharon el caos para precipitarse, pero Olivia tomó la iniciativa y levantó la mano:
-¡Incaendium!-Una bola de fuego emergió de su mano, se hizo gigante, del tamaño de un humano y comenzó a moverse en círculos a nuestro alrededor. Era como una bola de demolición, mantenía a los vampiros y lobos a raya pero también nos permitía movernos. Pegados a la pared, pasamos las escaleras con sus vistas puestas sobre nosotros. Sabía que en preciso momento en el que Olive bajara la guardia la atacarían, poco a poco nos acercamos a la puerta del comedor, si entrábamos se agolparían todos en la puerta y no nos dejarían salir de nuevo, por lo que ir al jardín en busca de hierbas sería prácticamente imposible. La puerta estaba cada vez más cerca.
-¿Olive cuanto puedes aguantar con la barrera?
-Lo que haga falta.
-Vale.-Me giré.-Theo, dame la lista de plantas.
-¿Qué vas a?
-¡La lista!-Él me la dio a regañadientes, prácticamente se la tuve que arrancar de las manos. La barrera protectora era amplia, lo suficiente como para envolver la puerta de salida sin ser atacara, creando un pequeño tapón para que tampoco pudieran salir. Solo tenía que ser rápida.-¡Vosotros encerraros en el comedor! ¡Seré rápida!
-¡Alice no!
Me lancé contra la puerta y la abrí, fuera hacía frío y podía escuchar el ruido de los lobos que había dispersos en el interior. No se les había ocurrido salir aún y lo agradecí. Rodeé el edificio y fui directa hacia el sendero. Pasé el arco y llegué junto a la charca, pasé a su alrededor y vi el invernadero, estaba cerca. Escuché su rugido, pero nadie se acercó. Abrí la puerta acristalada y entré. Me di la vuelta y con la mano sobre el frío material susurré:
-Conversus est lapis. La puerta empezó a volverse dura como la piedra, su textura cambió y se prolongó por todas y cada una de las superficies. Me giré y miré planta por planta, a esa hora había luces activadas por lo que aún con la piedra protegiéndome podía ver. - La consilium conditorium ¿dónde está? ¡ah! ¡ahí! ¡Ya te veo!
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Renasci (Mortem 2)
FantasyAunque yo había regresado, ella también lo había hecho. Todos estábamos en peligro aunque no lo supiéramos, era peligrosa y volátil. Las brujas se habían levantado en pie de guerra y el instituto se estaba convirtiendo en un campo de batalla. Nuest...