Capítulo 33 Ser más rápido.

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-Para la próxima intentaré ser más rápido.

-Sí.-Sonreí, aunque en el fondo sentía que me quería morir, me sentía morir por dentro. La ansiedad de querer tocarle, de quererlo a mi lado, me estaba abrasando.

-¿Te encuentras mejor?

-No mucho.-Mentí, bueno, no mentí del todo, el dolor se había ido un poco, pero no estaba bien ni me encontraba mejor en mi interior.-¿Podrías quedarte un rato conmigo?

Me miró y vi que sopesaba la idea. No quería tampoco obligarlo, pero sí que quería que estuviera aquí conmigo, quería tenerle cerca de nuevo aunque fuera un rato.

-Sí, me quedo.

-Gracias.

Me tapó de nuevo y se hizo el silencio, pero no un silencio incómodo, sino uno reconfortante.

Theo salía de su clase cuando las brujas le rodearon.

-¿Necesitáis algo?

-¿Tú de qué vas?

-¿Perdona?

Las miró confundido, ¿había pasado algo y él no se había enterado?

-Tú eres uno de los nuestros, un brujo como nosotros.-Terció un alumno que reconoció al instante, era el chico que había hecho las pruebas para el equipo de fútbol. El que por poco mata a Olivia.-No tendrías que estar confraternizando con los chupasangres y los perros.

-¿De qué me estás hablando?

-Queremos saber a qué bando perteneces Theo.-Le increpó otra chica.-¿Eres parte de los brujos o de los perros y los chupasangres?

-Esto es ridículo, llevamos años yendo al mismo instituto con lobos, vampiros, hadas y demás, ¿y ahora me venís con estas tonterías? Es ridículo.

-Ridículo es que un brujo como tú, de buena familia, se mezcle con perros callejeros.-Al brujo cada vez le caía peor aquel chico, se le notaba la maldad en cada una de sus palabras, le repugnaba.

-Mira, lo que yo haga con mi vida no tiene que importarle a nadie más que a mí. Si tan importante creéis que es tener a un líder, buscaros uno, pero a mí no me vengáis con vuestras tonterías de adolescentes en celo.

Una de las brujas se adelantó, furibunda.

-¡Ni siquiera deberías llamarte brujo! ¡Eres tan solo un niño mimado de una familia rica que llegó aquí y se apropió de todo! ¡Si de verdad quisieras a tus padres no les obligarías a presenciar tu asquerosa relación con ese perro!

-¡Pero si vosotras lleváis años detrás de ellos! Parecéis gatas en celo.

-Eso era antes, antes de ver que son solo una manada de perros, unos chuchos sarnosos.-Terció el brujo de nuevo. Cada vez que se metía en medio parecía caldear el ambiente.

-Mirad, me da igual vuestros absurdos cambios de humor y vuestras guerras sin sentido, yo no tengo porqué hacer lo que queráis ni mucho menos cambiar mi vida a vuestro gusto. Que tengáis buena tarde.

Y con la misma se fue, dejando en mitad del pasillo a las furibundas brujas.

Renasci (Mortem 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora