Capítulo 97 Esperanza

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La bruja de cabellos blancos llamó, no le contestaron, pero entró de todos modos, Se sentó en el suelo, a su lado. Estaba tan inmóvil como lo estaba ella en el piso de abajo. Parecía que desde que ella no estaba, él no existía.

-Chris, hola.

-Hola, Oli.

Ella se sentó y puso su mano en la rodilla del vampiro.

-¿Quieres que te traiga algo?

-No gracias Oli.

Ella pasó la mano por su nuca y le atrajo a su hombro. Le acarició suavemente el pelo.

-Duele mucho, no tener respuestas, no saber qué hacer Ni siquiera me atrevo a verla, porque no sé cómo presentarme allí con las manos vacías.

Ella se meció suavemente.

-Sentí lo mismo la primera vez que bajé. No comprendía a Emily ni a Ismael, no entendía su afán por verla todos los días.-Su voz era casi un susurro.-Pero al final lo hice, y comencé a verla periódicamente. Y lo entendí. No la ven por el hecho de vigilar lo que pase, la ven con la esperanza y el convencimiento de que volverá.-Agachó la cabeza para mirarle a la cara.-Quizás tú también deberías hacer lo mismo, bajar para seguir teniendo la esperanza, para seguir creyendo que sucederá.

-¿Y si no pasa? Eso solo me torturaría

-Sin ofender, pero creo que no puedes vivir más torturado de lo que lo haces. Te recuerdo que un licántropo te está trayendo sangre diariamente para que sigas con vida. Y que estás siendo acunado por una bruja.

-Es todo un honor.-Bromeó, por primera vez se dio el lujo de bromear.-Los cuidados de una bruja de fuego es todo un honor

-Ay Chris

-Ya empiezas a sonar como Rosa, cada vez que me trae la cena me dice lo mismo Ay Chris

Ella sonrió y siguió acariciando el suave pelo sin mediar más palabra.

Era bien entrada la noche cuando consiguió el valor suficiente para bajar. Lo había meditado después de escuchar las palabras de su amiga. No podría pasar toda la vida escapando de la realidad. El instituto estaba en silencio, no había nadie a esas horas de la noche. Caminó lentamente hacia la puerta. Una voz en su interior le decía que no estaba listo, que tenía que irse, que era mejor seguir encerrado en su mundo y no enfrentar la realidad. Pero otra anhelaba su contacto, volver a verla. La última vez que había estado con ella fue cuando su madre la tenía en brazos. Luego no tuvo fuerzas, a pesar de que la mujer le instaba a tener valor. Para su sorpresa la puerta no estaba cerrada. Tenso, entró, cerrando tras de si. Sintió el color a quemado, a pesar de que había pasado mucho tiempo, su piel seguía emanando lo que él consideraba un hedor. Abrió la cortina y la contempló en silencio. La piel que antes había besado, se había vuelto una costra dura como la piedra. Se sentó a su lado, al principio tenía miedo a tocarla, por si le hacía daño, pero luego se dio cuenta que ella no estaba consciente y que nada le estaba haciendo daño. Sujetó su mano y la besó con cuidado.

Renasci (Mortem 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora