Capítulo 56 Un viaje doloroso.

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Me subí al autobús que nos llevaría desde el pueblo hasta las afueras, dónde estaba el sanatorio. Pagué los dos pasajes y caminamos hacia el fondo del automóvil. No había gente, a esas horas la gente o ya estaba en sus casas o aún no había salido de trabajar.

Chris me tendió una botella de agua y bebí.

-Gracias.

-Nada.

Levanté las rodillas a la altura del pecho y abracé mis piernas.

-¿Crees que podré hacerlo?

-Estoy seguro, solo ten fe en ti.

Me reí con desdén.

-Como si me quedara de eso.

Nos esperaba tranquilamente una hora, puede que hora y media de viaje. Lo que significaba que habría que hacer tiempo, sacó un libro de la mochila y yo me acurruqué a su lado, encendí la pantalla del móvil y abrí aplicaciones al azar para pasar el rato. Pillamos un bache y el móvil se me escapó de las manos, estrellándose contra el suelo.

-Vaya mierda...-Me agaché a recogerlo, pero otro bache por poco me hace caer, suerte que me sujetó por la cintura a tiempo.

Terminé casi encima de él, lo que hizo que nos apartáramos incómodos. Nos quedamos en silencio un buen rato, no sabía que hacer, no quería mirar más el móvil, tampoco acercarme a la ventanilla porque daría la sensación de que me estoy apartando de él. Chris por su parte seguía mirando el libro, pero era incapaz de pasar la página. Estaba muy confusa sobre lo nuestro, desde que habíamos discutido las cosas habían sido raras e incómodas. No estaba enfadada con él ni mucho menos, pero sí que sentía cierta atracción que, como amigos, era rara. Le miré de reojo y le pillé mirándome, apartó la vista y yo también. Esto iba a ser bastante incómodo

El autobús nos dejó justo en la entrada, yo bajé primero y él me siguió. Llegamos a las puertas metálicas y timbré.

-¿Sí?

-Soy Alice Douglas, tengo una cita con la directora.

Sonó un pitido y la puerta se abrió, respiré hondo para infundirme valor, le miré y él asintió. Vamos Ali, es solo recoger unos papeles y te vas. La puerta se cerró a nuestras espaldas, seguimos la pista de tierra hasta la entrada del edificio, era prácticamente un rectángulo con cristales por toda la primera planta. En la puerta principal había una mujer uniformada de blanco.

-Por aquí por favor.

-Gracias.

La seguimos por todo el lugar. Vi a muchos pacientes en un estado parecido al de mi padre y algunos incluso peor.

Una señora no dejaba de gritar mientras la enfermera intentaba tranquilizarla.

-¡Volverá! ¡Run run run! ¡Te matará! ¡Run run run! ¡Enfadada está! ¡RUN RUN RUN!

-Josephine cálmese.

-¡No! ¡RUN RUN RUN!

Apreté el paso hasta llegar al despacho, la chica nos hizo un gesto con la mano para que entráramos.

-La está esperando.

-Gracias.

Se fue y nos dejó solos ante la puerta de roble. La abrí y entré. Una mujer muy elegante estaba sentada en el escritorio, con una amplia sonrisa, me miraba con ojos alegres, no parecía para nada la directora de un psiquiátrico.

Renasci (Mortem 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora