1 - Ilusión.

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Capítulo 1

Alan

Parecería caótico pensar que al llegar a cierta edad, todos pasamos por lo mismo.

Ansiedad, pánico, baja autoestima, crisis existencial, depresión.

Uno aprende a vivir con eso y se apega al hecho de que es "Normal" algunos lo superan antes, otros tardan más en superarlos y los demás vivimos sabiendo que si nacimos para perder, no hay otras opciones y nos terminamos acostumbrando al dolor.

Era mi último año de bachillerato, fue aún más torturante volver al colegio que quedarme en casa donde mi padre se propasaba conmigo no solo a palabras, sino también a golpes.

Que mis profesores creyeran que me metía en peleas callejeras era detestable, porque lo consideraban irresponsable, aunque de cierto modo lo era al mentirles, resultaba ser que me parecía mejor que creyeran que era un rebelde sin futuro social a decirles que sufría de violencia intrafamiliar.

Y además, le tenía terror a mi padre.

Era Marzo del 2021, llevaban tres días del mes, caminaba por el asfalto entre quebrado de San Bernardo, era la ciudad en la que vivía.

El sol me pegaba en los ojos muy fuerte, tenía mis audífonos y escuchaba a Lewis Capaldi.

Iba pensando en el otro año tedioso que me quedaba soportar en el colegio, para mi fortuna el último, no creía que tendría futuro alguno, me iba bien en física y en literatura, pero en las demás materias yo daba pena y ni siquiera me esforzaba, había perdido la fe en mí.

El colegio en el que asistía era público, pero sorprendentemente lleno de privilegios y también lleno de muchas personas que querían pisotear a otros, lo que es bastante normal de ver en un colegio secundario.

Francisco era una de esas personas, le encantaba molestarme, no ganaba nada, solo perdía el tiempo, pero personas como él, tan vacíos por dentro y con tanto tiempo de sobra, les divertía un rato.

Además de que yo era especialmente su víctima favorita, por circunstancias del pasado.

Ya lo veía a lo lejos, él y sus perros falderos estaban parados en la entrada, todos con sus motos, camisetas deportivas y sus ganas de hostigar que se olía a kilómetros.

­ —Miren quien viene... ¿No es sorprendente? Esta aquí el primer día de clases.

Me rodearon como lobos a una presa.

Uno de ellos tomo a la fuerza mis audífonos—¿Qué escuchas mariquita?

—¿Cómo que has levantado pesas no? Se me hace que al rarito se le dio por querer conquistar chicas este año— se burló otro.

Tenía los ojos puestos en ellos mientras se reían y burlaban, la verdad era que mi físico había cambiado bastante, pero no había levantado ni una mosca, me suponía que era la maldita pubertad.

—¿De verdad no tienen nada mejor que hacer?— cuestioné frustrado mientras intentaba tomar mis audífonos de quien lo había tomado.

Al parecer el sonido de mi voz llamó la atención de Francisco quién había estado solo observando silencioso reclinado sobre su moto.

Se acercó y tomó los audífonos de quién lo tenía.

—Deprimente— suspiró mientras le echaba un ojo a los mismos— Deberías comprarte unos de este siglo, ¿O acaso eres un maldito cavernícola?

Todos se pusieron a reír mientras él guardaba los audífonos en la mochila de uno de sus colegas.

­—Que tengas un lindo primer día, Gaitán— levantó la mano y sacudiéndola de burla se retiraró junto con su manada siguiéndolo.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora