Capítulo 18
Alan
Las ganas de no contener ninguno de mis deseos de tenerla así, me llevaron a perder el control mientras la besaba sin ningún tipo de delicadeza. La tenía como quería y no pensaba ser amable en ese momento, solo quería besar cada centímetro de su cuerpo sin quitarle las manos de encima.
Para mi sorpresa en un instante sentí su fuerza empujarme para atrás.
¿Esto es el karma por haberla alejado de mí cuando me besó en el escondite de Albizia?
Se salió de entre mis brazos y corrió hasta su ventana para observar con cautela.
—¡Ay mierda!—murmuró entre dientes para después alterarse considerablemente.
—¿Qué?—mi confusión también era evidente.
—Es mi mamá, mi mamá volvió.
Ok, ya valímos.
Ella empezó a entrar en pánico caminando de un lado a otro mientras que yo me puse de píe con tranquilidad y absoluta decepción tomando mi jersey de encima de la cama.
—No pienso saltar desde ahí—le dije apuntando a la ventana.
No tuvo tiempo de contestar a mi ingeniosa manera de romper la tensión, pues su aguda audición había percibido el peligro acercarse al escuchar las pisadas de tacón. La empleada para nada amigable de Heather se aproximó a tocar la puerta.
—Señorita, su madre regresó, quiere que baje a hablar con ella.
Heather abrió los ojos con terror al darse cuenta de que había olvidado ponerle seguro a la puerta.
La manilla giró sin previo aviso y tan rápido como se abrió la puerta di un salto y me escondí detras de la misma. Ocurrió en una tan diminuta fracción de segundo que Heather solo se quedó allí parada, inmóvil y con una expresión de espanto.
—¿No se iba a bañar?—cuestionó Belinda con un tono acusador—¿Qué pasa? ¿Vió un fantasma?
Ella trató de responder pero no salieron palabras de su boca mientras yo apretaba los ojos detrás de la puerta intentando no hacer ruido.
La mujer aún parada en la puerta logró ver el botiquín abierto a un lado de la cama.—¿Por qué esta abierto el botiquín? ¿Te sucedió algo?
Y cuando puso un píe dentro de la habitación, Heather por fin reaccionó.
—¡No! ¿Qué estás haciendo? ¡Te dije que no me molestaras!—se colocó en frente de ella evitándole el paso—No tienes derecho de usurpar mi habitación. Ni siquiera te dije que pasaras.
—Eres una grosera—respondió la mujer poniéndole mala cara.
—Esa eres tú—corrigió ella obligándola a retroceder fuera de la habitacion—La próxima vez pregunta antes de entrar. Ahhh y dile a mamá que ya bajo—concluyó para después cerrarle la puerta en la cara.
Estaba indeciso entre si ponerme a reír o soltar un suspiro aliviado. Heather descansó su espalda en la puerta después de cerrarla y suspiró pesadamente.
—Ok...—susurré acercándome a ella—¿Cuál es el plan?—pregunté divertido ante la situación.
Se sujetó la cabeza y se desordenó el cabello—Espera, déjame... pensar en algo.
Me mantuve callado para que Heather pudiera "pensar" pero le tomó tres segundos volver a mirarme y darse cuenta de que la parte superior de mi cuerpo todavía seguía al descubierto.
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Diario de un Suicida
Ficção AdolescenteSer totalmente consumido por la aflicción resulta desesperante para Alan, quien resignado a darle otra oportunidad a la vida, toma una decisión. Esta decisión, es obstruida inesperadamente por alguien que llega para apaciguar su dolor... Un pequeño...