27 - Caos.

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Capítulo 27

Alan

La brisa fría se daba paso por la ventana del auto que estaba diminutamente abierta y revolvía un poco mi cabello.

—¿Podrías rendirte? Tu mamá no tiene buena música—expuse intentando que la chica dejara de cambiar las canciones del autorradio por que terminaría rompiendo el botón.

—Hay una que me encanta, solo déjame encontrarla—insistió sin quitar sus ojos del aparato—¡Aquí esta!—soltó un chillido de emoción y dejó ver una sonrisa subiendo el volumen de la radio.

Era Let It All Go de Birdy y Rhodes.

Sonreí torpemente de igual forma sujetando con fuerza el volante, si había algo que ella y yo teníamos demasiado en común eran nuestros gustos musicales.

Estábamos volviendo, habíamos pasado unas cuatro horas en la casa antes de darnos cuenta de que ya era jodidamente tarde. Estuvimos allí en el suelo, sobre la suave alfombra, en un momento ella había puesto su cabeza sobre mi pecho y nos pasamos todas las horas ya mencionadas hablando.

Me contó sobre la oportunidad de ir a estudiar a Ioánnina University, en Grecia, de la que le había hablando Franco. La obra que habíamos escrito juntos era perfecta para presentarla en el concurso, había sido su primer trabajo y estaba seguro de que el mejor y no porque lo hubiese escrito conmigo, sino porque con ese, ella descubrió que era lo que quería hacer por el resto de su vida, aún sabiendo las mil y un oposiciones que pondría su madre, me dijo que no temería enfrentarla si yo estaba de su lado.

De igual forma me di cuenta de que intentó decirme alguna otra cosa muchas veces, pero no lo hizo y no quería presionarla, así que le reste importancia.

La miré a mi derecha, ella iba tarareando la canción y se me agrandó la sonrisa. Estaba perdidamente enamorado, total y completamente, tanto, que le había dicho que me mudaría a Grecia bien ella ingresara a esa universidad, para que estuviésemos cerca.

Hay personas por las que vale la pena hacer planes, y por primera vez yo tenía un deseo para mi futuro, no separarme de ella nunca.

Miró hacia mí luego y llevó su mano a mi nuca enlazando sus dedos a mi cabello y jugando con el mismo despacio—Es probable que mamá tirara mis cosas frente a la casa, por si volvía.

Resoplé un poco aunque sabía que estaba bromeando—¿Crees que te echara de la casa?—le seguí el juego.

—Es eso, o al menos me castigará de por vida.

Eso ya vendría siendo más posible.

—No te preocupes—bajé su mano de mi cabello y la sujeté con fuerza poniendo mis ojos en la carretera—Todo va estar bien, vas a ver.

Noté de reojo como se quedó mirándome en silencio. Mi curiosidad hizo que girarse a verla de nuevo y estaba sonriendo.

—¿Qué?—pregunté devolviendo mis ojos al camino nuevamente.

El hecho de que fuera conduciendo hacía casi imposible que la mirara por más de tres segundos y eso me molestaba por que me encantaba mirarla.

—Alan positivo—dijo dejando salir una risita—Me gusta.

Solo sonreí sin decir nada pero aún tenía sus ojos en mí, los podía sentir.

Dió un largo suspiro—Te amo tanto, que si el polvo de estrellas del que estoy formada pudiera ser remplazado, estoy segura de que estaría hecha del amor que te tengo.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora