14 - Charla en la enfermería.

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Capítulo 14

Heather

Estaba por llegar al colegio pero me detuve un poco antes a observar mi semblante en un pequeño espejo que llevaba siempre conmigo a todas partes. Lo levanté frente a mi rostro y noté que mis ojos estaban rojos y todavía humedecidos.

Aparté el espejo de en frente de mi cara sintiéndome patética y tomé un largo suspiro antes de limpiarme las lagrimas restantes, entonces volví al levantar el espejo para ver el resultado y me espanté de inmediato soltando un pequeño chillido.

Alan estaba parado detrás de mi sigiloso como un fantasma. Tenía la mochila en un solo hombro y sujetaba el tirante de ésta con una mano mientras que en la otra llevaba un libro.

—¡Me asustaste!—exclamé llevándome la mano al pecho—¿Cuánto llevas ahí parado?

No me respondió, se acercó a mí con lentitud y di un paso hacia atrás por instinto.

—¿Por qué lloras?—preguntó pasando su dedo índice delicadamente sobre la piel de mi mejilla derecha, quitando el último rastro de lágrima.

—No es... me... me entró arena en los ojos, es eso.

Inclinó un poco la cabeza y juntó las cejas, era obvio que no me había creido.

—Pues si encuentro a "arena" se las verá conmigo.

Sin darme cuenta mis labios se curbaron en una sonrisa triste que él devolvió.

Se había quedado cerca de mi desde el momento que limpió una de mis lagrimas. No me había dado cuenta hasta ese momento pero estábamos cara a cara.

Estábamos muy cerca.

Demasiado cerca.

De un descuido mis ojos me traicionaron y terminé llevando la mirada hasta sus labios, eso me hizo recordar que lo había besado.

Demonios.

La vergüenza volvió a mí prácticamente a la velocidad de la luz, aparté la mirada de inmediato.

—Vamos a llegar tarde—indiqué y di media vuelta rápidamente, casi corriendo me dirigí a la entrada del colegio, él venía detrás de mi conservando cierta distancia pero me estaba siguiendo.

Otra persona se me presentó delante cuando estaba por entrar y apareció tan de la nada que casi y choco con él.

Sonrió ampliamente cuando me vió.

—¿Por qué tan deprisa?—preguntó Gael alejándose un poco pues habíamos quedado prácticamente nariz con nariz.

Genial, más de esa clase de incomodidad.

Cubrí mi rostro con las manos por un momento—Perdon, yo... no te vi, lo siento.

—Sí, lo sé, aunque me estés mirando no me ves, Heather.

Bajé mis manos y lo observé con el ceño fruncido—¿Eh?

Volvió a sonreir dándose cuenta de que no había entendido a que se refería, pero después de un rato se le borró por algún motivo. Juntó las cejas mientras acercaba su cara a la mía inclinándose hacia mí.

Tragué grueso cuando se quedó solo a unos centímetros.

—¿Qué haces?—inquiri nerviosa haciendo para atrás mi rostro.

—¿Estabas llorando?

Solté un suspiro de alivio cuando me di cuenta de que solo era eso.

Tengo trauma post-beso.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora