26 - Adrenalina.

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Capítulo 26

Alan

***

Diario

26 de septiembre, 2021

Cinco minutos.

Solo fueron cinco minutos los que bastaron para darme cuenta de que soy un idiota.

Soy alguien con muchas secuelas, por eso cuando me abrí a las esperanzas también me expuse a la posibilidad de ser lastimado.

Pero fueron cinco minutos después de haber avanzado, perdido por ese vecindario de gente rica, que me di cuenta de que el responsable de mi dolor siempre había sido yo mismo.

Ella se adaptó a mí, aceptó mis cambios de humor, escuchó mis traumas, esperó pacientemente hasta que pudiera ser completamente transparente. Y aún en ese momento en el que me negué a hacer algo tan insignificante a la vista, pero importante ante sus ojos, siguió allí, parada en frente, diciéndo que me amaba tal y como era. Y no fue mucho el tiempo que tardé en entenderlo.

Ha hecho tantas cosas por mí, incluso sin darse cuenta, y no es que sienta que le debo algo, pero quiero ser al menos la mitad de bueno de lo que ella ha sido conmigo.

Hay cosas que nunca imaginé que haría, pero pensando en Heather, ya no me parece tan difícil.

***

Atravesé el gran portón del jardín y avancé con cuidado hasta el patio trasero, había mucha gente, demasiada, todo era muy elegante, estaba la gran mayoría en la pista, mientras otros solo miraban cerca de los arreglos florales.

Ese no era para nada mi ambiente, pero no me importaba, ya estaba allí después de todo.

Bien me detuve bajo la enramada a la entrada del patio y de la fiesta, sentí la mirada arrasadora de todas las personas, murmuraban sin discreción mientras me escaneaban con detención.

Al final si había regresado al sastre por el traje que llevaba puesto, aunque sin la corbata, la camisa estaba un poco desabotonada en esa zona y llevaba el saco bien planchado y mi cabello estaba arreglado. Parecía una persona totalmente diferente, nunca había asistido a un evento formal, y menos vestido como uno de ellos, tal vez esa era la razón por la que todos tenían sus ojos en mí, aunque si me detenía a pensarlo más claro, lo más probable sería que fuera por el hecho de que el hijo del hombre que había querido meter preso al Señor de esa casa en la que estaba parado, sería la razón de sus murmullos.

Fueron segundos que pasaron como años, al darme cuenta de que todos estaban mirándome, mis nervios hacían sudar mis manos y me costaba tragar saliva.

Pero entonces la vi.

La gente en la pista se apartó un poco y la divisé allí, era como una delicada flor en medio de tanta cizaña.

Se veía más que hermosa, lucía casi celestial, algo fuera de este mundo.

La sorpresa en sus ojos era evidente. Sin apartar la mirada de mí, se soltó lentamente de la mano de Gael, con quien estaba bailando.

Me acerqué sin pensarlo dos veces, atravesando esa muchedumbre que juzgaba, los nervios que habían llenado mi cuerpo segundos atrás desapreciaron completamente cuando la vi.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora