Capítulo 19
Heather
Estaba feliz.
Alan había aceptado ir a la fiesta, eso me tenía emocionada. No solo por que me encantaba estar con él, sino también por que creía que probar cosas nuevas lograría despejarle las ideas.
Mamá se dio cuenta de que estaba sonriendo como una idiota mientras miraba por la ventana del auto—Hace mucho no te veo sonreír.
Traté de disimular un poco más cuando lo notó—Hace tiempo no tengo motivos.
—Sé que has estado mal con lo de tu padre, solo quiero que...
—No digas nada mamá—la interrumpí de la manera más respetuosa posible—No quiero hablar de eso.
—Como quieras—puso su mirada en la carretera de nuevo—Hablemos de ese chico entonces ¿Cómo vas con él?
Me quedé callada, la pregunta me generó un nudo en el estomago y el instante en el que me sentía feliz desapareció.
—Voy... bien—contesté dudosa.
Ella se dió cuenta de que llevaba la cámara en uno de los bolsillos de mi mochila.—¿Esa no es mi cámara?—inquirió tomándola sin permiso.
El momento en el que se la había pedido prestada manifesté que filmaría mis avances con el caso. Al parecer se me había olvidado ese detalle, pero a ella no.
Mostró una sonrrisa de satisfacción—Con que ahora ya me trajiste lo que te pedí.
—No, eso no es...—traté de resistirme en vano, ella ya había empezado a reproducir los videos—Haz eso en otro momento, ahora estas conduciendo.
Me ignoró por completo—Veo que ahora es más abierto y hasta... ¿sonríe?—no respondí a nada, me dediqué a mirar por la ventana con expresión molesta—Y dime... ¿A vuelto a tener ideas suicidas?
—¡Mamá!—levanté la voz volteando a mirarla con rudeza.
—¿Acabas de levantarme la voz?—me miró incrédula—Deberías estar feliz por mi preocupación Heather, parece que olvidas que estas haciendo esto por la universidad de tus sueños.
Varios acontecimientos atrás hubiese pensado que tenía razón, que todo lo que quería era esa universidad, esa carrera, que mis padres estuviesen orgullosos de mí, pero las cosas habían cambiando tanto, yo había cambiado tanto. Ya nada de lo que quisé en un principio era lo que quería en ese momento.
Me volví a quedar en silencio mientras ella descubría los otros vídeos y también prestaba atención a la ruta de vez en cuando.
—¡Por Dios Heather!—dijo en un momento llamando mi atención—¿Que son esos tobillos?
Se refería a uno de los videos en donde me estaba viendo. Dejó la camara a un lado y palpó mi espalda y después mi cara.
—¿Qué haces?—pregunté confundida.
—Deberías comer más hija, estas muy delgada, no te favorece para nada.
Ya empezó.
—Pero... me hiciste el chequeo el mes pasado, dijiste que estaba en mi peso indicado.
—Pues ahora te ves muy delgada y pálida. Cuida tu alimentación ¿Esta bien? No creo que quieras seguir pareciendo un saco de huesos.
Sentí una presión en mi pecho, ese viejo sentimiento de insuficiencia había vuelto. Durante toda mi vida la que se dedicó a destruir mi autoestima más que yo misma, fue mi mamá.
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Diario de un Suicida
Genç KurguSer totalmente consumido por la aflicción resulta desesperante para Alan, quien resignado a darle otra oportunidad a la vida, toma una decisión. Esta decisión, es obstruida inesperadamente por alguien que llega para apaciguar su dolor... Un pequeño...