3 - Otro Golpe.

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Capítulo 3

Heather

Me encontraba frente a los casilleros, aún junto a ese grupo de chicos que ya había visto en mi salón de clases.

No cabía dudas de que Alan había golpeado a uno de ellos, pero también ese chico había tomado sus audífonos y mintió al respecto.

Así que no sabía que creer.

—No deberías tomar las cosas de los demás, menos de personas como él que pueden reaccionar de manera violenta—me dirigí al que había hablado antes.

—Si, él es un brabucón. Ya nos acostumbramos a su acoso—mencionó cabizbajo, pero se veía muy falso—Soy Francisco por cierto, vamos juntos a clases—levantó la vista de nuevo y meextendió  la mano con una sonrisa pícara.

Sería tonta si no me hubiese dado cuenta de la situación por su pésima actuación.

—Ahh si... Ok—respondí cortante a su saludo algo incomoda.

Después, fuí detrás de Alan.

Lo alcancé cuando estaba por doblar hacia otro pasillo.

—Creo que la violencia es una reacción muy atroz y no es justificada por nada— filosofé una vez que estuve lo suficientemente cerca.

Él se detuvo pero solo se quedó callado, ni siquiera volteó a mirarme.

—Si vuelvo a ser testigo de actos de violencia, lamentablemente tendré que reportarlo—agregué al no escuchar respuesta de su parte.

Miró sobre su hombro hacia mí sin rotar su cuerpo—¿Podrías... dejar de meterte en lo que no te importa?—su voz era casi susurrante y tenía las manos haciendo presión sobre su estomago.

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien?—indague levemente preocupada.

—Solo vete—ordenó y casi arrastrándose ingresó al baño de caballeros.

De verdad se notaba que le sucedía algo y no pensaba entrar detrás de él al baño de hombres para averiguarlo, así que solo lo esperé fuera.

Se estaba tardando demasiado.

Alan

Bien entré al baño caí en una de las esquinas, estaba en cierto modo casi agonizando del dolor.

Un tipo estaba en el baño y al verme allí tirado, solo me ignoró, se secó las manos y salió sin ningún interés.

Al parecer Heather seguía afuera debido a que escuché su voz mientras le preguntaba al sujeto:

—¿Allí dentro hay alguien más?

Que ridículo.

Ella misma me había visto entrar. Tal vez pensó que había escapado por la ventana para no volver a toparme con ella, lo hubiese hecho de no haber estado en esa situación.

—Si, Alan está en un rincón, tirado en el suelo—la tranquilidad con la que el chico lo dijo por un momento me hizo querer tener su capacidad de que todo me valiera un carajo.

Después de eso él se fue.

—¡Por Dios!—escuché a Heather alterarse.

Ella estaba indecisa entre si entrar o no entrar, pero lo hizo de todos modos.

—Oye... ¡Oye! ¿Qué tienes?-—se acercó a donde me encontraba y no respondí, casi no podía hablar­—Estas sudando... ¿Qué pasó? ¿Te duele en algún lado? ¿Tienes algún tipo de problema?—tartamudeó sus preguntas.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora