24 - Un día especial.

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Capítulo 24

Alan

Arranqué cuidadosamente una de las hojas de mi diario en la cual estaba escribiendo y la doble en medio una vez, y después otra vez y una última vez, luego tomé la cajita dorada, de tamaño solo un poco más grande que la palma de mi mano y la puse en mi bolsillo junto con la hoja de papel doblada.

Cuando di media vuelta hacia el camino la vi acercarse y me quedé embobado viéndola con una sonrisa estúpida.

Que hermosa es mi novia.

Se detuvo a unos pasos delante de mí y sonrió mirándome y luego poniendo los ojos en el globo en forma de corazón que se encontraba flotando a mi lado.

—¿Y esto?—preguntó conteniendo una risa y apuntándo hacia el globo.

—¿Esto?—dije mirándolo de igual forma— Es mi corazón. Toma. Para ti—dije agarrando su mano y cediendole el cordón el cual ataba al globo.

Rió un poco para después dejar presurosa un pequeño beso en mis labios.—Me encanta.

Rápido rodee su cintura con mis brazos y volví a besarla mientras ella se sostenía de mí y con la otra mano sujetaba el globo.

—Que linda forma de empezar el día— murmuró frotando su nariz dulcemente con la mía.

Mi sonrisa se amplió.

—Feliz cumpleaños, Heather—susurré para luego besar delicadamente su frente.

El aire estaba fresco y el día casí tan radiante como ella. No podía dejar de mirarla mientras se comía la última dona de la caja. Estábamos en el escondite de Albizia, sentados en la mesa de picnic que habíamos improvisado en una de nuestras tantas visitas a ese sitio.

Me miró de reojo y rápidamente se enderezó—¿Quieres?—preguntó con la boca llena.

Negué con la cabeza mientras sonreía y entonces continuó comiendo feliz su dona.

Noté que sus ojos cargaban con unas leves ojeras—¿Desvelo?—cuestioné acariciando su mejilla con mi mano.

Suspiró profundamente—El bendito discurso—gruñó poniendo los ojos en blanco—¿De verdad tenía que ser en mi cumpleaños?

—Hey—expresé pinchandole la mejilla haciendo que ella riera mientras alejaba mi mano—¿No lo terminaste? ¿Es eso?

—No. Si lo acabe, y... estaba pensando en ello—se miró las manos por un momento.

—¿En qué?—inqurí curioso y algo confundido.

Levantó la viata de nuevo hacia mí—Quiero escribir.—en el instante en que lo dijo se le iluminó el rostro completamente—Quiero ser escritora—añadió encorvado un sonrisa al ver la mía.

—¿Y ese cambio?

Desde siempre me había dicho que quería ser psicóloga, que lo había planeado desde siempre, que ese era el futuro que veía.

Tomó un poco de aire—Siempre pensé que sabía todo lo que quería y ya tenía todo planeado. Bueno...—pausó—hasta que te conocí. Me hiciste ver cuáles eran las cosas que realmente quería para mi vida y... quiero estudiar literatura. De verdad quiero.

Mis ojos se llenaron de luz al escucharla, dijo muchas cosas más después de eso, tal vez cosas que no llegué a escuchar del todo porque estaba ocupado viéndola hablar con tanta ilusión de todo lo que anhelaba su corazón y eso hizo derretir al mío.

Sonreí casí instantáneamente—Serás la mejor en todo lo que quieras hacer y en todo lo que te quieras convertir, puedes lograr todo lo que te propongas y aún más.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora