34 - Quietud.

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Capítulo 34

Heather

La velocidad a la que ella iba conduciendo era peligrosa.

—Ve más despacio o vas a atropellar a alguien—sugerí tranquilamente manteniendo la mirada en frente.

No respondió, se notaba de reojo que estaba enojada hasta los huesos. Después de un rato detuvo el auto delante de casa y se bajó con mucho apuro. Desabroché mi cinturón y la seguí con calma.

—¿Quieres que tome medidas más drásticas?—preguntó girandose hacia mí—¿Que más tengo que hacer para alejarte de ese chico? ¿Llevarte a un internado? ¿Meterlo preso? Estas colmando mi paciencia niña.

Pero yo ya le había perdido el miedo. Aún así, no contesté nada y con total serenidad le pasé de lado y entré en la casa. Me percaté de la presencia de mi padre, de seguro había faltado a su fraudulento trabajo por supuesta preocupación. Mamá me siguió a paso rápido y azotó la puerta detrás de ella después de entrar.

—Pequeña—escuché decir al hombre acercándose a envolverme en un abrazo que no respondí—Me tenías muy preocupado.

—Deja eso, Héctor—expresó mamá poniéndose las manos en la cintura a un lado de nosotros—Tu "Pequeña" es la misma que anda liada con el hijo de Iban Gaitán. Y es también tu culpa por no hacer nada al respecto.

A él se le tensó la mandíbula pero trató de parecer calmado.

—Cariño—dijo volviendo a dirigirse a mí—¿Estas bien? ¿Qué sucedió?—me preguntó colocándome el cabello detrás de la oreja.

No voy a mentir, en ese momento sentí que me iba a ahogar en llanto.

—Pasa... que no conozco a mis propios padres.

Ambos se miraron entre sí tratando de leer entre líneas.

—¿A qué viene eso, Heather?—volvió a cuestionar el hombre.

Di un suspiro profundo lista para lo que viniese.

—Que... mi propia madre actuó como una desalmada en frente de muchas personas y me encerró durante dos semanas por haberme enamorado del chico con el que ella misma me involucró. Y tu papá... tú...—las lagrimas cayeron—Me decepcionaste y ahora siento tanta vergüenza y tanto arrepentimiento de haber confiado en ti hasta el punto de sentir que podría poner las manos al fuego por creerte.

Él abrió los ojos en gran manera, sin entender, o al menos no queriendo hacerlo—Heather... ¿Qué dices?

—No planeo decir esto en frete de mamá, creo que al menos tendrás que reunir el valor para decírle tú mismo que no soy la única que esta "liada" con un Gaitán.

En el momento en el que lo dije, pude notar a través de sus ojos que una lámpara se había encendido en su cabeza, ya había entendido a que me refería. Se quedó callado, mudo, con el rostro totalmente serio.

—No creo que después de esto queden esperanzas para la jodida relación que llevas con mamá. A pesar de que ella esté contigo solo por interés.

—¿Pero de qué diablos hablan?—la voz de ella detrás de mí se escuchó sumamente alterada.

Me giré para quedar enfrente de la misma—En cuanto a ti mamá, quiero que entiendas de una vez que ya no contraloras mi vida, que ya no tendrás derecho de interponerte en las cosa que quiera o no quiera hacer.

Me miró sorprendida al notar que seguía con mi postura firme, sin tambalear y sin agachar la cabeza ante ella como estaba acostumbrada.

—Te lo dije y te lo vuelvo a repetir—continué—No voy a estudiar Psicología, ni en UAS ni en ningún otro lado. De ahora en adelante haré las cosa que yo quiera hacer,  sin someterme a tus reglas y a tus órdenes. Voy a estudiar literatura, y si eso implica no tener tu aprobación o tener que irme de esta casa, lo haré. Te respetaré siempre por que el hecho de que seas mi madre no tiene remedio, pero ya no más de esto.

Diario de un SuicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora