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Satoru era un hijo de perra que se cogía a todas, y eso era seguro, Naoya lo conocía desde que eran pequeños, debido a sus familias y los eventos de política en los cuales los obligaban a interactuar.  Naoya sabía que, él definitivamente querría cogerse a alguien cómo Alexa y el mero pensamiento le hacía servir la sangre. Él rubio suspiró mientras mantenía su teléfono cerca de su oido y sacaba las llaves para así, bajar del vehículo. 

El peliazul no respondió, así que el terminó la llamada y pensó, pensó mientras inhalaba de su cigarrillo ¿Debería regresar a casa? ¿O debería esperarle en su departamento? O tal vez, simplemente debería quedarse callado por un tiempo hasta que tuviera más que especulaciones y pequeñas interacciones como prueba...

Él se encontraba sacando un cigarro de su cartera y lo colocó sobre sus labios, una brisa nocturna alborotó el cabello del rubio y él, exhaló el humo por su nariz. Naoya sabía que sólo tenía pedazos de información, aún así; él sabía lo que estaba pasando, recordó cómo Alexa se había congelado cuando él le preguntó para que iría al departamento de Satoru Gojo, recuerda cómo él peliblanco alzó la voz para que él se enterara que ella iría a su departamento, su despedida y el cómo le guiñó el ojo a la morena al marcharse, estando seguro de que él lo vería todo, Satoru presumía de lo que tenía, si no era de una manera, era de otra.

Mahito regresó su llamada y él comentó todo lo que había visto, pero estaba seguro que tendría que repetirlo por la mañana porque el tipo drogado, él peliazul comentó el cómo había consumido oxicodona junto con Junpei y ambos estaban bastante idos.

–Alexa, no haría eso. – dijo el pelinegro con palabras lentas, su tono muy somnoliento. –, digo... se ve cómo una buena chica...y... además... siempre estoy en su departamento y ...bueno... ella normalmente nos cuenta todo...así que...

–Junpei, tienes muucha fé en la gente.– se burló Mahito. –Dama en la calle y zorra en la cama, no lo olvides.–, el reloj de Naoya señaló la 1:30 am, se rindió con la morena y volvió a subir a su auto, las intermitentes volvieron a sonar. –No importa...–Mahito retomó el hilo – Debe follar demasiado bien... ese bastardo siempre lleva las mejores zorras a la cama ¿Recuerdas a Denisse?– Naoya soltó una risa.

–Mierda, ella si habría valido la pena.–Naoya escuchó a Mahito respirar muy pesada y lentamente.

–Entonces... ¿Sólo te acostaras con ella? ...Uhhh...El otro día parecía que estabas interesado en algo... algo más que eso ¿Me entiendes?... – el rubio pudo escuchar la burla en el tono de voz, lo conocía bastante bien cómo para saber que, si admitía querer ser más cercano a Alexa, él se burlaría.  –Intentarás... ya sabes ¿Hacerla tu novia para luego casarse?– Naoya sintió una tensión en la sien, a la vez que su mandíbula se apretaba, haciendo que sus dientes chocaran y dolieran.

–Nah, sólo es que... realmente quiero cogerla ¿Haz visto esas tetas? 

–Zenin , deberías venir para acá... ella es una zorra entoncees... tarde o temprano será tu turno de metérsela- Naoya chasqueó la lengua. Él suspiró, dejando salir la mayoría del aire de sus pulmones, cortó la llamada, subió al auto, colocó el cinturón de seguridad, encendió el auto y regresó a casa pero no sin antes:

"¿Puedo verte?"

"Mañana temprano pasaré por ti"-texteo a Alexa, quien por su lado seguía en el departamento del peliblanco.

A esas horas, ella se encontraba exhausta y a punto de quedarse dormida, su rostro escondido en el pecho del albino mientras sentía el calor de sus manos acariciarla haciéndola sentirse protegida, él la acariciaba cómo si estuviera enamorado o cómo si estuviera a punto de enamorarse de ella, y ahí estaba, lo que Suguru le había advertido al peliblanco, porque a pesar de que era algo que él hacía con regularidad, tampoco podía separar los sentimientos del sexo. En cuanto sintió que la respiración de la morena empezó a alentarse, él se apartó para observar su rostro, relajado y con el maquillaje un poco desordenado, él besó su frente y rozó sus labios con los suyos, volvió a acercarla a él para así, tenerla más cerca, ella, inconsciente lo abrazó por la cintura y él la rodeó por los hombros.

U n t o u c h a b l e | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora