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Shoko se despertaba todos los días a las seis de la mañana para alistarse e irse al hospital pero el día de hoy por alguna razón había despertado antes de su alarma, la mujer intento volver a conciliar el sueño pero fue en vano.

El silencio inundaba la oscura madrugada y ella quería respuestas, se levantó con los pies descalzos haciendo ruido cada que daba un paso y se dirigió a la habitación de Satoru, abriéndola de portazo, haciéndolo despertarse del susto.

-¡Dios, Shoko! - gritó exaltado el peliblanco. -¿Qué mierda te pasa? - se quejó volteando al reloj, la castaña ofendió la lámpara de la mesa de noche y se metió a la cama del peliblanco, recorriendolo. -¡Son las 5:15! ¡¿SE PUEDE SABER QUE MIERDA HACES DESPIERTA?!

-Pensaba que habías terminado con Denisse. - escupió la castaña, la mirada furibunda del albino recorría cada parte del rostro de la castaña

-¿Me despiertas así para esto?- preguntó, Shoko lo veía sin inmutarse, con los brazos cruzados esperando una respuesta. -Volvimos. - dijo volteando la mirada, disponiéndose a ignorar a la castaña y volver a dormir.

-No me jodas, Satoru. ¿Qué hay de la chica que trajiste el otro día? ¡Alexa! - El peliblanco abrió los ojos de par en par, ahora molesto. Se incorporó de un golpe.

-Ella sólo es mi alumna.-mintió.

-Vamos que no soy idiota. - unos pasos en la puerta de la habitación del albino llamó la atención de ambos.

-¿Qué hacen gritando a esta hora? - preguntó un malhumorado Suguru con el cabello enredado, metiéndose a la cama dejado a Shoko en medio de ambos.

-Le preguntó a Satoru el porque terminó con su novia la morena.- el peliblanco se llevó ambas manos a la cara, cubriéndose los ojos con desesperación y por el otro lado, Suguru abría los ojos de par en par.

-¿La trajiste de nuevo aquí?- Shoko estaba muy atenta al lenguaje corporal del peliblanco, tenso e incómodo.

-¡Necesitaba ayuda! ¿Ok? ¡Por eso la traje!- alzó la voz

-¿Terminaste con ella?- el peliblanco acomodó su cabello hacia atrás, su vista fija en las sábanas blancas debajo de él.

-No lo sé...

-Eres un idiota. - espetó la castaña.

-¿Qué pasó?- inquirió Suguru, confundido.

-Él está nuevamente con Denisse.- Suguru frunció el entrecejo y dirigió su mano a él.

-Queria que terminarás con ella pero no así.- declaró el pelinegro.

-Si...bueno.- empezó Satoru. -No todo va a ser como quieres Suguru.- espetó molesto, quien en respuesta arqueó una ceja. –La cagué ¿Está bien? Ni siquiera está con Naoya y yo simplemente decido creerle a ese idiota...- el trío se quedó callado y los ojos de Satoru se entornaron con tristeza, sus labios apretados y su flequillo picando sus cejas. –Ahora...¿Pueden dejarme dormir? – dijo recostándose de nuevo y colocando una almohada sobre su cabeza.

...

Las vacaciones de invierno se estaban pasando tan rápida y monótonamente que a Alexa le sorprendió ver que ya llevaba dos esculturas hechas, bueno, había completado una y estaba terminando la otra.

Había recibido su primer pago quincenal y, en cuánto el dinero le fue entregado, sintió un alivio inexplicable, la presión en el pecho que arrastraba desde hace un mes, desapareció.

Naoya iba por ella a las dos de la mañana, a su hora de salida del trabajo y también la recogía por las mañanas, el rubio aprovechaba la ausencia de Satoru para hacerle ver a Alexa lo presente que él podía estar a comparación del peliblanco.

U n t o u c h a b l e | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora