³⁸ Ignorance

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Ese mismo día...

El peliblanco se quedó ahí, en el pasillo con una sola luz cálida iluminando la puerta de madera, el albino observaba la llave que Denisse le había dado hace solo un par de días y ahora, la usaría para entrar y terminar con ella, Satoru suspiró nervioso y entró, encontrándose con Denisse dormida sobre el sillón de la sala, sus ojos hinchados y su expresión triste.

El cerró la puerta con cuidado y aún así, la despertó, poniéndola en alerta.

–Lo siento, no vi que estabas dormida. – mintió, dejando sus cosas en el piso de la entrada, evitando quitarse su saco.

Ella se incorporó, aturdida y confundida al tiempo que frotaba sus ojos con el dorso de su mano.

–No creí que fueras a venir.

– Podemos hablar mañana.– insinuó, ella agachó la mirada.

–¿Te quedarás?– preguntó esperanzada.

–No.– Denisse asintió apretando los labios, resignada. Satoru no sabía cómo comenzar, se dirigió hacia ella y se sentó en el respaldo del sillón.

–Yo... No puedo dejarte, Satoru, no puedo así que... desde hace semanas sé que... Sé que tenemos que hacerlo pero yo ... no puedo hacer nada, sólo estoy esperando a que tú lo hagas, a qué tú me dejes a mí.

Silencio, el reloj cambiando de hora, la luz cálida entre ésta dolorosa interacción.

–Quiero ser honesto... No me siento bien con lo nuestro.

–¿Es por ella?

–Es por nosotros, no funcionamos, jamás lo hemos hecho.– la rubia agachó la mirada al tiempo que se encogía, abrazando sus rodillas que se encontraban a la altura de su pecho.

–¿Por qué no me dijiste eso hace unos meses?– el peliblanco desvío la mirada. –¿Por qué ahora?

–No me hagas decírtelo.

–Es por ella.

–Alexa no tiene nada que v...–la rubia se levantó de un golpe.

–¡MIENTES!

–¡No lo hago!

–Entonces ¿Por qué ahora?– chilló la rubia tapándose los ojos, arrastrando sus lágrimas fuera de su rostro–¡¿Por qué después de que los ví tocándola?!– Satoru se quedó callado, viéndola sentado desde el sofá blanco. –No te quedes callado, no ahora que necesito que me digas él porque no quieres seguir intentándolo conmigo, no ahora, Satoru.

–Eso no fue lo que pasó.- refutó agachando la mirada. – Y no quiero decir nada que sé que te va a lastimar, sabes que odio lastimarte.

–¡¿Entonces por qué lo haces?!– dijo con su voz desgarrada, echándose a llorar, la rubia se dió la media vuelta.

–Lo siento.

–¿Estás enamorado de ella?– Satoru agachó la mirada, negando con la cabeza, negando a responder a la pregunta de la rubia.

–Yo... tal vez lo esté.– su respiración titubeó, sus mirada penetraba la de Satoru.

–Ni siquiera estás seguro. – dijo ella tapándose la boca, las lágrimas empapaban sus manos y se deslizaban por todo su brazo, terminando su recorrido en sus codos, cayendo a la alfombra y dejando pequeñas manchas. –¿Por qué siquiera regresamos? ¿Por qué si tú ya tenías algo con ella?

Su silencio la hizo desesperar, ella desvió la mirada de él.

–Yo...pensaba que ella me engañaba.– confesó. –No quería preguntarle nada así que... pensé que si ella no se lo iba a tomar en serio, yo tampoco lo haría.

U n t o u c h a b l e | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora