²⁷ Denisse y Gojo. Hambre

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Marzo 2018, antes de Alexa

–Me ha estado ignorando todo el evento. – dijo Satoru a su amigo viendo a Denisse, quien no había parado de andar de allá para acá sin dirigirle una palabra al palabra.

–Si, parecidas su perro faldero. – Se burló el pelinegro enfadando aún más a Satoru.–¿Está enojada?

–No.– respondió tajante dando un sorbo a su copa, intentando no hacer un gesto por el sabor del vino. – Ugh, no entiendo porqué hace esto,  se supone que venimos juntos y mira...– dijo dirigiendo la mirada de Suguru a la rubia quien hablaba muy alegre con un hombre de la familia Zenin, el padre de un adolescente que había desaparecido en cuanto fue presentado con todos.

–Estoy tan jodidamente harto. – dijo acabándose el vino de un solo trago.

–¿Por qué Gojo bebé así? – preguntó Nanami, colocandose a un lado de Suguru, observando a Gojo con la copa pegada a los labios.

–Su chica coquetea con un Zenin. – contestó el pelinegro y Nanami alzó las cejas en sorpresa.

–Pensé que habían terminado.– confesó Nanami, dando un sorbo a su trago, dirigiendo su vista a la rubia.

–¿Da esa impresión, Nanami? –lloriqueo el peliblanco.

–Te ignora y habla mucho con Toji ¿Qué has hecho?– Satoru frunció el entrecejo y volteó a verla, la palma de su mano descansaba sutilmente sobre el pecho del hombre, causando que Gojo se pusiera rojo del coraje.

–¿Sabes qué?– dijo alzando su copa hacia el centro del grupo– No me importa. – espetó alzando los hombros –Si ella va por allí fingiendo que está soltera y liga con hombres, yo también lo haré.

–¿También vas a ligar con hombres?– se burló Suguru, causando en Satoru una mirada furibunda que sólo hizo que Nanami soltará una carcajada.

Un mesero pasó con una charola de tragos ofreciendo cócteles y Satoru tomó un vaso y empezó a beber a fondo nuevamente, observando a la rubia reír cada vez más con el pelinegro.

Suguru y Nanami platicaban mientras Satoru sólo estaba allí, aceptando los tragos que le traían y dirigiendo su mirada cada cierto tiempo a la chica, el peliblanco no sabía para que habían venido juntos si esto era lo que iba a pasar.

–Me largo. – dijo Satoru de repente, captando a vista de sus amigos.

–No puedes irte, ¡Apenas son las nueve!– dijo Suguru, abrazando al peliblanco por encima de los hombros con uno solo de sus brazos, mientras que con el otro veía el reloj en su muñeca.

–Y no puedes irte si estas así de ebrio. – agregó el rubio viendo que Satoru se tambaleaba al estar parado. –Llama un taxi.

–Lo haré. – dijo . –Asegurense que noté que me he ido.

–No seas ridículo. – lo regañó Nanami.

–Si quieres nos ponemos a gritar y brincar como monos acompañándote a la puerta. – dijo Suguru sonriendo de oreja a oreja, ganándose una mirada inquisitiva por parte de Nanami, ya estaba un poco mareado también.

–Nos vemos. – dijo Satoru caminando hacia la entrada del salón, intentado no caerse.

El peliblanco se quedó sentado en las escaleras del hotel, mirando el mapa que proyectaba una luz, iluminando su rostro y reflejandose en sus lentes redondos. El peliblanco se encontraba esperando a que su taxi llegará, guardó su teléfono y recargó sus codos sobre sus rodillas, apoyando su cabeza, su entrecejo fruncido y sus labios acomodados en forma de un puchero.

U n t o u c h a b l e | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora