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Ella había salido a la cafetería que se encontraba en frente del edificio, honestamente era horrible pero no se sentía con ánimos de prepararse un chocolate ella misma y esto era mejor que nada. Aquel chico no le había escrito y habían pasado semanas desde su encuentro con él. Ella destapó el chocolate caliente en el ascensor dejando ver los malvaviscos flotando en el mismo, ella suspiró, realmente creyó que iba a llamarla, tal vez seguía ebrio cuando le dió su número y había olvidado su nombre o había borrado su número por accidente, el pensamiento no la hizo sentir mejor.

Cuando despertó después de la noche con él tenía moretones en el cuello y de todo tipo de marcas por sus pechos, abdomen y unos cuántos chupetones en sus muslos, además, las piernas le dolían, hace tiempo no follaba con alguien y su cuerpo había reaccionado muy sensible a él, eso o, realmente sabía lo que estaba haciendo. Ella hizo lo mejor que pudo para cubrirlo en el baño pero, Nobara se percató de las marcas, burlándose de ella pero ayudándola después de hacerlo.

Su madre le había llamado durante la última semana de vacaciones y ella lo explicó todo, poniéndose muy sentimental, pero al final a Alexa le dió la impresión de que ella lo entendió. Aunque, por otro lado, para su padre, era cómo su nunca hubiera existido, eso último pensó que sería un alivio, en realidad fue todo lo contrario.

La puerta se abrió y Yuuta se encontraba en la puerta de su departamento, con una caja de cigarros metidos en el bolso de sus jeans y uno entre sus labios, aún sin prender.

-¿Alexa? ¿Qué haces tan temprano afuera?- preguntó el pelinegro mientras quitaba el cigarro de entre sus labios.

-Fui a comprar algo.- dije, el chico dirigió su mirada a mis manos tomando el chocolate y, posteriormente a mi rostro. Sonrió de oreja a oreja, con burla. Apreté los labios intentando sofocar una sonrisa y continué caminando hacia la puerta, el sonido de mis pasos llenando el silencio. -¿Vas a fumar tan temprano?

-No es temprano si no pude dormir.

-Oh.- exclamé, intentando entrar al departamento, mis llaves se atascaron por un segundo antes de que logrará abrir, le dí el chocolate a Yuuta para evitar derramar al momento de empujar la puerta, el pelinegro comió tres malvaviscos y dió un sorbo largo a la bebida caliente, él hizo una mueca de asco.

-Entoncees... ¿Dónde estabas?- solté una risilla mientras se dirigía a la cocina y Yuuta me siguió antes de recargarse en la barra con los ojos entornados.-Digo, son las diez de la mañana y dudo que te hayas maquillado solo para ir a comprar un chocolate que sabe horrible.

-Bueno, eso es porque soy una mujer que disfruta de la rutina de maquillaje- dije bromeando, Yuuta entornó los ojos maliciosamente. -Yuuta, créeme que si hubiera salido con alguien, no me verías con mi maquillaje perfecto-, dije, arrepintiendome al instante, Yuuta soltó una carcajada y yo aparté la vista sonriendo y negando con la cabeza.

-Por cierto, desapareciste el día que salimos al bar, si no lo hubieras hecho habrías podido conocer a algunos profesores. - alcé las cejas con sorpresa mientras sacaba la bolsa de leche del refrigerador.

-Ugh, no. ¡Debe ser rarísimo encontrarse con tus profesores en un bar como esos!- Yuuta se rió con vergüenza.

-Lo es, pero sólo nos saludaron y después se fueron porque una amiga de ellos se encontraba muy ebria, creo que mi anterior profesor de anatomía artística la estaba cuidando porque no lo vi.

-Siéndote sincera, me alegro de haber desaparecido.

-Me lo imaginé.

U n t o u c h a b l e | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora