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La habitación se encontraba en un silencio mortal, Junpei estaba consiente pero murmuraba cosas que no se le entendían, Mai llegó a desesperarse y a irse de allí, así que Megumi y Alexa estaban solos en esto, ambos intentaron darle agua y una pizza que habia por ahí, pero su movimiento era tan torpe que no lograba morder las rebanadas.

El corazón de Alexa latía dolorosamente mientras con la excusa de llamarle a Yuuji, se largó se la sala dejando a Megumi y a Chooso solos

Momo no quiso explicarles nada y se largó de allí alegando que tenía que irse, y arreglar unas cosas en la fiesta, Alexa se quedó a su lado, Junpei estaba recostado por todo el sofá y ella solamente podía observarlo desde el pasillo que te llevaba a las habitaciones y al baño.

No quería estarlo cuidando, era horrible pensarlo pero... No quería hacerlo y Megumi tampoco, por lo que ambos solo esperaban con impaciencia a Yuuji, quien llegó junto con Nobara, corriendo y sudando, su cara pálida y su semblante preocupado y lo cuidó por el resto de la noche.

Alexa había salido del departamento en cuanto Yuuji llegó para ayudar a Junpei, parecía que iba a llegar tarde a algún lugar pero la verdad era que no quería ayudar ese tipo de cosas, no le sentaban nada bien porqué, además de ser una pésima cuidadora, odiaba tener que convivir en un ambiente como aquel, alguien inconsciente y todos en la casa preocupados, le recordó a papá.

Era peligroso salir tan tarde de casa pero... no estaba muy lejos de la residencia, el frío azotaba sus huesos con violencia y un sentimiento de soledad la invadió, ella sabía que no quería verlos, no quería ver a sus padres pero aún así, ninguno de ellos había hecho algún tipo de esfuerzo para contactarla... ella se sentó en una banca, con las rodillas pegándolas al pecho y su mirada baja. El top que creyó que había sido una buena idea en la mañana, se convirtió en una tortura.

Ellos realmente estaban más tranquilos sin ella y, lo que su madre le había dicho por tanto tiempo, entró en su cabeza; Tal vez ella era el problema porque, parece que a donde iba, causaba problemas, ni siquiera pudo tener una vida tranquila en Nueva York con toda esta gente nueva y este ambiente completamente diferente.

Los faros de la calle iluminaban a las docenas de coches, mientras el frío hacía que sus vidrios se empañaran por fuera.

No quería regresar al departamento, menos sabiendo que el vomito de Junpei ahora estaban por las paredes del baño y todos estarían allí. Ni siquiera quería ir por él pero se le escuchaba muy preocupado al hermano de Yuuji y tampoco quería dejarlo allí.

Era la casa de la fraternidad de Naoya y temía que él tuviera algo que ver, pensó que ni siquiera se quería enterar de lo que había pasado porque, no sabría cómo reaccionar.

Ella no iba a saber que hacer.

Nobara tampoco se encontraba en el departamento y había dejado un mensaje sobre acompañar a Maki a entrenar a quien sabe dónde.

Alexa suspiró y el vapor de su aliento ascendió por el ambiente, sacó su teléfono, viendo a ambas direcciones de la calle, vió el nombre de Satoru en sus contactos y, apretó la pantalla para llamarlo sin pensárselo mucho, la chica se puso de pie y suspiró por segunda vez.

Satoru. Satoru. Satoru.

Odiaba admitirlo pero solo podía pensar en él. Satoru inundaba su mente y sentidos, tanto que sentia impotencia por no poder sacarselo de la mente, los celos no eran por nada y... Ella realmente deseaba tenerlo sólo para ella misma porque, por más horribles que sean este tipo de situaciones, el siempre la lograba distraer, la sacaba del aburrimiento y la hacia sentir importante.

Aquella chica rubia y pequeña, Momo apenas había dicho unas cuantas palabras; algo sobre desnudar, concurso y que Junpei estaba drogado hasta los huesos.

U n t o u c h a b l e | Gojo SatoruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora