—Hinata, deberíamos volver ya —instó Sakura mientras el sonido del timbre de la escuela se escuchaba alrededor del patio—. Estaremos muertas si el profesor nos ve llegar tarde.
—¿Te da miedo el profesor Kakashi? —preguntó Ino, insinuando apenas una sonrisa.
—No me da miedo —contesto Sakura. No había mordido el anzuelo. Era un profesor muy atractivo, al menos de unos treinta y dos años, que había visto ir y venir a muchas jóvenes en su vida—. Sólo no quiero tener que tratar con él, por tener que llegar tarde.
—¿Y de veras crees que se enojara? —preguntó Hinata delicadamente.
—Escuche a Temari la otra vez decir que había sancionado a Tenten por haber llegado diez minutos después de la merienda —respondió cortante.
—¿Qué prueba tenemos? —replicó Ino—. Además, Tenten es una sabelotodo, nunca llega tarde y jamás se atrasa con los deberes. Menuda pringada.
—Sasuke lo ha visto —respondió Sakura—. Si él dice que es verdad, no necesito pruebas.
—Si, claro —dijo Hinata con sarcasmos—. Y mi madre dice que los muertos nos cantan canciones —se burló—. ¿De verdad? ¿Sasuke?
—Bien, búrlense —Sakura se puso pie y recogió su mochila—. Pero os he advertido ya.
—Sakura, por Dios... —suspiró Ino—. No puedes creerte siempre lo que dice Sasuke.
—Vosotras nunca creéis nada de lo que digo, incluso aunque tenga la prueba junto a sus tetas —su voz sonó demasiado alta.
—Aun así —señaló Hinata—. Ocho días saliendo con el más popular de la escuela y ya te crees todo lo que ese patan dice.
—No seas absurda, solo estás celosa porqué no has tenido novio después de lo qué pasó con Kiba —dijo Sakura después de echarle una mirada indiferente—. ¿Lo superaras algún día, Hinata?
Hinata percibió la tensión en torno a la boca de Sakura y la ira apenas contenida en sus ojos, bajo la gruesa capa de rímel de sus pestañas. Sakura tenía apenas diecisiete años, pero buena parte de su vida parecía la de un adulto, y no estaba acostumbrada a que sus amigas se burlaran de ella. Pero aquello no era todo. Hinata presentía algo más en su amiga aparte de su orgullo herido.
Casi se palpaba en ella una tensión demasiado parecida al miedo.
¿Miedo de que? ¿De que no llegue al día nueve en su relación con sasuke? ¡Qué tontería!
Ino compartía aquella intranquilidad. Del colegio, era la que llevaba cuatro años en el grupo de los populares. Venia de otro colegio lleno de niños ricos, pero el simple echo de recordárselo le revolvía el estómago. Se ponía de mal humor al recordar todo lo que había sufrido en la primaria, aunque después se reía de aquello.
Ahora ya parecía una veterana en el bullying, y no había nada que la intimidara ni le afectara, sobre todo porque al cumplir los dieciocho y el estar en pareja la habían cambiando, y todos lo notaban.
Le decían: "la rubia salvaje y encantadora" pues la mala ostia que tenía Ino, era interminable.
Una vez: Sakura y Hinata tuvieron que separarla de las greñas de una chica que había lanzado un beso al aire a su preciado "Galan".
A continuación, caminaron la tres hacia el pabellón norte del instituto y el frío golpeaba las mejillas sonrojadas de Hinata. Llevaba ya al menos una semana frecuentando el patio para almorzar, solamente para no tener que aguantar a los salvajes que estudiaban con ella.
Por momento odiaba tener que hacerlo, porque era invierno y el viento gélido del noroeste, hacia que hasta los árboles susurraran como si tuvieran vida propia.

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|En tus zapatos|
FanficDicen que cuando pides un deseo: a veces esta el demonio. Para joderte la vida, solamente. Una historia tan divertida y dramática tiene muchos demonios y hay que estar alerta a no caer en sus garras. Por suerte, no hablamos de uno literalmente; Hi...