26. Libertad

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Acabo de terminar de escribirlo, lo subo desde mi habitación. Mi madre no deja que salga. Ya estoy mucho mejor. Gracias por los que se preocuparon y por sus buenos deseos. Espero que disfruten el capítulo, está bien largo como les prometí.

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Aún en los brazos de Bruno, no puedo creer que el juez ha declarado a mi favor. Todos los que vinieron a apoyarme entraron por la puertesilla de madera, llegaron hasta donde estaba y comenzaron a felicitarme y darme palabras de aliento. Mis lágrimas no tardaron en salir de mis ojos y manchar mis mejillas.

¡ ¡ ¡ Soy Libre! ! ! No puedo creermelo.

Besé a Bruno con devoción y anhelo, me sentía realmente feliz, no puedo creer que este día llegaría, Brandon y Bruno si cumplieron su palabra, me sacaron de ese horrible lugar.

Me puse de pie y me encaré a todos mis conocidos.

- Les agradezco a todos los que vinieron a apoyarme, no saben cómo me siento en estos momentos. Los Amo a todos. - No pude hablar más, mis sollozos no me dejaron.

- No te preocupes nena, eres la mejor. - Dijo Leslie y vino abrazarme con fuerza.

- Todos queríamos estar contigo en un momento como éste. - Seth me desordenó el cabello.

- Eres la persona más buena que he conocido en mi vida. Sabíamos que de este lío ibas a salir tarde o temprano. - Nicole me acarició el brazo.

- La universidad no es la misma sin ti. - Raquel y Marilyn se sacaban las lágrimas.

- Bueno, bueno, ya, no hostiguen a mi pequeña. Todos iremos a celebrar nuestra victoria. - Dijo Bruno en voz alta - A menos que estés cansada. - Esto me lo dijo en un susurro cerca del oído.

- ¿Bromeas? Lo que más tengo en estos momentos es energía. -. Le dije con entusiasmo.

Todos comenzamos a salir de la habitación, para dirigirnos a los autos, pero ver a Taylor hizo que me detuviera frente a el y le diera mi mejor sonrisa. Abrí mi boca para agradecerle todo lo que hizo por mi, pero Bruno me interrumpió.

- Señor Evans...

- Taylor - Le corrigió.

- Bueno. Taylor quiero agradecerte por todo lo que hiciste por Gabriela mientras estuvo ahí dentro. Trataste por todos los medios que ella estuviera lo mejor posible, los reclusos solo pueden comer una sola vez al día, y tu lograste que pudiera comer tres veces. También que tuviera privacidad en los momentos que lo necesitaba. - Ah, con razón es que nunca entraba alguien mientras estaba en un momento de intimidad. - De Verdad que te lo agradezco. - Finalizó Bruno.

- No tienes nada que agradecer. Odio que los inocentes paguen por los delitos que un delincuente cometió. - Dijo con determinación.

- Como quiera. Gracias. - Los dos se dieron un buen apretón de manos.

Yo me limité a sonreír.

- Cuidate mucho Gabriela. - La sonrisa encantadora de Taylor se asomó por su rostro. ¿Por qué me gustará tanto su sonrisa?

- Gracias, lo haré, tu también. Y... No te olvides de tu promesa. - Su cara mostró la confusión. - Lo de seguir siendo amigos. - Le explique.

- Ah, Claro... No se me olvida. - Me sonrió.

Bruno lo invitó a que fuera con nosotros a celebrar, pero él se negó con la excusa de que tenía que llevar a los culpables a donde deberían estar, nos dijo que si acababa pronto con ese problemita nos alcanzaría. Nos despedimos y nos fuimos hacia donde nos esperaban los demás.

Amor escondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora