Espero que Brandon esté seguro de lo que dice, yo ya no quiero tener nada que ver con todo esto, quiero regresar a mi vida normal, sin tantos contratiempos, sin el temor de que alguien vuelva a lastimarme como ella lo hizo, no quiero volver a pasar por algo similar, ni a mi propio enemigo le desearía algo así.
- No te preocupes mi amor, mi hermano sabe lo que hace. - Me dice Bruno mientras me acariciaba el hombro tratando de tranquilizarme.
- Si. Confío en que todo saldrá bien. - Dije tratando de convencerme a mi misma de mis propias palabras.
En cuestión de minutos terminamos nuestro desayuno. Brandon elogio a Bruno por la comida, al parecer tenía tiempo que no probaba alimentos hechos por él, le dijo que no perdió tiempo los años que estuvo con su padre. Quiero conocer al Señor Walker Padre, al parecer es un hombre sensacional en la cocina, deben de tener razón porque si Bruno aprendió de él, me imagino como cocina.
Lavamos los trastos y salimos de mi departamento. Nos encontramos con todos los guardaespaldas cuidando la puerta, al parecer unos ya se iban, ya que ellos se habían quedado en la noche para vigilar. Los salude con una sonrisa, Martin tenía aun la cara de culpa así que me le acerqué mientras bajábamos las escaleras.
- Por favor no pongas esa cara cada vez que me veas, ya sabes que no fue tu culpa, eras un solo hombre y ellos eran demasiados. - Le hice saber - Yo agradezco que a ti no te haya pasado nada, no me lo perdonaría si tantas personas hubieran resultado heridas por mi culpa.
- Gracias por ser tan gentil conmigo. No Merezco que sea así conmigo. - Me dijo con la mirada hacia delante.
- Por nada. - Le sonreí.
Salimos del edificio, Martin me abrió la puerta de atrás y entré, Bruno me siguió atrás así que deduje que el que manejaría sería Martin, un compañero de Martin se sentó en lado del copiloto, al no ver entrar a Brandon en el auto miré hacia atrás, lo vi entrar a otro coche de color azul con otro de los guardaespaldas. En realidad no entiendo porqué tanto cuidado si los que nos secuestraron ya estaban tras las rejas, mi novio es un poco paranoico.
- No estés nerviosa - Me tranquilizó Bruno hablándome en el oído. No fue hasta ese momento que me di cuenta que me estaba mordiendo las uñas.
No dije nada, me limité a ser paciente e irme relajando con los suaves roces que me hacía Bruno con sus manos, sobre mi rodilla, mis hombros, mi cabello y mi rostro. Tener la compañía de él me hacía sentir segura y obligaba a los nervios a irse. En treinta minutos llegamos a la delegación.
Respiré hondo antes de pisar la entrada del lugar, Bruno tomó mi mano para infundirme valor, cosa que logró sin esfuerzo. Antes de poder articular alguna palabra, Brandon se nos adelantó y pidió hablar con el agente Efron, se veía muy profesional, se notaba que estaba en su aguas.
No pasaron ni dos minutos y el señor Efron estaba frente a nosotros, le dio una mirada glacial a Bruno antes de saludarnos pasándonos su enorme mano.
- Que bueno que hayan venido. Pasen por aquí - Señaló con su mano el camino.
Todos comenzamos a movernos, pero el detuvo a Bruno.
- Sólo ella y su abogado. - Le dijo con superioridad. Bruno lo miró de la misma manera que Efron lo había mirado antes.
- No te preocupes Bruno, yo estaré con ella. - Lo tranquilizó Brandon. Al parecer se dio cuenta de la tensión que había entre los dos. ¿Quién no?
Bruno asintió, se acercó a mí y me dio un beso en la frente, de deseo suerte y tomó asiento en el lugar de espera cerca de la entrada.
El señor Efron nos llevo hacia una habitación que ya había visto, siendo sincera, nunca creí ver este lugar con mis propios ojos en vida real, siempre los había visto, en novelas, películas y series, lucía igual de tétrico como en la televisión. Era el cuarto de interrogatorios, donde solo había una mesa en medio y tres sillas, dos cámaras, una en el techo y otra en un tripié de espaldas al gran espejo que cubría la mitad de la pared, las paredes eran de un gris claro, dándole un tono melancólico, me daba escalofríos estar aquí. Efron tomó asiento en la silla que estaba de espaldas al gran espejo, Brandon y yo nos sentamos frente a él. La cámara me intimidaba más que el agente y las personas que sé que están detrás del gran espejo viéndonos.
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Amor escondido
RomansaGabriela Smith cuando tenía 17 años tuvo un accidente automovilisco, esto provocó que ella perdiera la memoria y olvidara a todos sus seres queridos, entre ellos, sus padres, sus amigos y a su novio de dos años. Tiempo más tarde ella recupera alguno...