Amor escondido

38. Fiesta. (Parte 1)

Volviiiiiiiii. Perdón por tanto tiempo que no estuve. Pero aquí está un nuevo capitulo. En cuatro horas subiré otro.

Disfruten el capitulo...

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Me miro al espejo y no puedo evitar sonreír, mis mejillas aún tienen un tono rosa por todo lo sucedido en esta madrugada, mi cuerpo no puede suprimir el deseo que siente hacia mi querido Bruno que aun duerme con tranquilidad en su cama. Tengo una inmensa felicidad, no puedo aguantar las ganas de saltar, y de gritar de alegría. La espera valió la pena, Bruno es muy tierno, me trató con tanta delicadeza, era como si una aguja estuviera enamorada de un globo, siempre a su lado pero con mucho cuidado ya que sabe que puede explotar.

Aunque quisiera estar aquí en el baño recordando la fantástica noche, debo ducharme y preparar el desayuno de mi novio. Primero me cepillo los dientes con cuidado y esmero, luego me quito la toalla que tengo envuelta al cuerpo y entro a la ducha, dejo que el agua recorra todo mi cuerpo, desde la cabeza a los pies, se siente muy agradable estar así. Después de unos minutos, me volví a envolver en la toalla y salí del baño con rapidez. Al salir del baño, noté que Bruno estaba como lo había dejado, boca abajo, dejando ver su ancha y musculosa espalda, la sabana le cubría un poco el trasero. Mmmmmmm, era una vista fascinante - no pude evitar morderme el labio - y yo estaba en primera fila.

Tuve que obligarme a mí misma para poder seguir caminando y dejar de verlo. Entré al armario, fui a donde estaban mis ropas, abrí un cajón y seleccione la ropa interior, el sujetador era rojo carmesí con un bordado negro igual que las bragas. Opté por unos shorts negros con una blusa azul cielo. Ya lista salí del armario para preparar el desayuno de mi querido Bruno. Un vez más, no pude evitar quedarme como boba admirándolo. Su cabello está más largo, a comparación de la primera vez que lo vi en el restaurante, le llegaba hasta el cuello, pero ahora lo tiene por los hombros. Se le ve más hermoso de esa manera.

Me puse de pie y me encamine hasta la cocina. En ese momento me di cuenta que eran las tres de la tarde, porque mire el reloj que había en la cocina. Oh Dios mío, ¿Dormimos tanto tiempo? No es desayuno lo que debo preparar, es la comida.

Abrí la nevera para ver que hacía, pero me di cuenta que Viviana nos había dejado lista una ensalada césar, tenía un aspecto delicioso, esa mujer sabe lo que es adecuado comer cada día y en cada momento. Había suficiente para dos personas, ella ya se ha acostumbrado a que yo esté por aquí. Más adentro vi que había del zumo que a mi novio le encanta, así que lo tome y fui a buscar un vaso de cristal, cuando ya lo tenía en mis manos, vertí un poco de zumo en el vaso. Fui nuevamente a la habitación para despertar a Bruno, y darle la bebida. El continuaba durmiendo tan cómodo como un niño. Me le acerqué, coloqué el vaso en la mesa se noche y le di un beso en la mejilla.

- ¿Mmmmmm? - Dijo sin abrir los ojos.

Le di varios besos en el cuello y en los hombros. Suspiro y me regalo una fugaz sonrisa.

- Es hora de despertar mi ángel. - Le susurré al oído. Su sonrisa se agrandó más.

- Aun tengo sueño... - Inquirió con una voz ronca y muy seductora.

- Lo sé, pero, son las tres y la reunión en casa de tus padres es a las siete. - Avisé.

- ¿De verdad es tan tarde? - Dijo sin sorpresa.

- Si. Levántate, te voy a esperar para que comamos algo.

Escuché y sentí como suspiró con resignación. En todo el tiempo que he estado con él, he notado que odia tener que levantarse, nunca ha llegado tarde a una reunión o diligencia pero le cuesta mucho tener que despertarse. Quité mi cabeza de encima de su cómoda espalda, lentamente se sentó en la cama y se quedó quieto con los ojos cerrados, no pude evitar sonreír, se parecía mucho a un niño cuando se ponía se esa manera. Le acaricié el rostro con mi dedo índice, me acerqué a su cuello y lo besé muchas veces.