Luego de subirnos a su auto, condujo hasta un muy lindo y elegante restaurante. Con verlo desde fuera se notaba que era de esos restaurantes finos para personas adineradas, no quería que en nuestra primera cita el gastara tanto dinero. Nos bajamos del auto y Bruno se me quedo mirando la forma en que observaba el hermoso restaurante. Era como una cabaña moderna de dos pisos, el piso de arriba se podía ver desde abajo ya que estaba decorado con cristales , varios árboles lo rodeaban y el jardín que era maravilloso.
- ¿Te gusta?- me preguntó con una sonrisa.
- Sí, el lugar es realmente hermoso - respondí siendo sincera.
- Que bueno que te haya gustado. – Dijo. – Entremos.
Me sostuvo la mano con suavidad (cosa que me encantó y provocó que me sonrojara), caminamis con lentitud hasta llegar a la entrada echa de cristal y entramos. Un chico como de veinte y un años de edad vestido de traje se nos acercó.
- ¿Tienen reservación? - dijo el chico.
- No. - respondió Bruno.
- Entonces, no los puedo dejar pasar - nos aviso el chico.
- ¿Podrías llamar a tu superior? - preguntó Bruno con amabilidad.
- El le dirá lo mismo, pero como usted ordene. – Inquirió el chico.
El chico se fue a buscar a su superior. Bruno me miraba con ternura. Ahora que me doy cuenta, el siempre me ha mirado como si me conociera, como si estuviera enamorado de mi desde hace mucho tiempo. ¿Por qué tendré esa sensación? ¿Acaso me estoy volviendo loca?
El chico volvió, pero esta vez con un señor de cuarenta o cuarenta y cinco años de edad vestido de traje también.
- Hola señor Walker, que placer tenerlo por aquí. – Hablo el señor con energía. Su manera de hablar me acordó a Robert. - ¿Cual es el problrma? – Preguntó el señor.
- Es que me surgió un compromiso de repente y no tuve tiempo de reservar, ¿Crees que haya una mesa desocupada?
- Claro, para usted siempre habrá una mesa desocupada - miró al chico - Debiste de buscarle una mesa inmediatamente, el no se puede hacer esperar - miró nuevamente a Bruno - perdón por el inconveniente.
- No se preocupe, el solo hacía su trabajo.
El chico algo avergonzado nos llevó al segundo piso, y nos dirigió a una mesa que quedaba junto al gran cristal que sustituía la pared, dejando ver las hermosas estrellas y el bello jardín. Bruno soltó mi mano para arrastrar la silla para que yo me sentara, sentí un vacío en la palma cuando la abandono. Me deje caer sobre la silla. El chico nos pasó el menú cuando Bruno ya se había sentado.
- Pide lo que quieras.
El dijo eso, pero ¿como pedir?, todo es demasiado caro, no quería parecer de esas mujeres interesadas que sólo buscan a los hombres por el dinero, lo más barato que veo es la ensalada verde o la sopa de pescado y cuestan el doble de lo que pagaría dos taxis de ida y vuelta.
- Ahora mismo te debates entre, la ensalada y la sopa, por que es lo más barato ¿verdad? - dijo adivinando mis pensamientos - pero no te preocupes, pide lo que quieras sin mirar el precio.
No me estoy viendo el rostro y estoy segura que mi rostro tiene un leve color rosa. Sin mirar el menú, puse el dedo en una de las comidas y con eso Bruno entendió que era eso lo que quería. El llamo al joven de antes con un leve movimiento de su mano. El vino en cuestión de segundos, miró a Bruno con un poco de vergüenza.
- ¿ Ya saben lo que van a ordenar? - preguntó el chico.
- Sí, para la señorita, ensalada de camarones con pechuga asada, y vino - que bueno que no era algo desagradable - para mi, pechuga asada con papas italianas.
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Amor escondido
RomanceGabriela Smith cuando tenía 17 años tuvo un accidente automovilisco, esto provocó que ella perdiera la memoria y olvidara a todos sus seres queridos, entre ellos, sus padres, sus amigos y a su novio de dos años. Tiempo más tarde ella recupera alguno...