13. Rescate... Mi Ángel.

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Creo que estoy soñando o me he vuelto, si, eso explicaría por que mis ojos están viendo a Bruno de pie en el umbral de la puerta, al parecer he sufrido tanto que mi mente me está haciendo muy malas bromas.

Jeniffer se movió de la puerta y dejo pasar a Bruno a la habitación, el no venia solo, cuatro hombres vestidos de policía y armados también entraron. Cuando mi adorado ángel me vio tendida en el suelo, corrió hacia mi y levantó la silla del piso.

-¡Oh Dios mio! No te preocupes princesa, ya estoy aquí. - se veía muy destrozado mientras desamarraba las cuerdas. - ¿Cómo diablos amarraron esto? - sus manos estaban muy temblorosas.

- Señor, yo lo puedo ayudar - dijo uno de los policías.

- ¡No! - gritó - nadie más va a tocarla, no quiero que la miren, salgan y saquen a esa maldita mujer de mi vista.

- Como diga señor. ¿Quiere que le diga a la señorita que esta afuera que venga? - preguntó el policía con compasión.

- Sí... Por favor - susurró Bruno.

Dos oficiales esposaron a Jeniffer, y todos salieron de la habitación en silencio. El continuó soltando los nudos bien apretados, me miraba con culpa de vez en cuando, por la puerta está vez entró Nicole, me dio tanta alegría verla, por lo menos a ella no le habían hecho nada.

Cuando nos vió, corrió con prisa hacia nosotros con los ojos llorosos. Soltó una mochila en el suelo.

- ¡Oh Amiga! Siento tanto no haber podido hacer nada para ayudarte - me decía llorando mientras ayudaba a Bruno.

Yo solo me limité a sonreirle, mi voz se ha ido lejos.

Ellos terminaron de su tarea. Nicole saco una toalla de la mochila y comenzó a pasarmela por todo el cuerpo, cuando me paso la toalla por el estómago, sentí un gran dolor, siendo sincera, prácticamente todo me dolía en el cuerpo. Bruno daba vueltas por toda la habitación.

- ¿Bruno? - habló Nicole.

- ¿Sí? - contesta.

- ¿Podrías darte la vuelta? Voy a quitarle las prendas. - Casi fue un susurro. Sin pensarlo dos veces lo hizo.

Cuando me iba a quitar el sujetador, hizo un gesto pidiéndome permiso, yo asentí con la cabeza, me lo quito y comenzó a secarme la espalda y los senos, me puso otro sujetador de color negro, luego me puso un abrigo gris con un gran corazón negro en medio.

- ¿Puedes ponerte de pie? - me preguntó.

Negué con la cabeza. Y ahora que me lo pregunta, me he dado cuenta que mi cuerpo no se quiere mover a mi antojo, me he quedado quieta.

- Necesito tu ayuda Bruno.

Sin pensarlo dos veces vino hacia nosotras.

- ¿Qué pasa? - preguntó Bruno.

- Necesito quitarle los boxers, ella no se puede poner de pie. - se escuchaba dolor en sus palabras.

El se colocó detrás, con mucho cuidado puso sus manos de bajo de mis brazos y me levanto con mucha suavidad, Nicole con mucha agilidad, me sacó los boxers y comenzó a secarme de la misma forma, me puso otros boxers del mismo color del sujetador y unos pantalones de tubos negros, paso la toalla por mis pies y en el tobillo sentí un dolor tremendo, tanto que hice un gesto de dolor.

- Con cuidado Nicole - exclamó Bruno.

- Perdón. - dijo y continuó.

Ella le paso la toalla a la silla, le indico a Bruno que me volviera a sentar.

Amor escondidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora