¡Mmmmmmmm!
¿Qué es eso? Un sonido raro me despertó, y creo que viene de la cocina. ¿Será alguno de mis padres que no puede dormir? Me quite la cobija de en cima, me puse mis pantuflas y tomé camino hacia donde provenía el dichoso sonido. Baje las escaleras con lentitud, soy una persona muy asustadiza, me acerqué a la cocina encendí la bombilla y...
¡Ahhhhhhhhhhh!
Mi padre y yo gritamos al unísono, poniéndonos la mano en el pecho, cuando vimos quien era quien nos miramos y luego nos reímos a carcajadas, por el susto tan estúpido que nos dimos.
- ¿Qué Haces despierto tan tarde papá? - Dije tratando de calmar mi respiración.
- Estaba tomándome mis pastillas. - Me dijo y luego termino de beberse el vaso con agua que tenía en las manos. - Si tu madre se entera de que olvide tomarmelas, me mata. Literalmente.
- ¿Pastillas? ¿Qué Pastillas? - No sabía que debía tomarlas. - ¿Por qué debes tomar pastillas? Y ¿Por qué no sabia que tenías que tomarlas? Responde papá. - Me apresuré a decir.
- Demasiadas preguntas pequeña. - Me acariciaba la mejilla. - Estas pastillas son del corazón, las tomo por que mi corazón me ha estado dando algunos problemitas, no lo sabías por que no queríamos preocuparte. - Me dio un beso en la frente.
- ¿Cómo voy a poder estar tranquila cuando me valla, si ustedes me esconden cosas aquí? - Tomé la pequeña cajita de pastillas en mis manos. - Esta vacía. - indique.
- Si. Acabo de beberme las últimas. - Me avisó poniendo las manos en su estómago.
- ¿Cuando debes tomartelas de nuevo?
- Mañana en la noche. Pero no te preocupes, tu madre las iba a comprar mañana temprano. - Añadió.- No. Yo me encargaré de eso. - Vi que iba a negarse por lo que agregué. - Dejenme hacer eso, me deben una por haberlo mantenido en secreto.
- No quiero... Pero esta bien. - Bostezo - Me iré a dormir, tengo mucho sueño.
Antes de que se fuera, lo sostuve por el brazo para detenerlo y mirarlo fijamente.
- ¿Es muy grabe lo que tienes papá? - Quise que mi voz sonara despreocupada pero falle.
Me miró a los ojos y me dio una sonrisa cariñosa.
- No pequeña. Si lo que tengo fuera muy grabe, creeme que serías la primera en enterarte. - Me besó la frente. - Buenas noches Gabriela.
***
Lo primero que hice al despertar fue mirar mi celular. Tenía dos mensajes de Bruno, el primero era contestando el que le había mandado en la noche, y el segundo era dándome los buenos días. Baje a desayunar con mis padres a las nueve y treinta, mi madre preparo tocino con huevos revueltos y sumo de naranja. Me contaron a detalle sobre lo de mi padre, dicen que su corazón se acelera de un momento a otro, o se alenta de la misma manera, presiento que me esconden algunos detalles más importantes, pero cuando intenté indagar más, cambiaron el tema, no me gusta eso, me preocupa más.
Ayude a mi madre a cocinar, y hacer los quehaceres de la casa. Luego de comer Salimos a caminar por el vecindario, muchas personas me saludaban con mucho cariño, lamentaba que a la mitad no los reconocía, es como si estuvieran saludandome personas completamente extrañas.
Cuando ya eran las tres de la tarde, le pedí la furgoneta a mi madre para ir a la farmacia a comprar las medicinas de mi padre. Baje del auto y entre a la farmacia, me acerqué al mostrador y una señora de unos cincuenta y tantos años me saludo con una sonrisa.
- Buenas tardes señorita, ¿En que podemos ayudarla? - Me dijo educada.
- Pues... - Saque el papel que me había dado mi padre esta mañana con los nombres de las medicinas. - Quisiera que me diera estas medicinas, y por favor, dos cajitas de cada una.
- Si señorita, espere un momento. - Ella entro por una puerta que había detrás de ella, tardó varios minutos pero al fin salió. Se colocó en frente de una caja registradora. - Serán doscientos cincuenta dólares señorita.
Me sorprendí con el precio, eran muy caras estas medicinas, esto me da más razones para pensar que mi padre esta peor de lo que me están diciendo, si no fuera grabe las medicinas no fueran tan caras. Le pague a la señora, me dio las medicinas y salí. Entre a la furgoneta y me di cuenta que todavía tenía mucho tiempo. Por lo que me adentre al tráfico para ir al centro comercial. Tarde un rato para aparcar, hoy sábado estaba abarrotado de autos, al parecer todos por aquí, tuvieron la misma idea que yo. Caminé de prisa para entrar, el aire acondicionado de este lugar, era agradable, recuerdo que me gustaba venir aquí con unas personas, pero siendo sincera, no recuerdo exactamente con cuales personas. Eso de haber perdido la mitad de mis recuerdos no es bonito. Bueno... No voy a deprimirme con eso y haré lo que vine hacer aquí, a comprarle algo bonito a Bruno.
Entré a varias tiendas pero, no encontré nada que le pueda interesar a Bruno.
Mi celular sonó en mi bolsillo. Lo saque y conteste.
- ¿Si? - Conteste mientras entraba a otra tienda de hombres.
- ¿Cómo estás Chiquita? - Solo escuchar su voz me hace feliz.
- Ahora, bien. ¿Y tu que andas haciendo cariño? - Me acerqué a una relojería de hombres, se veía prometedora.
- Para eso te llamo. Quería decirte que estoy con Taylor y Seth, vamos a entrenar en el gimnasio. - Me avisó. Me gusta que Bruno y Taylor se lleven bien. - Holaaaa Gabriela - Escuché la voz de Taylor y Seth del otro lado.
- Esta bien amor, dale saludos de mi parte a ellos también.
- Le mandan saludos a los dos. - Dio mi recado.
- ¿Gabriela? ¿Eres tu? - Una voz desconocida a mi espalda habló. Me di la vuelta y el celular se estrelló contra el piso cuando vi quien estaba detrás de mi. - Si, eres tú. - Dijo con una sonrisa y otra vez con voz desconocida. ¿Qué?
- Pero... - Mi voz no salía, en frente de mi estaba de pie Bruno... Pero no, tenía el cabello corto y un poco de barba. ¿Qué está pasando?
Desde el celular que estaba en el piso, se escuchaba la voz de Bruno llamándome.
El hombre que estaba frente a mi, sonrió con malicia y con diversión.
- Contesta bebé o se va a preocupar. - Dijo refiriéndose a Bruno. Se agachó y me paso el celular.
- ¿Bruno? - hable al celular Quería comprobar que no estaba loca, ni soñando.
- ¿Qué pasó Gabriela? Escuché un golpe sordo y luego no hablabas. - Hablo Bruno del otro lado de la línea. Este hombre frente a mi no era Bruno porque el Bruno que conozco está al teléfono.
- T... Te marco en un momento. - Le dije y colgué.
Miré con más atención al hombre que tenía en frente. Si este no es Bruno ¿Por qué se le parece tanto? El me seguía mirando divertido, le parecía muy gracioso mi desconcierto, pero si le parecía divertido es que el sabe... Ósea el sabe que algo anda mal.
- ¿Quién eres? - Me atreví a preguntar.
- Oh. - Puso la mano en su estómago y entrecerró los ojos. - ¿No te acuerdas de mi, bebé? - Me dijo fingiendo dolor emocional.
- ¿Quién eres? - Volví a preguntar.
- ¿Sales con mi hermano y no sabes de mi? - ¿Hermano? Antes de poder sacar conclusiones el volvió a hablar. - Bueno, pues me presento. - Me tendió la mano. - Mucho gusto, mi nombre es Bryan Walker, el hermano gemelo de tu querido ángel.
¡¡¡¿QUÉ?!!!
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Hey! Un capítulo corto pero con una gran revelación. Se acerca el final. Oh Bryan hace rato que quería que aparezcas.
Gracias por sus votos y comentarios.
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Amor escondido
RomanceGabriela Smith cuando tenía 17 años tuvo un accidente automovilisco, esto provocó que ella perdiera la memoria y olvidara a todos sus seres queridos, entre ellos, sus padres, sus amigos y a su novio de dos años. Tiempo más tarde ella recupera alguno...