Bueno... aquí estoy, sola en una celda, realmente pequeña por cierto, finalmente tranquila, pase las últimas ocho horas con ataques de claustrofobia, al parecer luego de que me diera treinta y ocho veces seguida, llego a calmarme y respirara hondo muchas veces, los guardias tuvieron que venir en diversas ocasiones para tranquilizarme, hasta que se cansaron y me dieron unas pastillas.
Para mas desgracia, me colocaron justo al lado de la celda de la ex secretaria de quinta, en ratos ha estado callada, pero de momento a otro, dice una que otra estupidez. Yo me abstengo de decir cualquier cosa, no quiero salirme de mis casillas y hacer mas escenas de las que ya he hecho. Estoy sentada viendo todo el panorama, es una celda realmente sucia, tiene una pequeña cama (si a esto se le puede llamar cama) con un fino colchón, el cual deja sentir cada tuvo de la base, un inodoro mugriento, y un lavamanos de igual forma, no había mucho que hacer aquí. Solo me queda leer.
Si. Leer. No sé cuánto dinero tiene mi novio, o cuantas influencias tenga él y su hermano, pero los guardias, me han traído cosas que ellos han mandado como: varias mantas para ponerme el colchón más cómodo, una almohada suave, varios libros para que me entretenga, un neceser con mis cosas de higiene más importante, como cepillo dental, dentífrico, desodorante, jabón, esponja, hasta toallas femeninas (pensaron en todo), tollas normales, también algunas ropas cómodas, mi ungüento y mis pastillas para las heridas que me hizo mi querida vecina.
Siendo sincera, los dos están logrando que el tiempo que he tenido aquí, no sea tan malo, me han traído unos libros muy buenos, y a mí siempre me ha gustado leer, Bruno ha sabido encontrar libros que me fueran interesantes.
Bruno...
Estar en este lugar, sin tener nada que hacer, me da mucho tiempo para pensar, creo que demasiado. En tan poco tiempo, Bruno ha tomado gran parte de mi corazón, desde el primer momento que lo conocí, me he sentido protegida a su lado, amada, querida, completa... siento que mi vida es con él que debe funcionar. Gracias a un milagro de Dios, el siente lo mismo que yo o en el mejor de los casos, siente más que yo, de una manera irracional. Me siento mal, no por estar en este lugar horrible, sino porque sé que él lo está pasando muy mal. Estoy más que segura, que ahora está haciendo hasta lo imposible por sacarme de aquí, quisiera hacerle ver que esos esfuerzos serán en vano, que solo perderá su tiempo, pero yo sé más que nadie, que eso será como hablarle a la pared.
Es el rey de los tercos, es mi terco. No quiero que se pase toda una vida, tratando de ayudarme, quiero que sea feliz, que se encuentre a una mujer que lo ame tanto o más como yo lo amo (que lo dudo, el amor que siento por él es demasiado), que tenga una linda familia, que lo respete y lo haga sentir siempre bien y amado, que en su trabajo no le valla mal, que le valla mejor de lo que le ha ido hasta ahora. Quiero que se olvide de mi, que no haga estupideces por alguien como yo, sé que no soy una mujer mal, ni de malas intenciones, pero en este mundo hay mujeres mejores y más lindas que yo, mujeres que le pueden dar a Bruno la vida que el necesita y merece.
Le tengo miedo a lo que pueda hacer Jennifer cuando esté fuera de estas rejas, no quiero que pase como en las novelas. Que llega la parte de la antagonista y hace sufrir a los personajes principales, hace que todo le salga mal, todos llorando y tristezas y llanto, hasta que pasa esa parte de sufrimiento... ¿y? ¿llega la parte de la alegría? No lo creo, en la vida real, sólo te permiten unos pocos momentos de felicidad y luego todo acaba, sólo que en la vida real la tristeza y la oscuridad dura más.
Mi tiempo de felicidad ya acabo, mi felicidad se agotó en el momento que conocí a mi querido Bruno, todo lo que ha pasado después de eso, es un pequeño regalo divino. Que tonta soy, ya estoy llorando otra vez, se supone que debo ser fuerte, así él entenderá que esto no me afecta tanto como en realidad lo hace. Las lágrimas bajan y bajan por las comisuras de mis ojos, sin detenerse ni un momento.
ESTÁS LEYENDO
Amor escondido
RomanceGabriela Smith cuando tenía 17 años tuvo un accidente automovilisco, esto provocó que ella perdiera la memoria y olvidara a todos sus seres queridos, entre ellos, sus padres, sus amigos y a su novio de dos años. Tiempo más tarde ella recupera alguno...