6. Misantropia
¿Donde estaban todos?
-Señorita, hoy la clase no es aquí -una voz femenina me sacó de mis pensamientos. Me voltee sobre mis pies y encontré a una de las profesoras de ciencias, la cual tenia una expresión de cansancio estampada en su arrugado rostro.
No recordaba su nombre.-Ah, no lo sabía -musité.
-Ya veo.
-Y entonces, ¿dónde es la clase? -pregunté y la duda en mi voz era notoria.
-En el salón de actos y, generalmente, yo no lo llamaría "clase", es más como la visita de un científico muy famoso -explicaba ella mientras sacaba algo de su bolso.
-¿Por qué nadie me dijo?
-Quizás... ¿Porque no prestaste atención en clase? -zanjó, levantando la mirada-. Cuando seguramente tu profesora sí lo halla mencionado -comentó, sacando unas llaves de su bolso-. En fin, sal de aquí por favor, tengo que cerrar la puerta -dijo y yo solo obedecí.
Ya por el pasillo, me comencé a dirigir al salón de actos. No tardé mucho en escuchar las voces de todos a lo lejos. Se estaban riendo y hablando sin remate. Entré y una gran oleda de sudor golpeó mi rostro.
¡Qué asco! ¡Aquí olía a puta mierda!Busqué con la mirada una butaca vacía para sentarme, pero por desgracia, todas yacían con el trasero de algún estudiante. Me fui acercando hacia el escenario para pararme frente a él y observar la obra de aquel científico. Conforme me iba acercando, más miradas se posaban sobre mi.
Al fin, me acerqué lo suficiente para poder contemplar aquella obra. Al principio, el científico se presentó como Jorge. Todos le aplaudieron y él comenzó a hablar;
-Soy un científico, ¿no es así? -él preguntó y todos compartieron miradas cómplices, quedándose callados porque, ¿Por qué preguntaba eso? ¿A qué venía esa pregunta tan estúpida?
Ante el denso silencio y la sorpresa que se había formado en el ambiente, el C. Jorge prosiguió;
-Soy un científico, ¿No es así? -Volvió a preguntar y algunos comenzaron ha susurrarse cosas, mientras que otros solo observaban a Jorge con caras tipo '' no entiendo nada'' y él, al fin, terminó su frase-. Pues verán, yo no soy un científico.
Todos nos observamos muy sorprendidos, nadie se atrevía a hablar, ni siquiera yo.
-Verán, yo no soy científico, -afirmó con simpleza-, soy un psicólogo -dicho eso, la duda en el rostro de todos creció.
¿Qué mierda estaba pasando? ¿Era verdad? ¿Y los profesores? ¿No decían nada? ¿Quién era este hombre? Muchas preguntas rondaban mi cabeza, hasta que por fin escuché su voz de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
Manos Ensangrentadas © (COMPLETA✔️)
Teen FictionSheila Johnson esconde diversos secretos, entre los cuales resaltan unos muy crueles y despiadados. Su mente juega todo el tiempo con ella, haciéndole desarrollar un odio muy profano hacia la humanidad. Sus pensamientos son sumamente insólitos, des...