Capítulo 20.

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20. Lo Que Esconde


DESCONOCIDO

Miré a mis alrededores, en busca de una cara que no me fuera familiar. Pero al cabo de un rato, me di por vencido. Todas las personas presentes en la fiesta me eran conocidas. Si no fuera así, es que eran algún tipo de espía del enemigo.

Una chica pelirroja se me acercó. Era una camarera.

-¿Desea tomar algo? -preguntó ella, con los ojos abiertos de forma intermedia, y una expresión cansada. Observe la bandeja entre sus manos, habían muchas bebidas.

-Un whisky -dije al fin. Ella me lo entregó, sus ojos eran oscuros y su tez pálida.

-¿Algo más?

Negué con la cabeza, haciendo que ella se fuera. Di un largo trago a mi bebida. El líquido bajaba por mi garganta, quemando todo a su paso.

-¡Martín! -grité al verlo pasar. Él me observo de reojo, sus ojos estaban hinchados de un color rojizo y parecía estar muy ebrio.

-Hola jefe -se acercó a mi, haciendo que un fuerte olor a alcohol entrara por mis fosas nasales.

-¡Dios! ¡Apestas a alcohol! -exclame, apartandolo de mi lado-. ¿Cuánto has bebido?

-Lo suficiente como para quedarme así -Martín parecía estar al borde del desmayo. Detrás de él había un grupo de chicas que vestían muy vulgar. Se acercaron a nosotros, a Martín.

-¡Hola guapos! -exclamaron en coro. Una de ellas se acerco a mí, sentándose en mi regazo de una forma sensual.

-¿Y tú de dónde has salido? -su voz era coqueta y sexy.

Trague de mi vaso, dando poca importancia a su pregunta. Sus ojos me miraban con curiosidad.

-Soy el jefe.

Su expresión coqueta y sensual se fue a la mierda. Se levantó aterrada de mi regazo, observandome con temor. Ella era una morena de pelo negro-largo, ojos castaños, y labios carnosos. Era guapa y vestía con poca tela.

-¿Que? -quejó ella.

La tomé del brazo, haciéndola sentar de nuevo en mi regazo. Ella solo se dejaba llevar. Comenze a besar su cuello, a hundir mi cabeza en él.

-Creí entendido que al jefe no se le podían acercar putas.

-Y así era. Solo que tú eres una puta que me gusta. De mi estilo mejor dicho. -y con decir esas palabras, ella comenzó a moverse encima de mi cuerpo, haciendo movimientos atrevidos y muy sensuales.

***

-¿Lo has traído al almacén, Martin? -le pregunto a Martin, él se ve nervioso.

-Verás jefe... El tipo era...

-Solo quiero escuchar un monosílabo -lo interrumpo, ceñudo y con el entrecejo fruncido.

Sus manos se pasan por su cara, en un gesto de desesperación absoluto. Se pasea por la sala con la cabeza cabizbaja. Hasta me siento un poco mal por él. Pero no.

-¿Y si te digo que mi respuesta no puede ser contestada con un maldito monosílabo? -su voz es desgarradora.

Lo ojeo de pies a cabeza con curiosidad. Este tipo nunca para de sorprenderme.

Asiento brevemente con la cabeza, siguiendo cada uno de sus movimientos con mis ojos.
Sus castaños y caídos ojos me miran con desdén.

-El hombre tenía fuerza, -me observa y quita la mirada-. Mucha fuerza.

-¡Eso ya lo sé, imbecil! ¡Responde correcto, joder!

-¡Esta bien! ¡Esta bien! -grita con frustración. Sus ojos me critalizan al decir: -Lo hemos matado. Lo mate con mis propias manos. Lo maté. -lágrimas corren por sus mejillas-. ¿¡Que hice!? ¡Perdoname dios!

Mi cuerpo se congeló.

Mi mente quedó en blanco.

Ese hombre era la prueba.

Y ahora había muerto.

SHEILA JOSHNSON

Baje las escaleras con desgano. En la sala habían un montón de preparativos para la boda. La casa olía a perfumes, ropa nueva, chocolates... Olía genial. Habían llegado muchos familiares de Carl, incluidos sus hijos, de los que no sabía casi nada, también habían venido los familiares de mi madre. El ambiente era muy agitado y feliz.

Desde que Carl me reveló aquello, no tuve oportunidad de preguntarle nada. Él había estado muy ocupado lidiando sus cosas. En cambio, mi madre, sí me había dado algunos detalles cómo: ¿por qué mi padre hizo todo eso? Simple, era una tradición de la familia de mi padre. Aunque aún habían muchas cosas sin respuestas o que solo él podía responder.

Llegué a la cocina. Había una chica de unos diecisiete que estaba devorando los cupcakes sobre la mesa. Tenía el cabello corto, negro y lacio. Unos ojos igualitos a los de mi futuro padre. Cuando levantó su mirada me observó con curiosidad. Sus mejillas tomaron un color carmesí.

-¡Hola! -saludé con interés. Sus mejillas aún siguen coloradas.

-¿Hola? -dice ella, masticando rápidamente los últimos pedazos en su boca. Es delgada y tiene una piel llena de acné. Aún así, sigue siendo muy guapa.

-Tu debes de ser la hija de Carl-me interrumpe con la boca llena. Casi ahogandose.

-Su hijastra, para ser más exacta.

Mis ojos recorren los suyos. Quizás no la he oído bien.

-¿Disculpa?

-Así es. Soy su hijastra.

No me da tiempo a preguntarle nada. Unas grandes manos se envuelven por detrás. Son fuertes y uelen a colonia varonil.

Me giro sobre mi cuerpo. Sus oscuros ojos me observan complacidos. Su cabello sigue estando muy desordenado. Tan guapo como siempre.

-¿Akos? ¿Que coño haces aquí? -pregunté, sintiendo mi pulso acelerarse. Se aleja un poco de mi, dejandome observar sus hermosas fracciones. La hijastra o lo que sea, nos mira, sobre todo a Akos, con muchísimo interés. Hasta se limpia la boca y se sube las pestañas con los dedos. Akos hace como si no lo nota y vuelve a poner toda su atención en mi.

-Un pajarito me a contado que la tía Margaret se va a casar -dijo, poniendo los ojos en blanco.

Ignoro su comentario y conduzco la conversación en donde más me interesa.

-Explícame lo de la Extasis. Ahora mismo -sus ojos se abrieron bruscamente, me agarró del brazo, pero fui más rápida y me solté-. Voy a gritar de lo contrario.

-Sheila ¿que coño estás diciendo? Olvídate ya de todo eso -susurra con nerviosismo-. Maldita sea -suelta con rabia.

-¡Mierda! -suelto-. Hay muchas cosas de las que no sé absolutamente nada, nada. ¡¿Por qué!? -mi voz se quiebra y mis ojos arden.

-...¿Y si te digo que hay alguien detrás de todo lo que está pasando?

Lo observo shocked. Él sigue hablando:

-El pajarito no sólo me ha dicho que tu madre se va a casar... -suspira resignado y continúa- También me ha dicho que su prometido no está muy seguro.

-¿Qué mierdas estas diciendo?

-Presta atención Sheila: Carl está en peligro mortal.

__________
Continúa...

Manos Ensangrentadas © (COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora