Capítulo 24.

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24. Hora De La Verdad



-¿Conoces la Mafia Thea?

Al instante, me siento estúpida por haberle preguntado eso. Quizás haya sido la mayor estupidez que haya hecho. Jaison me observa con el ceño elevado, al igual que la comisura de sus labios. Parace estar sorprendido más que nada.

Lo observo impaciente, exhausta. Mi corazón se acelera con el pasar de los segundos. Habla.

-He preguntado algo -musito, nerviosa y con el corazón en la garganta. Él menea la cabeza, clavando su mirada en la nada.

-Lo sé.

Él luce neutro, su expresión no a cambiado. Me siento estúpida.

-¿Y...? -logro tartamudear unos cuantos monosílabos.

-Sheila, quiero que sepas ya, toda la verdad -mis cejas se elevan notablemente.

Trago grueso y espero a que continue.

-Seguramente ya sepas quien es Dominick Bleach -dice en seco, alternado la mirada entre el mesero, que ecaba de aparecer, y yo.

El mesero es un chico joven, con piel morena y rasgos asiáticos. Luce simpático.

-¿Qué desean? -pregunta, mirando el menú, un poco nervioso.

Jaison me observa por unos instantes antes de ordenar por los dos. Ha pedido mi comida favorita.

Sonrio, sintiéndome, de nuevo, estúpida.

-Entonces bien, lárgate -suelta él, devolviendo toda su atención en mi.

-Conozco a Dominick Bleach -añado-, pero nadie sabe si un hombre como él existe. Hasta yo estoy confundida.

-Preciosa -susurra, haciendo que muchos recuerdos vuelvan a mi cabeza- Dominick Bleach sí que existe.

-¡Pero! -jadeo por lo bajo.

-Escucha, Dominick Bleach es mí tío.

Mi frente se arruga. No puedo estar más confundida. Él lo nota al instante, porque agrega serio:

-Pero tranquila. Aún ni siquiera te e contado la historia -me observa con picardia- Yo sé cosas que quizás nadie sepa. Y digo quizás porque hoy te soltare toda la mierda de este círculo macabro.

Con ‹círculo macabro› Jaison se refería a la Mafia Thea.

La comida llegó en menos tiempo del que hubiera imaginando. Todo lucia delicioso. Me relami los labios, aunque en el fondo, nunca tuve hambre.

***

JAISON WILLIAM

Salimos del restaurante; ella con la cabeza baja, evitando a toda costa el contacto visual conmigo. No me molesto, solo hago que Sheila me siga hasta mi auto.

-¿A donde vamos? -carraspea, mirando con fijeza mi auto. Parece levemente sorprendida.

-A un lugar más seguro. No te puedo contar nada en un restaurante, ¿captas?

Ella solo hace un leve asentimiento, dirigiendose a la zona de copiloto.
Me siento de conductor y arranco el vehículo. Es un coche color negro; un Mercedes Benz.

Sheila mantiene su mirada en la ventana. Me duele tanto verla tan herida. Conduzco de camino a mi casa. Ella a estado ahí sólo una vez; hoy.

-¿Ya extrañas a Carl?

Ella se sobresalta al escuchar mi ronca y gruesa voz, volteando para verme.

Manos Ensangrentadas © (COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora