𝔼 𝕡 𝕚 𝕝 𝕠 𝕘 𝕠

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«★꧁༒𝔼𝕡𝕚𝕝𝕠𝕘𝕠 ༒꧂★»

«Lo que alguna
vez pareció
no tener
ninguna solución,
ahora llegó a su fin»




DOS AÑOS DESPUÉS

Hoy era el cumpleaños de Ritter, mi hermanito bebé. Hoy cumpliría dos años, y eso me hacía demasiada ilusión para ser sincera. Su nombre lo elegí yo, era un nombre alemán y su significado era «caballero».

Me gradué de la universidad e hice una carrera completa de medicina. Pronto me mudaria a mi propio departamento. Había empezado a trabajar hace unos cuantos meses en un gran restaurante, en el cual, me pegaban excelentemente bien. Carl y mamá me apoyaban en todas las decisiones que estaba tomando, hasta Carl me recomendó trabajar para él para así poder ascender a líder de una de sus empresas, aunque me acabé negando pues quería crecer en el mundo social yo sola.

En fin, hoy era el cumple de Ritter, y quería que todo saliera muy bien. Me llevaba muy bien con él. Después de todo esto, me mudaria oficialmente a mi departamento-casa.

-¿Alguien quiere pastel? -preguntó mamá. Carl asintió y se acercó para servirse, pero entonces mamá, en un movimiento rápido, lo estampó contra toda su cara. La sala entera se llenó de risas.

Carl farfulló algo antes de manchar apropósito también a mamá. Todos se reían mientras mamá y papá hacían una guerra de pastel.

Sonreí, saliendo de la sala de estar para dirijirme al jardín. Mi cuerpo requería de un poco de aire fresco.

Cuando salí al jardín, me topé con los ojos azules más profundos que conocía, el cabello azabache más salvaje, y el aura más peligrosa que desprendía. Él estaba apoyado en una de las paredes, con las manos en los bolsillos de sus pantalones, sonriendo con malicia.

Hacia dos años que no lo veía.

Mi corazón late frenéticamente, mis manos empiezan a sudar, y solo quiero correr a sus brazos, aunque no lo hago.

-Preciosa -dice, acercándose en mi dirección.

Se podría decir que estos dos años sólo lo habían vuelto aún más atractivo. Y que recuerde llamarme así me hace sonreír.

-¿Qué haces tú aquí? -mi ceño está notablemente fruncido. Retrocedo al verlo acercarse.

-Y dale con siempre preguntarme que qué hago aquí, allá... -se acerca aún más y yo por instinto retrocedo, aunque la pared detrás de mi ya no me lo permite. Estoy acorralada por Jaison-. ¿Por qué no solo te dejas llevar preciosa?

-Eso hice la última vez que te vi, y acabaste desapareciendo por dos años.

Mis palabras son crudas, duras.

Él acaricia con gentileza mis mejillas, haciéndome disfrutar de su tacto. -He sanado, tú también y esa es la única razón por la que me fui. Fue para darnos un tiempo a nosotros, a lo nuestro. Mírate -me escanea- estas mejor que nunca. Estamos estables mentalmente y eso es lo que quería.

Sin quererlo, mis ojos bajan a sus labios, él lo nota y se pasa la lengua sobre estos mismo antes de volver a hablar.

-Estás tan -susurra en mi oído- sexy en ese vestido.

Y me doi cuenta: estoy llevando un vestido negro pegado a mi figura. El vestido es bastante corto y su escote no revela tanto pero la espalda está al descubierto.

-Ahora mismo en lo único en lo que puedo pensar es en quitártelo -Mis mejillas arden ante sus palabras.

Y esa misma noche, Jaison Williams me volvió a hacer suya. Lo mejor de todo fue que, esta vez no se fue, se quedó ahí para mi.

Oficialmente se podría asegurar que habíamos iniciado algo.

the end

Manos Ensangrentadas © (COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora