Capítulo 28.

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28. Decisión Final


El sol lucía resplandeciente sobre el cielo, como siempre, tan inalcanzable y abrumador.

Cuando volví a casa, mi madre ya había reportado mi secuestro en la clínica a la policía, quien había abierto una investigación que cerraron justo cuando aparecí de nuevo en la puerta de mi casa. No les conté la verdad, no toda. Nadie sabía que fui secuestrada por Max Johnson.
Sería un secreto que me llevaría a la tumba. Muchas personas se enteraron del peligroso asunto, entre ellas, Liam. Él me intentó buscar, hizo todo lo posible, y mi desaparición le hizo darse cuenta que el tiempo era oro, y que él lo estaba desaprovechando mucho. No sabía si esto era algo negativo, pero, nuestra amistad había sido restaurada.

Y ahora me encontraba en mi cuarto, acompañada del rubio más insoportable del planeta: Liam Brown. Habíamos reanudado nuestra amistad, ¡que irónico! Estábamos jugando una partida de Parchís. Él me iba ganando, pues ya había metido dos fichas. Cuando tuve oportunidad, me comí una de sus fichas, dejándolo muy atrasado.

Llegamos al fin de la partida.

Necesitaba sacar uno para poder ganar. Uno. Uno. Uno. Uno. Uno. Uno. Uno. Uno. Porque eso era lo que me faltaba por meter mi última ficha. Pero no, Liam acababa de meter su última ficha con un seis. A esto se le llama tener mala suerte.

Le lancé una sábana, melancólica.

—¡Eres una mala perdedora! —se defendió él, lanzándome otra sábana.

—¡No lo soy! —zanjé—, ¡para ya! —reclamé ahora, al ver cómo tiraba todas mis sábanas sobre el suelo.

—Como sea —él volteó los ojos, observando un punto fijo en la pared—. ¿Cómo lo lleva tu madre? —lo escuché preguntar.

—¿Preguntas sobre la pérdida de Carl? —sonreí para mí misma— En ese caso, lo lleva bastante bien. Han pasado semanas ya.

—Cierto —exclama, acercándose peligrosamente a mi. Nuestras respiraciones se aceleran desmesurada y agitadamente. Siento el calor subir a mis mejillas. ¿Cómo es que estoy así por tan solo la caricia de su aliento en mis labios? Él parece notarlo y sonríe de lado—. ¿Estás bien Johnson? —vacila, atrapando mi labio superior entre sus dientes.

Una sensación de inquietud y malestar se posan en mi. Siento que esto no es lo que quiero. Sin darme cuenta, mi mano se coloca sobre el pecho de Liam, así, alejandolo de mi. Él frunce el ceño.

—¿Todo okey? —finje una expresión de tristeza.

—Si, es solo que—

DING DONG.

El timbre acaba de sonar. Me
levanto rápidamente de la cama, dirigiéndome a la puerta. Bajo las escaleras y siento los pasos de Liam detrás de mi. Me giro hacia él.

—¿Me estás siguiendo? —pregunto con picardia fingida. Él se lleva las manos al pecho, ofendido.

—¡Oh! Claro que no. —ataca.

—No lo parece, —me acerco a él— Liam —pronuncio su nombre con regocijo. Me alejo de él, sonriendo y siguiendo mi camino hacia la puerta.

Cuando llego al porche, abro la puerta, solo para encontrarme al chico de cabello negro, tan agitado y salvaje como siempre; sus ojos azul eléctricos y su poderosa aura. Tan peligroso como siempre. Una sonrisa de boca cerrada se posa en su cara al verme. Tan sexy como siempre, Jai.

Manos Ensangrentadas © (COMPLETA✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora