«Este es el segundo y último extra de la historia: ocurrió antes de la muerte de Emma»----
CAPÍTULO 5. La conversación.
EMMA
-¡Esta bien! -gritó mi padre con mucha melancolía. Seguido de ello, salió de mi habitación, dando un fuerte portazo, que casi me deja sin tímpano.
-Ahum... -hablé entre dientes, como mascullando y suspirando.
Era una de las primeras veces que me negaba a ello. Con "ello" me refiero a ser... Forzada.
Me tumbé en la cama. Exhalando e inhalando con resentimiento hacia todo el mundo. Odiaba aquello, odiaba a mi padre, a mi madre por... Odiaba a todo. La única razón por la cual que forcé a seguir adelanto fue María, mi hermana pequeña. No iba a dejar bajo ningún concepto que a ella le pasara lo mismo que a mí. No dejaría que ella sufriera el mismo destino "sucio" que el mío. Era un asco levantarme y verme en el espejo, yo estaba sucia, sucia por la culpa de mi padre. Y por ello tenía que proteger a María, a mí María.
Ojalá haber tenido un padre normal. Que me quisiese y me tratase bien. Como el de Sheila. A veces creo que llegué a envidiarle un poco por tener un padre tan cariñoso. Aunque tampoco deje que eso me afectara. Solo seguí adelante por una simple razón que al final acabó convirtiéndose en muchas más.
Seguí tumbada en la cama hasta que ocurrió:
Fui forzada a ello, porque nunca valió la pena negarse.
Carter, mi padre, pero que ahora prefería llamarlo por su nombre, porque no se merecía ser llamado "papá" y jamás sería digno de ello.
-¡No! -grité presta.
-¡¿Acaso te he dicho que puedes elegir?! -me observó por encima del hombro, y ahí fue donde vi que una sonrisa malévola había perforado su rostro-. A menos que quieras...
-¡Jamás! -escupí la palabra, muy molesta, conmigo por no parar ese abuso y por no poder hacer absolutamente nada. Solo ser follada como un trapo por mi propia padre, mi propia sangre. Tener una idea de aquello era repugnante.
-¡¡Que te calles, coño!! -me gritó por lo alto, entre la frustración que comenzó a sentir y el enojo. Así, agarrándome por un brazo y jalandome contra su pecho.
Esto era horrible. Horrible no, ¡horribilante!
Nunca dejaría que nadie pasara lo mismo que yo. Aunque sabía perfectamente que no podía hacer nada. Pero no se pierde nada por intentar, ¿Cierto? Pues, no dejaría que nadie se sintiera tan inútil como yo. Pero primero tendría que intentar escapar de esas manos de ogro alrededor de mí cintura, que no paraban de estrujarla con ansias.
-Otra vez no... Por favor -rogué todo lo que pude-. Por favor-
Me interrumpió él, ceñudo:
-Ya has pasado muchas veces por esta fase, y ahora, ¿Que te sorprende tanto hija?
-Eso, eso mismo, -hice referencia a sus palabras pero antes de ello una de sus manos bajo hasta mi entrepierna, haciéndome estremecer-. No lo hagas, soy tu hija, tu sangre. -rogué de nuevo, pero esta vez intenté hacer frenar a su mano, agarrándola con fuerza. El pareció ponerse nervioso en la parte en la que pronuncié "hija" como si estuviera recalcando en ella una y otra vez. Hasta que habló:
-No eres. -lo pronunció frío, seco y desabrido.
La pregunta salió casi automáticamente de mi boca:
-¿Que no soy?
Él pareció dudar, pero me respondió al cabo de un instante:
-Mi hija.
Y ahí fue donde todo mi mundo colapso. ¿No era su hija? ¿Por eso me hacía todo eso? ¿Por esa razón tenía esa vida tan repugnante?¿Y María, ella era su hija? ¿Por eso nunca la había tocado?
Pero ahora lo más importante era: salvar mi culo. Lo que hice a continuación lo hice olvidando por completo aquella locura, un embargo como soy muy gilipollas fracase.
-Ah, ahora todo tiene mas sentido -dije yo, entre jadeos y muchas ganas de llorar y gritar sin control. Solo que no lo hice, en cambio, me contuve, mordiéndome el labio inferior, con mucha fuerza.
Sus manos subieron hasta mi torso, cerca de mis pechos, y una de sus manos ahí se detuvo. En uno de mis senos. El derecho. Sentí su mano apretar mi seno con mucha fuerza, algo era claro: eso me dejaría un posible moretón. Después, su otra mano bajo a mi zona más íntima, y comenzó a tocar aquello de una manera intensa, como si de ello dependiera todo.
-¡Para! -logré decir, en un intento de parar aquello. A Carter pareció no importarle, en cambio sus manos siguieron tocando esa zona tan mojada entre mi entrepierna.
-Abre las piernas -me ordenó Carter, la persona más horrible de todo el universo. La más repugnante de todas.
No. No iba a hacerlo, sino que tenía un az bajo la manga, y si funcionaba conseguiría escapar de aquella porquería de vida. Claro, sin dejar atrás a María, aunque no fuera mi hermana de sangre, ella no tenía la culpa de nada. Ella era una niña, inocente e indefensa.
-Por favor. -rogué de nuevo, pero está vez pareció que la había liado. El rostro de Carter adaptó una forma intimidante y temible, dejándome taciturna.
-¡¡Que las abras, joder!! -repitió, pero ahora su voz era melancolíca, y se le escuchaba frustrado por hacer aquello.
Dios mío, Carter ya me había obligado muchas veces, pero y ahora, ¿Que le pasaba? Si ya me había follado otras veces, ahora no sería diferente.
Ni para mí.
Ni para seguramente él.
Después de intentar rogar un rato, perdí y obedecí su petición de abrir las piernas. Odiaba pero cedía. ¿Acaso... Tenía otra salida?
Lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas: todo lo que estaba pasando pasó a la fuerza. Quizás él se moría de placer por ello, pero yo no, yo solo me sentía maldita.
Y asqueada.
---Fin!! Este es un extra muy triste y difícil de leer, lo entiendo, pero así ya saben qué es lo que pasó Emma en sus últimos momentos. Ya iré actualizando más cositas, es decir, publicaré más extras sobre Jaison y Sheila o Carl y Margaret. Solo pido paciencia <3
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Manos Ensangrentadas © (COMPLETA✔️)
Teen FictionSheila Johnson esconde diversos secretos, entre los cuales resaltan unos muy crueles y despiadados. Su mente juega todo el tiempo con ella, haciéndole desarrollar un odio muy profano hacia la humanidad. Sus pensamientos son sumamente insólitos, des...