Capítulo 5
Los Salvadores Locos
(Nueva información agregada)Alma
Después de la sentenciada de Lucian allá en el infierno, regresé al internado. Eran como las ocho de la noche y todo el lugar estaba en silencio. Miré al cielo, respiré profundo y contuve todos mis sentimientos hasta ya no poder. Luego, empecé a sollozar en silencio cerca de un lago pequeño situado en la parte trasera del jardín Dean. Estaba decepcionada y a la vez enojada. Me sentía como una chica bipolar en su período, ─aunque en realidad nunca había experimentado eso─, y era muy frustrante sentirse así. A decir la verdad, nunca supe lo preciado que habían sido mis chasquidos hasta este día. No sabía si podría vivir con esa carga de saber que yo desde este mismo día iba a ser una tentación mayor para los hombres. ¡Qué idiotez! Si de por sí costaba alejarlos de mí cuando tenía mis chasquidos, ahora sin ellos iba a ser mucho más complicado.
Mi cuerpo empezó a temblar y quise maldecir a todo el mundo, pero me abstuve de hacerlo y mejor me senté a pensar qué hacer con mi último día de libertad.
Por un lado, quería hacer una y mil cosas para aprovechar mi último día y vengarme con todo el mundo, pero por otro, yo sólo quería rendirme y no hacer nada más que tener a Marcus en mis brazos para seguir llorando.
Era una cobarde.
Lo sabía.
No quería rendirme, pero a la vez, estaba tan abrumada por la noticia que mi mente se había bloqueado por completo. No sabía qué hacer. No sabía qué pensar.
Era una zombie viviente.
Mi vida era una mierda.
Eso si es que todavía tenía una.Pasó como una hora cuando decidí que era el momento de ir a mi habitación para convocar a los gemelos. En realidad, no podía pensar bien por más que lo intentara. Así que tal vez ellos me podían ayudar a pensar y ver qué solución le podíamos dar a toda esta locura.
Atravesé todo el jardín Dean y luego me encanimé hacia el edificio de Purcell. Iba distraída, pensando en mi vida como ángel caído, hasta que sentí una presencia sobrenatural. Rápidamente, levanté la mirada y allí vi al más grande de los idiotas. Alexander.
¿Esa fue la presencia que sentí? No le di importancia y seguí caminando rápido. Cuando vi que él quería huir, utilicé mi velocidad inhumana y me puse frente a él. Estaba furiosa y con unas enormes ganas de llorar. No era justo desahogarme con él, pero se veía tan vulnerable como cualquiera de mis víctimas a punto de morir... aunque algo en él se veía diferente.
Tenía miedo de mí.
No, no era miedo.
Era algo diferente, pero no pude lograr descifrar lo que él sentía.
¡Qué importaba!
Me acerqué a él ,y le reclamé por andarme espiando ─si es que eso andaba haciendo.
─ ¿Me andabas buscando para ver si puedes pasar una noche conmigo? ─demandé. Él me miró fijamente pero vi el pánico que tuvo al escuchar mi voz. ¿Habría cambiado? ¿Mis ojos ya no eran azules? No lo creía. Lo habría sentido.
─ ¿Qué? Eh, noooo. Yo no pretendía venir a verte ─el imbécil estaba nervioso. ¡Qué cómico! Por un momento mi enojo se fue y quise reírme de su situación incómoda, pero reprimí mi risa. Traté de seguir pareciendo enojada y decidí que desahogarme con él no era lo mejor. Él me veía perdidamente y un nudo se hizo en su garganta. ¿Un hombre nervioso por una mujer? ¡Esto era divertido!
─ Pierdes tu tiempo. Ahora desaparece de mi vista ─le dije entre dientes y no por estar enojada, sino que al ver su cara nerviosa y confusa, las ganas de reírme volvieron a surgir.
No, no podía seguir haciendo eso.
Rápidamente me moví de allí y salí huyendo. No paré de correr hasta llegar a mi habitación número 69. ¡Estúpido número de mierda! ¡Cómo lo detestaba! Pero no me importó en ese momento, y empecé a reírme altamente. Me recosté en la puerta de tanto reírme que me dieron ganas hasta de hacer pis. Traté de abrir la puerta torpemente pero la risa no me dejaba, así que, con un chasquido, la abrí y allí mi felicidad se fue.
Joder.
Ese idiota me distrajo de mi situación de mierda. Ahora toda la risa se me había ido y mis ganas de ir al baño también. Entré al cuarto decepcionada, y con un chasquido nervioso, invoqué a los Darken. Me recosté en la cama, y segundos después ya estaba llorando. Ellos llegaron con total rapidez y se posicionaron cerca de mí. No, solo Jezzy estaba aquí. Marcus todavía no había llegado. Pero Jezzy al verme llorando ─que es raro ver eso en un ángel y mucho peor en un caído─, vino rápidamente a mi lado y me abrazó. No me preguntó nada y dejó que llorara como por cinco minutos hasta que apareció Marcus.
─ Lamento mi tardan... ─se quedó a media palabra cuando me vio llorando. Preocupación cruzó por sus ojos y segundos después, él ya estaba a mi lado también.
Tuvieron que esperar otro par de minutos para que yo me calmara. Todavía seguía sollozando cuando por fin logré hablar roncamente:
─ Lo he perdido todo ─susurré a un hilo de voz. Ellos no dijeron nada y esperaron a que yo continuara.
─ Lucian... él, dijo que yo, yo, voy a perder mis, mis poderes pero que seguiré siendo un, un, un ángel ─todas mis palabras salían atropelladamente pero ellos tuvieron paciencia de escucharlo todo hasta el final. Tuve que explicarlo desde el principio hasta el final y aunque sus rostros eran impasibles, vi que un sentimiento de compasión cruzó por sus rostros. Ellos, a pesar de ser unos seres diabólicos que estaban condenados al infierno y a llevar almas hasta el segundo regreso del Hijo del Creador, se querían y se cuidaban mutuamente. Cuando yo me uní a su familia ─que fue hace más de 2500 años─, me acogieron con todo el amor que un ángel caído puede tener. Y eso sucede en raras ocasiones. No somos como los humanos de vulnerables a esos sentimientos ridículos. Para ese entonces, yo estaba destrozada y deprimida por la pérdida de mi hermano Daniel y de mi hogar. Y a pesar de que yo los odiaba de primero, ellos no me dejaron sola y siempre me apoyaron. Hasta el día de hoy no me habían fallado en ningún momento de mi maldita vida. Por mí, ellos eran capaces hasta de matar alguna que otra alma que me estuviera perturbando. Pero bueno, eso estaba fuera de contexto. La situación que yo tenía era de prioridad para los tres.
─ Ally, tú sabes que no estás sola. Aquí estamos nosotros ─me dijo Jezzy comprensivamente.
─ Y creo que he tomado la decisión de venir a vivirme aquí ─aclaró Marcus─. No voy a dejar que los idiotas de los hombres te devoren cuando yo puedo estar aquí para defenderte.
─ No, Marcus. Tenemos una vida humana en Múnich. ¿Lo recuerdas? Soy tu prometida. La hija del empresario de Heineken. Tú eres el hijo del presidente del Bayern de Múnich. ¿Cómo harás?
─ Jezzy, tú mejor que nadie sabes que eso solo cuesta un chasquido. Cambiar la mente de un humano es fácil, y de hecho, eso ya lo tenía planeado desde antes. Todos saben que mañana a primera hora vamos a mudarnos aquí.
─ ¿¡CÓMO MIERDA DICES!? ─gritó Jezzy.
─ Chicos, tranquilos ─les dije, pero por primera vez me ignoraron, aunque eso ya lo veía venir. Una pelea se desató en la habitación y se empezaron a gritar. Yo traté de acomodarme en la cama para verlos discutir y disfrutar del acto cómico que casi todos los días veía.
─ ¿ES QUE NUNCA DEJARÁS DE SER UN IDIOTA? ─gritó Jezzy.
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Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)
Fantasy¿Alguna vez has visto una chica tan hermosa y perfecta que hace babear a todo chico que se atraviesa? Parecería un milagro poder tenerla y acostarse con ella... Hasta que te das cuenta de su verdadero ser. Grave error de mi parte. Derechos Reserva...