Capítulo Final- Una Segunda Oportunidad (editado)

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Capítulo Final- Una Segunda Oportunidad

Narrador

Hotel Hudson New York, Central Park

Alma estaba sentada en la gran cama matrimonial mientras observaba cómo caía la lluvia por su ventana. Hacía un par de minutos atrás, ella había estado caminando con nerviosismo de un lado para otro por toda la habitación, pero cuando por fin se hubo agotado físicamente, se había ido a sentar junto a su novio. Éste trató de tranquilizarla en vano.
Sus piernas se movían constantemente y no dejaba de morderse el labio mientras miraba con nerviosismo hacia afuera. Sentía que los segundos eran eternos y que en algún momento, algún demonio iba a atravesar la puerta e iba a matar al amor de su vida.
- Alma, por favor, nena ─le rogó Alex por vigésima vez.
- No estaré tranquila hasta que la tormenta se haya calmado ─agregó ella, sujetándose más fuerte de la mano de su pareja.
- Y yo estaré tranquilo hasta que tú lo estés ─puntualizó él con ironía─. Cariño, me estás matando de los nervios. Tranquilízate. Estamos juntos en esto.
- Lo sé ─susurró con timidez. Se dejó abrazar por él y enterró su cabeza en el varonil pecho de su amado.
- Chicos, ¿creen que mi bebé esté bien? ─preguntó Kriss con nerviosismo.
- Él no es un bebé, tonta ─contestó su hermano con amargura─. Es un ángel caído.
- Eres un idiota sin corazón ─le reprochó ella.
- Este no es el momento de estar discutiendo sobre si Marcus es o no un bebé, no hay que bajar la guardia ni por un segundo ─les recordó Alma de mala gana.
- Oye, como no es tu hombre el que está allá ─le reclamó la humana un tanto molesta de escuchar aquello.
- Pero sí mis hermanos. Por eso no puedo estar tranquila. Necesito saber lo que está pasando. ¡Me estoy volviendo loca!
- Yo también lo estoy, pero de estarte escuchando ─contestó Kaleesha, quién estaba cuidando la puerta. Alma sólo la miró mal, pero ya no dijo nada hasta minutos después.
- Ya me dió hambre ─refunfuñó Alex─. Mi estómago exige comida. Y no sólo eso. El caprichoso demanda una pizza hawaiana.
- ¿Te atreves a pensar en comida en estos momentos? ─chilló su chica con incredulidad, pegándole un codazo en el estómago y de paso un manotazo en la cabeza. El chico la miró con resentimiento y decidió no volver a mencionar nada de comida a pesar de estarse muriendo por dentro.
- ¡La lluvia paró! ─exclamó Kriss eufórica. Todos miraron hacia la ventana y suspiraron con alivio al ver que todo había acabado.
- ¡Gracias a Dios! ─exclamó Gloria, entrando por la puerta con mucha felicidad─. Todo acabó ya. Sois libres de todo mal.
- ¡Qué felicidad! ─expresó Kriss mientras llegaba donde el ángel y la abrazaba. El ser angelical le devolvió el abrazo con mucho afecto y se dejó apapachar por ella.
- ¡Quiero mi pizza! ─aclamó Alex. Todos en la habitación rieron, y al mismo tiempo, dieron un chasquido. Cinco pizzas hawaianas aparecieron en la mesa y Alex no pudo hacer otra cosa más que correr como un niño hacia el lugar. Sus ojos oscuros se tornaron brillosos y aquella felicidad infantil fue un hecho al abrir la primer caja y devorar la primera pizza con todo su ser. Un par de minutos después, Marcus y Misael aparecieron en la habitación.
- Hola, ya llegamos los más guapos de todo el mundo ─informó el ángel caído. Kriss se lanzó sobre su chico y le dió un beso tronador en los labios. Por otro lado, Misael sólo caminó hacia su chica y la besó sin escrúpulo alguno.
- Vaya, cómo han cambiado los ángeles ─bromeó Alma.
- No hemos cambiado. Sólo que ahora se nos ha dado la oportunidad de amar libremente.
- Por cierto, ¿dónde está Azariel? ─preguntó Daniel.
- Jezzy se desmayó con el cegador poder serafín ─comentó Marcus─. Lo más seguro es que tarden un poco en venir, así que yo sugiero que empecemos sin ellos.
- Empezar qué, Marcus? ─preguntó Misael extrañado.
- ¡Empezar la fiesta! ─gritó con euforia. Todos rodaron sus ojos con exasperación.
- Gloria y yo nos vamos. Tenemos trabajo que hacer ─dijo Daniel.
- Cuídate, hermano ─dijo Alma con una sonrisa en sus labios.
- Tú también, pequeña. Y felicidades ─le apagó un ojo y se fue.
- ¿Felicidades?, ¿De qué?, ¿Por todo esto?
- No lo creo, Alma ─comentó Misael con una sonrisa de complicidad─. Tal vez después te lo explique Azariel porque yo me voy a disfrutar con mi chica.
- ¡Misael ya no es virgen! ─vociferó Marcus.
- ¡Eres un idiota! ¿Cómo te...?
- Ay, Misaelito, todos aquí lo saben ─se burló Marcus─. Alma y yo podemos ver esos cambios. También te diría que Jezzy, pero ella no está aquí, así que ya no eres más virgen. ¡Ve y disfruta de tu chica mientras puedas! Yo haré lo mismo con la mía ─y dicho esto, tomó la cintura de su amada y dió un chasquido y ambos desaparecieron.
- Maldito hijo de...
- No, Kaleesha ─le advirtió su novio─. No frente a mí.
- Pero me voy a vengar de ese imbécil. ¡Vámonos! ─gruñó ella tomando de la mano a su ángel y haciendo lo mismo que Marcus había hecho.
- Bueno, yo no tengo nada que ver aquí ─dijo Dana─. No tengo pareja porque todavía no me he vuelto cursi. Así que este es el adiós, por el momento. Nos vemos pronto.
- Adiós, querida y gracias ─dijo Alma. Dana asintió y luego voló hacia el cielo, desapareciendo en el aire.
- Okay, eso nos deja la suite sólo para nosotros ─comentó Alex con tono travieso─. Sería un desperdicio si no tomamos un baño juntos en el jacuzzi, nena. ¿Qué dices?
- Eso me parece perfecto ─respondió con una mirada coqueta. Alex sonrió como el Grinch y luego tomó a su chica de las piernas para hacer muchas travesuras con ella durante el resto del día.
Por otro lado, Azariel había llegado al apartamento antiguo para depositar a su hermosa chica en la cama. Luego, quitó los zapatos blancos de tacón alto que ella cargaba y los puso en el suelo. Cuando él iba a quitar los suyos, ella se movió un poco y el vestido corto que cargaba subió más arriba del muslo, enseñando un poco de sus bragas satinadas. Azariel tragó saliva y mordió su labio inferior con nerviosismo. Se quedó inmóvil viendo las esbeltas y blancas piernas de su chica, y no supo qué hacer. Suspiró frustrado y decidió irse para no sucumbir a la tentación.
- Te estás volviendo loco, Azariel. Necesitas controlarte ─se dijo así mismo. Iba a levantarse de aquella cama cuando una suave y pequeña mano lo detuvo.
- Quédate conmigo, Aza ─le pidió ella todavía con sus ojos cerrados.
- Has despertado ─comentó entre feliz y nervioso. Ella abrió sus ojos con lentitud, y al ver a su chico con la mejillas rojas, sonrió.
- Mi hermoso ángel protector, capitán del ejército celestial, tiene sus mejillas muy bonitas y rosadas.
- Yo... tú... ¿Estás bien, cariño?
- No, no estoy bien ─respondió ella haciendo un puchero.
- ¿Por qué?, ¿Te duele algo?, ¿Todavía te sientes mareada?, ¿Necesitas algo? ─demandó con tono preocupado.
- Necesito que me beses y me apapaches ─contestó ella. Y sin dejar que él respondiera, ella lo jaló a la cama, lo besó y lo abrazó.
- Veo que te gusta jugar mucho, Jezzy ─balbuceó en medio del beso. Atrajo a su chica y la aprisionó en sus brazos para besarla mejor. Para ese entonces, Azariel ya se había quitado los zapatos y los había aventado a alguna parte cerca de la cama.
- ¿Mi hermoso capitán todavía no está preparado para la guerra? ─preguntó ella con inocencia fingida.
- Yo siempre estoy preparado para luchar y ganar ─contestó con orgullo.
- No me has entendido, corazón ─expresó con dramatismo el ángel caído─. Yo me refiero a aquella guerra entre tú y yo, anoche, aquí en la cama, acostados. ¿Recuerdas?
- Ahhh, esa guerra la perdí desde un inicio, cariño.
- ¿Por qué lo dices? ─preguntó decepcionada.
- Estoy completamente a su merced, mi preciosa dama. Soy suyo. Puede hacer con mi vida lo que usted desee. Dios es mi primer lugar, pero tú, tú eres mi universo. El universo que Dios especialmente creó para mí. Te quiero. Te he querido desde hace un siglo atrás, pero tú nunca pusiste tus ojos en mí. No ha habido otra cosa que haya deseado que estar en tus brazos para amarte, cuidarte, protegerte, besarte, consolarte, y estar a tu lado. Sin embargo, no me apresuré y esperé por ti todo este tiempo. Ahora te tengo y no planeo dejarte ir.
- Oh por Dios, eso... eso es─las lágrimas salieron rodando por las mejillas de la joven ángel y no tenía palabras para responder todo aquello. Nunca le habían dicho algo tan tierno y dulce. No estaba preparada para eso. Definitivamente, era ella la que había perdido esa batalla, no él.
- No llores, hermosa. No quería que te pusieras así ─se lamentó. Ella sólo lo abrazó más y dejó que él la acariciara.
- Aza, yo... oh, Dios, esto es tan hermoso. No sabía que tenía este hermoso regalo, y yo fui tan tonta. No merezco tu amor tan puro y sincero. Soy sólo un demonio, nene. Un demonio condenado al infierno.
- Todavía no está escrito el final, Jezzy. Hay muchas cosas que tú no sabes y por eso te digo que no pierdas las esperanzas. Aún puede haber salvación para ustedes los Darken. De alguna manera te traeré de nuevo al cielo. Dios es muy bueno y a todos nos puede dar una segunda oportunidad. Además, eres mía, cariño.
- Sí, soy tuya, Aza. Puedes tomarme cuando tú quieras. Bésame, cuídame, ámame, hazme el amor, haz lo que quieras conmigo, que yo me entrego con cuerpo y alma solamente a ti.
- ¿Hacer el amor, ahorita?
- Ahora, después, hoy en la noche, mañana en la mañana, todos los días, cada hora, cada minuto, cada segundo que tú quieras hacerlo soy y seré tuya.
- Y yo tuyo, mi amor. ¿Puedo decirte así?
- OMG, síííí. ¡Por supuesto! ─exclamó contenta─. Ahora, mi amor, mi cielo, hazme tuya. No me puse este vestido para el imbécil de Luke. Fue y es para tentarte. Grrrr.
- Oh, Dios, y lo has logrado, amor. Tú me provocas. Y mucho. Pero no vuelvas a mencionar a ese bastado. Nunca. ¡Prométeme que no lo harás!
- Lo prometo, mi amor guapo y sensual. ¡Menos charlas y más sexo! Vamos, que el día se está pasando.
- No es sexo, es hacer el amor ─la corrigió.
- Como sea ─dijo ella rondando sus ojos. ¡Y zas! Tomó a su chico del cuello y empezó a besarlo con pasión. Se montó sobre las piernas de su chico y pasó sus delgadas piernas por la espalda del joven capitán. Él, sin saber qué hacer, sólo siguió el juego de su chica.
- No te preocupes, mi capitán, que esta vez yo voy a dirigir esta batalla. No tengas miedo y sólo dejate llevar.
- Lo haré, mi amor. Esta batalla es toda tuya. Seguiré tus órdenes tal y como me las pidas ─susurró con voz ronca.
- Eso suena muy tentador ─ronroneó ella. De repente, empujó a su chico al centro de la cama y ella se posicionó sobre su pecho.
- ¿Qué hará mi preciosa novia con su inocente prisionero? ─preguntó curioso al ver cómo ella lo aprisionaba con sus largas piernas y sus delgados brazos.
- Primero, quitar tu ropa, lenta y suavemente hasta que quedes sólo con bóxers ─dijo mientras tomaba acción de aquellas peligrosas palabras. Por cada prenda que ella quitaba, lo besaba en sus labios y su piel color trigueña, los rozaba con sensualidad en cada toque, haciéndolo gemir y deslizando sus dedos por todas partes para profundizar aquel momento excitante.
- Jezzy─musitó con hambre en su voz.
- Sí, mi amor, siente cada roce, disfruta cada toque, saborea cada beso, porque de mi parte, me estoy dando gusto de explorar cada parte de tu piel, memorizando cada lunar, cicatriz u hoyuelo que me encuentro. Eres tan delicioso, adictivo, suave y dulce... hmmm, viene la mejor parte... tus jeans.
- Oh, Jezzy, esto es una tortura. Yo quiero tocar también ─protestó. Ella negó con desaprobación, matando al ángel con una mirada de advertencia.
- No he terminado mi tarea, Azariel. Ya tendrás tu oportunidad ─le riñó y luego siguió con su malvado juego. Miró con picardía aquel bulto que se veía tan prometedor y luego se lamió los labios. Quitó el cinturón, luego desabrochó el botón y bajo el zipper. Dos segundos después, ella tiró de la prenda y la aventó como había hecho con el resto de la ropa. Jezzy ahogó un grito al ver el tamaño de aquello.
- Oh, gracias a Dios que soy un demonio o ese bebé no podría caber en un cuerpo humano. Además, no creo que algún día llegue a compartir esto con alguien. Eres mío, ¿me escuchas?
- Sí, amor, soy tuyo. Pero he tenido suficiente con tus juegos. Es mi turno. He visto lo suficiente para saber lo que haré contigo. Te portaste muy mal conmigo. Me hiciste sufrir, cariño. Prepárate.
- Estoy lista ─exclamó con excitación. Sólo con esas palabras, Jezzy sintió un pequeño orgasmo rodeando todo su cuerpo. Azariel, con facilidad, giró para poder quedar encima de su chica. Ella le sonrió con malicia y dejó que ahora él tomara las riendas de todo. El ángel celestial tomó las manos de su novia y luego bajó su boca al pálido cuello de ella. Un gemido salió de la boca de la joven y quiso moverse de lugar, pero el agarre del ángel era fuerte. No sabía cómo su pareja lograba mover sus labios tan bien por todo su cuerpo, que con cada toque, todo en ella temblaba, sentía y quería más. Era una deliciosa sensación de emociones que sentía, a tal grado, que la excitaba como nunca antes lo había sentido. Era como estar en un paraíso celestial, sólo que mucho mejor. Para cuando Azariel había quitado todas sus prendas, incluyendo sus blancas bragas, ambos estaban demasiado excitados. El ángel celestial no dudó en posicionarse frente a su chica, pero antes bajó su rostro hasta quedar a menos de dos centímetros de ella y la miró con cariño y amor.
- ¿Estás lista, mi amor? ─le preguntó con ternura y con las mejillas rosadas. Ella asintió con mucha seguridad.
- Sólo si tú lo estás, cariño ─respondió con suavidad─. Esto es nuevo para ti y no quiero que pierdas tu virginidad conmigo si aún tienes miedo. Lo comprenderé.
- ¿Miedo? Amor mío, mi único miedo es que te quieran alejar de mí. Te quiero. Siempre lo he hecho. Siempre te he pertenecido y siempre será así. Estoy más que listo para hacer esto.
- Entonces hazlo, Azariel. Hazlo porque a partir de ahora, tú y yo seremos uno sólo. No es nuevo para mí decirte que te quiero, pero lo que siento por ti es lo más cercano al amor que un demonio puede sentir cuando se enamora. Y sabes, un Darken no cae tan fácilmente en esa trampa, pero tú me atrapaste por completo. Ahora, ya no me pertenezco a mí misma. Tú eres mi dueño ─terminó de decir. Después, jaló el cuello de su chico y lo besó con dulzura a medida que él entraba en ella. Y no sólo entraba en aquella parte íntima física, sino que también al corazón negro del ángel caído, que poco a poco comenzaba a aclararse de un rojo vivo. Era como si volviera a nacer una nueva Jezabel: una Jezabel buena y amada por su ángel, el capitán celestial.
- Oh sí, Aza. Esto se siente divino ─gimió el ángel de la muerte─. Ahhh, hmmm, estoy en la gloria.
- Eres taaaaan deliciosa, hmmm, mi amor ─respondió él meciéndose con su chica, al ritmo perfecto que casi los llevaba al orgasmo. Se empezaron a besar con locura y los movimientos se estaban volviendo desenfrenados y salvajes. Jezzy, al sentir la gran magnitud de aquello dentro de ella, se abrió más y trató de aferrarse a la espalda del ángel con todas sus fuerzas, gimiendo y gritando el nombre de su amado cuando sintió que se corría. En respuesta a aquello, Azariel no tardó en correrse dentro de ella al sentir el clímax correr por todo su cuerpo. La chica suspiró con alivio al sentir aquel líquido corriendo dentro de su cuerpo y cerró sus ojos. Fue como medicina a su cuerpo. Fue perfecto.
Azariel, sin salir de ella, la rodeó con su brazo derecho y la giró para que quedara encima de él y pudiera estar más cómoda. Ella lo abrazó más y metió su cabeza en su tibio pecho.
- ¿Es mucho pedir una segunda ronda? ─preguntó ella.
- Ni lo pidas, mi amor. Estoy dispuesto a hacer el amor contigo todo el día ─contestó con voz ronca. Ella sonrió complacida y luego besó el pecho de su pareja. No tardó ni cinco segundos en empezar a frotar sus sexos otra vez para empezar la segunda ronda, y a la que él respondió con todo el gusto del mundo.
Sí.
Ese día el cielo y el infierno fue testigo de ese amor puro y sincero que empezaba a nacer, y no sólo en Azariel y Jezabel, sino también en Alex y Alma, Marcus y Kriss, y por último en Misael y Kaleesha. De esas cuatro parejas, iba a empezar un nuevo amor y una nueva esperanza para la humanidad. Iba a ser algo que nadie se esperaba, ni siquiera el mismo Lucifer.
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Al día siguiente
Todos llegaron al hotel Hyatt Union Square donde Azariel y Jezabel se encontraban. Azariel los había convocado desde muy temprano y ellos habían aceptado ir. Alex y Alma fueron los últimos en llegar, pero al parecer, nadie se percató de eso ya que la felicidad que rodeaba el lugar era inmensa. Eso era porque todo se había acabado, y ellos ya podían amar con libertad.
- Muy bien. Ya todos están aquí, ¿verdad? ─preguntó Azariel. Todo el mundo asintió.
- ¿Para qué nos reuniste sólo a nosotros 8, Azariel? ─preguntó Marcus con curiosidad. Eso era lo que todos se preguntaban. No entendían qué era lo que estaba pasando.
- Hay algo que debo decirles ─replicó con nerviosismo─. Es algo nuevo que ni yo mismo me lo esperaba.
- ¿Qué? ¿Acaso hay otro ataque, capitán? ─inquirió Misael asustado. Azariel negó con lentitud.
- No, eso ni pensarlo ─exclamó aterrado─. Pero lo que voy a decirles no es nada fácil y espero que se lo tomen con calma. El Creador me lo dijo ayer en la tarde cuando Jezzy y yo... este...
- Estaban teniendo sexo. Eso lo sabemos ─terminó de decir Alex con tono burlón. El ángel celestial se sonrojó por completo─. Mejor dinos qué fue lo que él Creador te dijo.
- Él dijo que a partir de hoy empieza un nuevo reto para todos nosotros. Y eso es porque todos los que están aquí presentes van a ser... padres ─dijo lo último en un susurro. Un silencio incómodo se formó en la sala de aquella suite.
- Espera, no escuché bien ─balbuceó Marcus─. ¿Puedes volver a decirlo?, ¿Vamos a qué?
- Seremos padres. Todas nuestras novias están embarazadas ─expresó aquello con lentitud. Todos abrieron sus ojos como lunas gigantes y se empezaron a observar entre sí.
- ¡Oh por Dios, es cierto! ─exclamó Misael asustado al ver a través del vientre de su novia. Ellos nunca usaban sus poderes sobrenaturales con ellos mismos, porque casi todos eran ángeles y no necesitaban estar revisando a cada rato, pero con los humanos era distinto.
- Veo una vida en tu vientre, bebé ─gimió Marcus al darse cuenta de ello también. Él no había revisado a su novia tampoco porque se suponía que los ángeles eran estériles.
- Estoy embarazada ─musitó Alma sin poder creerlo.
- Aza, cariño, yo también lo estoy ─murmuró Jezzy con incredulidad viendo dentro de su propio cuerpo.
- Lo sé, amor. Esto también es nuevo para mí ─dijo llegando al lado de su chica y abrazándola con ternura. Todos estaban asombrados, asustados, pero a la vez felices. Eran buenas noticias después de todo, ¿no? La pregunta era, ¿por qué todas terminaron embarazadas?
Eso no importaba por el momento y ese día se dedicaron a celebrar juntos la llegada de sus nuevos amores. El Creador les había dado la segunda oportunidad para empezar de nuevo y ellos estaban agradecidos por ello. Su amor se iba haciendo más fuerte, pero algo estaba por venir en el futuro. Todos esos bebés ya tenían un propósito en este mundo, pero ¿cuál era? Eso sólo Dios lo sabía.
FIN

¿Qué les pareció este final? ¿Les gusta? ¿No era lo que estaban? /.\ Esperen un poco que falta en prólogo para poder definir bien lo que vendrá en el segundo libro. Espero que no lo haya decepcionado. 😦😣
Jess ❤

Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora