ACLARACIÓN IMPORTANTE
La historia toma lugar en el 2015, no en el 2016. No lo puse en el capítulo 0 porque por aquel entonces todavía estábamos en ese año, pero para los que son lectores nuevos, ese dato no lo sabían. Mil disculpas. Cuando esté haciendo la edición final con la ayuda de mi beater, kriss (sí, ella tiene acceso a mi cuenta para editar los errores que a mí se me pasan por alto), voy a corregir eso. Okay, solamente eso. ¿Tienen alguna duda sobre la historia? ¿Hay algún dato que no haya sido aclarado y del que ustedes tengan incertidumbres? Estoy aquí para contestarlas todas. Ahora, disfruten el capítulo.
PD: portada nueva gracias a mi mami DecaAlmez love u, oma! 😚
Pd2: al final hay una pequeña encuesta, ayúdenme a contestarla. Thanks!Extra- Estúpida y Sensual Pelirroja
Misael
Londres, Inglaterra, 2015Los débiles rayos de sol iluminaban aquel pequeño lago que se ubicaba detrás del Jardín Dean de forma sobrenatural y misteriosa. Yo estaba sentado bajo la sombra de un árbol, mientras leía las misiones que mi capitán, Azariel, me había encomendado. Mientras me dedicaba a hacer aquello, alguien se sentó a mi lado. Sabía con anticipación quién era ese ángel. Desde hacía un par de décadas, ella y yo habíamos tenido muchos encuentros en los que nunca terminábamos bien. Y por obvias razones, no creía que las cosas fueran a cambiar. Nuestra relación era igual de intolerable como cualquier otra.
Eso se debía a que ella era un demonio y yo un ángel celestial. No servíamos al mismo Señor; no vivíamos en el mismo mundo; no teníamos los mismos fines; y no compartíamos los mismos pensamientos. Cuando yo deseaba vida, ella deseaba muerte. Cuando yo deseaba paz, ella deseaba guerra. Cuando yo deseaba amor, ella deseaba odio.
Así era siempre.
Éramos polos opuestos.
Ella era oscuridad.
Yo era luz.
Ella era cruel.
Yo era compasivo.
Ella quería venganza.
Yo quería perdón.
Y no fue hasta el año pasado, el 27 septiembre del 2014, que las cosas cambiaron.
Estábamos en Iraq, peleando por la sinfín guerra del Medio Oriente, cuando ella fue castigada por sus superiores por haber cometido un error en aquel plan terrorista que nunca se llevó a cabo y que el mundo humano nunca llegó a conocer. Eso fue porque yo pude detenerla de alguna forma, y gracias a Dios, mucha gente se salvó en esa región. Sin embargo, no sabía que aquello iba a llevar a un severo castigo para la chica. Lucifer, Belcebú y Lucian la torturaron como no había visto nunca a ningún demonio ser torturado. Eso rompió mi ser.
Había sido golpeada. La habían violado salvaje e infinitamente. Le habían arrancado sus hermosas alas negras. Su cuerpo humano había sido quemado en gasolina. Ella estaba totalmente desfigurada, destruida y sin vida alguna.
Por primera vez en toda mi existencia tuve compasión de un demonio. Aquello fue horrible de ver.
No pude soportarlo.
Volé lleno de ira hacia el lugar, ataqué aquel campamento aunque no tenía la autorización de hacerlo, y destruí todo lo que estaba frente a mí. Los tres grandes, asustados de verme lleno de furia, tuvieron miedo y se fueron, dejando al demonio tirado en el suelo.
- Dios, perdóname por tener compasión de un demonio pero no he podido evitarlo. Me dolió tanto ver aquello, que he venido aquí para salvarla y curarla. Por favor, no me detengas de hacer esta acción ─dije con lágrimas en mis ojos. El cielo guardó silencio y yo esperé hasta que Dios me contestara. No hubo respuesta alguna.
- No lo hagas, idiota. Vete ─alcanzó a decir aquel ángel caído, antes de caer al suelo inconsciente.
- No puedo. No puedo hacerlo. No puedo dejarla aquí. Yo...
- Dios no aprueba ni desaprueba tu acción, Misael ─llegó diciendo Azariel─. Pero ten en cuenta que debes hacerte responsable de tus actos después.
- Sí, capitán. Gracias ─respondí con alivio.
- No te preocupes. No eres el único que ha tenido compasión de un demonio, pero espero que no te olvides de que ella es nuestro enemigo.
- Lo tengo siempre presente, capitán.
- Eso espero ─me dijo. Después se marchó al cielo. Sin pensarlo dos veces, me puse a su lado y la levanté del suelo. La abracé con todo el cariño del mundo y luego me lancé al aire para desaparecer de allí y llevarla a una de mis casas terrenales. La llevé a mi mansión en Roatán: mi favorita. Me dirigí a mi habitación, la deposité en mi cama con suavidad y allí cuidé de ella hasta que se recuperó.
- ¿Por qué me ayudaste? ¿Acaso eres estúpido? ¿Pedí tu ayuda? ─me reclamó al momento de despertar.
- Deberías de reposar ─contesté, ignorando sus preguntas─. No tienes tus alas y tu cuerpo humano, a duras penas se está terminando de reparar de las quemaduras más graves.
- ¡A ti no te importa lo que me pase!, Me voy ─dijo tratando de levantarse, pero fallando en el intento. Gruñó furiosa y se volvió a recostar en la cama.
- Mejor deberías agradecerme ─bromeé.
- No lo haré. No necesito tu estúpida compasión. Tampoco te voy a devolver el favor.
- Nadie te está cobrando nada ─le recordé.
- Como sea. Voy a dormirme ─finalizó. Se dió la vuelta y pretendió estar dormida por un buen rato, hasta que se dió por vencida y se giró de nuevo hacia mí.
- ¿Quieres comer algo? ─pregunté con amabilidad.
- ¿Por qué me salvaste? ─inquirió con incredulidad.
- No lo sé ─respondí.
- ¿No te condenan por haber salvado a un demonio de su tortura? Sabes, lo que viste allí fue algo muy similar a las torturas del infierno. Eso no era nada. No sé, qué lo hace diferente de las otras veces.
- ¿Qué? ─pregunté asustado─. ¿No era nada el haber quedado desfigurado, golpeado, violado y todo eso? Wow. O sea, sabía que en el infierno hacían tales cosas, pero...
- ¿Nunca habías visto una por ti mismo, verdad? ─preguntó ya con tono más suave. Yo negué con mi cabeza y fui a su lado a sentarme.
- ¿Por qué no te defendiste?. Tuviste la oportunidad de contraatacar y no lo hiciste.
- Termina más pronto de esa manera. Después me iba a curar con mis poderes para volver a recuperarme y seguir mi condenada vida.
- Bien dicen que el infierno es lo más terrible que puedes conocer. No quiero ir nunca allí.
- Han pasado muchos siglos y tú nunca habías visto una tortura infernal. Eso es raro.
- Pasé mis primeros quince siglos en el cielo. Nunca había bajado a la tierra. Hasta que me ascendieron y empecé a enviar mensajes a varios hijos de Dios, pero de igual manera no me mantenía por mucho tiempo aquí. Empecé a pelear con demonios a mitad del siglo pasado.
- Ah, entonces eres un novato en esto. No peleas tan mal para ser un principiante. Me arruinaste mi plan de forma limpia y justa. Muy bien. Creo que no me voy a vengar de ti sólo por haberme salvado. Así estamos a mano y no te voy a deber nada.
- No lo hice para que después me devuelvas el favor. Lo hice por...
- Ya lo sé, pero igual, no quiero que seas ningún caballero con armadura blanca al rescate de damiselas que no existen. Soy un demonio, Misael. Eso es lo que merezco.
- Sí, lo sé. Pero...
- No debe haber compasión para nosotros. Guárdate eso para los humanos que todavía pueden salvarse. No para una desterrada que no tiene esperanzas de volver al cielo.
- Yo... yo creo que... No puedo ─susurré. Levanté mi mirada y la puse sobre ella. Estaba confusa y asustada. No sabía qué hacer con esa respuesta. Me acerqué a ella y toqué su rostro todavía un poco desfigurado e hinchado. Rocé mis dedos sobre aquella áspera piel y cerré mis ojos.
- ¿Qué no puedes hacer? ─me preguntó con timidez.
- No puedo dejarte ─admití─. Hay algo dentro de mí que me está matando. Yo... yo quiero protegerte.
- ¿Ah?,¿Estás loco? ¡Los ángeles no están para proteger demonios! ¡Están para proteger humanos!
- Lo sé. Aún así, quiero estar a tu lado al menos hasta que te recuperes. Ahora regreso. Iré a preparar algo de comer ─me levanté de la cama con brusquedad y me fui de la habitación. No sabía lo que estaba diciendo en esos momentos, pero luego supe que era porque había empezado a querer a Kaleesha.
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.
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- ¿Qué haces, bonito? ─llegó diciendo al verme sentado bajo el árbol.
- Pensando en el día que cuidé de tus heridas por primera vez.
- Fuiste tan lindo conmigo desde un principio que eso me avergonzaba como demonio, pero a la vez me gustaba. Me gustaba mucho que cuidaras de mí. ¿Recuerdas cuando te besé por primera vez?-rió- te asustaste tanto que saliste corriendo al baño como una niña.
- ¡Mis labios eran vírgenes e inocentes!
- Ya no más ─dijo ella besándome. Yo le seguí su beso con todo el gusto del mundo y la acerqué más a mí para profundizar. De pronto, sonó mi teléfono.
- Maldito aparato ─gruñó ella, separándose de mí.
- Ya te he dicho que no maldigas cuando yo esté presente, señorita ─la regañé. Me hizo una mueca y dejó que yo contestara la llamada.
- Sí, capitán.
- Tu misión comienza en cinco minutos ─profirió molesto. Él sabía que Kaleesha y yo habíamos iniciado una relación amorosa no tan secreta ni tan bien aceptada por muchos, tanto del Cielo, como del Infierno. Pero eso no nos importó mucho y aunque no la habíamos hecho oficial, Azariel nos apoyó porque dijo que muy pronto una misión importante iba a empezar. Yo ya llevaba dos meses de estar siguiendo al joven Alex a donde quiera que fuera y hoy era su primer día en el internado. Por otro lado, Kaleesha todavía seguía órdenes de Lucifer. No le quedaba otra opción más que hacer su papel de venganza, con odio y resentimiento en la gente. Ella no era parte de los espías como el idiota de Luke que había seguido a Alex desde su adolescencia. Ahora tampoco la incluían debido a su relación conmigo.
- Sí, capitán ─respondí. Azariel, sin decir una palabra más, colgó.
- Ve a trabajar, bonito.
- Te veo al rato ─dije dándole un beso de despedida.
- Sí... ah, y una cosa más. Voy a trabajar en el internado ─exclamó antes de que me fuera.
- ¿Te incluyó en la misión? ─pregunté confuso.
- No, pero el quiere a muchos de nosotros allí.
- ¿Distracción? ─deduje. Ella asintió.
- Al menos tú sí sabrás que estoy fuera de esto ─me sonrió con calidez y acarició mi mejilla.
- Voy a informarle a Azariel sobre esto. Ve a tu trabajo, cariño ─besé su frente y la despedí con otro en sus labios.
- ¿Qué pasa ahora, Misael? ─dijo al contestar mi llamada.
- Van a enviar muchos demonios aquí para camuflar a los verdaderos espías, capitán. Sólo sabemos de Luke. Estamos en desventaja.
- No por mucho, Misael. Enfócate en tu misión ─demandó con autoridad, y como siempre, finalizó la llamada.
¿Cuál era mi misión? Mi misión secreta era vigilar al humano de cerca para evitar que lo mataran o tuviera un accidente fatídico. Es cierto que tenía su ángel guardián las veinticuatro horas al día, pero eso no significaba que aún así no pudiera morir.
Además, era cierto que El Creador sabía del destino de Alma y Alex desde hace mucho; sin embargo, el bando infernal se había enterado desde el día en que ellos tuvieron su primer encuentro en aquel hospital. Por eso, ahora más que nunca, Alex necesitaba de mí y de mi protección.
Por otro lado, Lucifer no se había quedado con los brazos cruzados, así que envío a Luke para que éste lo desviara de su camino por mucho tiempo... hasta este día. El Creador dijo que ya era tiempo de que se volvieran a conocerse, y nadie podría interferir con su plan.
Los días fueron de locos y un poco trabajosos para todos porque Alex y Alma se metían constantemente en problemas, pero no estábamos autorizados a meternos con ellos. Aún si el demonio de Alma se lo quería llevar, no podía meterme bajo ninguna circunstancia porque El Creador sabía que no iba a pasar a más. Di gracias a Dios que todo saliera bien, y Alma no se lo llevara. No obstante, hubo otro acontecimiento que no me lo esperaba. Fue cuando se reveló el secreto y se llevaron a Alma al infierno para condenarla.
Le borraron la memoria a ambos y la misión fue fallida para mí. O eso fue lo que yo creía. Azariel me dijo que todo era parte del plan.
- El amor todo lo sufre, todo lo soporta, todo lo espera, Misael ─me recordó. Yo lo acepté y decidí seguir los planes de Él.
Ahora bien, Kaleesha también me contó que ella les había ayudado a derrotar a los que se habían llevado a Alma, pero habían llegado tarde. Ella había perdido sus alas.
- Hice lo que pude, bonito. Lo siento ─me dijo ella con tristeza. Estábamos en la terraza del hospital donde el humano estaba internado. Era de noche y la brisa que golpeaba nuestros rostros era suave y fresca. La niebla estaba un poco densa, pero eso era típico en la ciudad de Londres. Humedad. Siempre humedad.
- No te preocupes, hermosa. Dios sabe lo que hace.
- ¡Pero estoy cansada de todo esto! ─gruñó furiosa. Me dió la espalda y empezó a caminar hacia la orilla del edificio a pasos lentos─. Azariel no me quiere. Nadie del cielo nos quiere, pero aún así nos han dejado a un lado para poder enfocarse con lo otro. Eso me molesta. Quiero estar contigo de forma libre y no estar siempre escondidos de los demás ─estaba furiosa. Su cabello rojo se había encendido al igual que sus ojos, pero yo no tuve miedo de ellos. Tenía miedo de lastimar sus sentimientos por mí. Me acerqué a ella despacio y traté de tomar su mano, pero no me dejó hacerlo.
- Ya vas a ver que todo se va a solucionar, cariño. Ten paciencia.
- ¡NO! Tú sabes muy bien como soy de impaciente y vengativa. Demuestro lo que siento y lo hago de manera libre, no como tú que siempre te detienes cuando piensas que no estás haciendo lo correcto para Él. O sea, sé que Él está primero para ti, pero... pero... ¿Por qué no podemos amarnos de forma libre?
- Kaleesha, por favor. Detente. Ya hemos hablado de eso muchas veces. Cuando termine esta misión, tú y yo...
- ¿Y cuándo será eso?,¿Un año?, ¿Una década? ¡Qué vamos a hacer con eso, si para Él un año es como mil y viceversa! ¡Quiero vivir el presente no el futuro! ¿Qué si ellos quieren encerrarte para torturarme a mí? Ya ha pasado un par de veces con otros ángeles. Tengo miedo de que puedan hacerte algo, bonito. Tengo mucho miedo ─susurró con aprehensión en su corazón.
Sin responder a sus argumentos, la tomé en mis brazos y la abracé con delicadeza.
- No soy un ángel de bajo rango para que me hagan eso, cariño. Tengo más miedo que te hagan daño a ti, que a mí.
- Hay que romper entonces ─dijo de repente.
- ¿Qué? Kaleesha, no digas cosas sin sentido. Me estás asustando ─comenté turbado, separándome de ella un poco. Ella terminó de separarse y me miró con total seriedad.
- Lo digo en serio, Misael. Terminemos. No, mejor dicho, hay que darnos un tiempo para poder aclarar todo.
- Eso es estúpido, Kaleesha. No somos humanos que hacen cosas infantiles como romper.
- No lo voy a hacer de esa estúpida forma, Misael. Sólo quiero que te enfoques en esa misión y que luego regreses conmigo. Voy a esperar por ti.
- No, Kaleesha. Podemos hacer esto juntos. De ninguna manera voy a dejarte ir.
- Misael ─murmuró con tono muy bajo e inseguro─. Esto no se trata de nosotros, se trata de ellos. Debes cuidar a Alex, y más ahora que él ha perdido la memoria. Tengo que enfrentarme con los del infierno. No creo que me quieran ahora que he ayudado al enemigo. Y tú tampoco me quieres ver lastimada, así que lo mejor es que nos separemos por un tiempo.
- No lo acepto. ¡Oh, vamos! No lo hagas más difícil para ambos. Quédate conmigo, hermosa ─le supliqué. Ella negó con lentitud y luego se separó de mí.
- Cuidaré mis propios asuntos. Tú cuida de los tuyos ─terminó de decir con seriedad.
- ¿A dónde irás después de... eso? ─cuestioné. Sé que era una pregunta tonta de hacer, pero no pude evitar hacerla.
- No lo he pensado todavía, pero tengo que recibir el castigo, Misael. No puedes intervenir en ello. Es lo que me...
- ¡No digas tonterías, Kaleesha! No voy a dejar que te hagan lo mismo como aquella vez. ¡No lo soportaría! ¡No me lo perdonaría!
- Eres un ángel. No deben existir ese tipo de sentimientos ─trató de sonreír, pero falló en el intento.
- Estúpida y sensual pelirroja ─susurré con dolor─. ¿Acaso no te das cuenta de que te amo?, ¿Por que me haces las cosas más difíciles?, ¿Por qué no sólo te quedas a mi lado?
- Porque soy un demonio que debe cumplir con su condena. No tengo tanta suerte como Alma.
- ¡Tonterías! ¡Eres mía, Kaleesha! Me perteneces a mí, no al Infierno! ¡Tienen que pasar sobre mí para lograr que ellos toquen un pedazo de tu cuerpo!
- Misael... Es que tú, tú, ¿te has vuelto loco?, ¿Te estás escuchando?, ¿Estás yendo en contra de mi condena, que el mismo Creador me impuso?
- La chica tiene toda la razón, Misael ─llegó diciendo Azariel. Kaleesha ahogo un grito aterrador y se alejó de mí, de nosotros, un par de metros hacia atrás. Ella le temía a Azariel desde aquella vez en que él le arrancó las alas hacía unos diez siglos. Jamás lo había olvidado hasta el día de hoy ─ y eso que yo me había enterado de ello hacía un par de meses─. Por esa razón ambos se evitaban a toda costa, y yo era el intermediario.
- Debes controlar tus emociones para después. Déjala ir ─me ordenó mi capitán.
- Yo... yo no... está bien. Ve a donde tengas que ir, pero después me buscas. No dejaré que sufras sola ─logré decir. Kaleesha asintió con un movimiento lastimero y luego dió un chasquido y desapareció. Tragué duro y reprimí todo aquel sentimiento débil y humano que podría exponerme al llanto. Azariel tocó mi hombro para darme ánimos y luego me dijo:
- Deja que Dios tome el control de las cosas como siempre lo has hecho, hermano ─me dijo con tono paternal. Hace mucho que no me decía así. Hermano. Eso me hizo sentir mejor y la Paz del Señor me volvió a cubrir.
- Tienes razón, Aza. Gracias por salvarme.
- El Creador te necesita, y yo también. No voy a dejar que caigas en las manos del enemigo. Ellos piensan que el amor es una debilidad y tratan de utilizar eso en nuestra contra para vernos caer. Sin embargo, tú sabes que en realidad, el amor es nuestra fortaleza. Como dicen las Sagradas Escrituras: "si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe". En otras palabras, no somos nada, Misael. Nada.
- Tienes toda razón, Aza. No voy a rendirme con facilidad. Esperaré a que ella venga por mí, y cuidaré de ella de nuevo.
- Por ahora, sigue cuidando del humano, porque ahora viene la parte más difícil para él. Su ángel guardián me dijo que fue muy duro quitarle los recuerdos, pero que le dejó algunos para que su consciencia sepa que algo le falta. Esta vez no dejaremos que Luke y Lilith se salgan con las suyas. Sólo será por cuatro meses.
- ¿Cuatro meses es suficiente para que Alma se recupere?
- No, ella necesita al menos seis meses para poder volver a volar. Pero ahora eso no es importante para ti. Tu misión es el humano.
- De acuerdo. Me voy hacia su habitación.
- Repórtate cada cierto tiempo y cualquier indicio extraño me lo dices ─sentenció. Yo asentí y me di la vuelta para seguir mi camino hasta la habitación del chico. Entré al edificio por las gradas de emergencia y bajé hasta el último piso del hospital para tomar el ascensor como una persona normal y llegar hasta mi destino.
Pasaron varios días donde todo era aburrido y mundano. Alexander era "el mismo de antes": mujeriego, presumido y arrogante. Pero su ángel guardián se había encargado de que su consciencia lo estuviera molestando con aquel vago recuerdo de ella en su mente. También eso había ayudado a que él no se acostara con ninguna mujer. Eso me tranquilizaba un poco, pero no del todo. Yo todavía seguía esperando por mi preciosa pelirroja y ella no se aparecía ante mí.
Pasaron los cuatro meses y ella no vino hacia mí. Ahora yo me encontraba en Miami con el humano y tampoco aquí se apareció ante mí. Pasó el encuentro entre Alex y Alma, y por fin, sus recuerdos regresaron. No tuve autorización de involucrarme en ese evento y yo seguía invisible para todo el mundo. E inclusive quizás también para Kaleesha.
Seguí observando a Alex ─quién estaba demasiado pegajoso con su novia y viceversa─ durante toda la tarde, hasta escuchar sus historias y verlos dormir. Luego, Alex despertó y fue a ver a su hermana. ¡Vaya sorpresa la que descubrimos ambos! Kriss, la hermana del humano se había enamorado de Marcus.
- No te preocupes, Misael. Me imagino que también es parte del plan ─me dije a mí mismo, imaginándome lo que Azariel podría decirme en esta situación─. Los seguí hasta la casa de los Darken de nuevo y la aburrida pelea que tuvieron por quién tendría permiso de salir con quién. Cuando por fin acabó todo aquello, Alex se fue con su chica y todo iba bien hasta que él se enteró que Alma podía ver su alma y todos sus sentimientos. Estaba empezando a rendirse y a asustarse, así que tuve que informarle a Azariel. Él le avisó a nuestro mensajero oficial y él le mandó un mensaje a Alex. Sin embargo, él no logró comprender el mensaje y no fue hasta que Jezzy vino a intervenir, que él volvió a sus cabales. Entró con su chica y estuvo con ella en ese momento difícil. Eso sólo me hizo sentir triste porque Kaleesha no me dejó curar sus heridas esta vez. Lo más triste fue ver cómo el poder espiritual de Alex tomaba efecto en ella por primera vez. Ojalá yo tuviera ese permiso para hacer lo mismo con ella, mi sensual pelirroja.
En fin, cuando todo ya estaba tranquilo y ellos estaban descansando, Azariel me invocó. Salí del lugar y allí vi a Itiel también junto a mi capitán.
- ¿Pasó algo? ─pregunté preocupado.
- Aún no, pero muy pronto. Hay que informar a los chicos. Allá viene Jezabel ─dijo. El modo en que dijo su nombre fue... raro. Era de la misma manera en que yo... no podría ser posible. Azariel nunca estuvo interesado en el amor de pareja. Él era devoto al Creador. Jamás lo había visto así.
- No es normal ver tres arcángeles el mismo día ─masculló la chica al llegar a nuestro lado─. Su llegada no puede significar algo bueno. ¿O me equivoco?
- No lo haces. Una guerra va a empezar dentro de poco. Llama a tu hermano ─le pidió Azariel con tono serio. Ella asintió con seriedad e hizo lo que le pidió. Unos segundos después él ya estaba con nosotros, y Azariel empezó a explicar la situación que estaba a punto de pasar. Todo estaba muy bien para mí hasta que mencionó que seis ángeles eran suficiente. Éramos cinco, pero él mencionó que Kaleesha iba a estar con nosotros. No podía ser posible. Ella no... Sí, en efecto, ella apareció en el lugar como si no me conociera. La furia se apoderó de mí y la confusión me nublaba la razón. Quería tomarla del brazo y llevarla lejos para que me explicara por qué razón no me había venido a buscar ni una sola vez durante todo este tiempo. Mi furia se demostró hasta con los otros ángeles caídos hasta que Azariel me llamó la atención. Tuve que calmarme y pedir perdón. Quizás ella tuvo sus razones para hacer aquello. No la iba a culpar de hacer eso. Le pedí disculpas e incluso le pedí que peleara conmigo esa vez. Todo eso se lo pedí de forma disimulada para que los demás no se dieran cuenta, ya que sólo Azariel sabía de nuestra relación. Pero ella se negó y me dijo muchas cosas sin sentido. No entendía por qué me estaba diciendo eso, y si lo hacía para disimular frente a los demás, estaba haciendo un trabajo excelente. Pero también estaba rompiendo mi corazón. ¿Era por eso que no había venido hacia mí todo este tiempo?,¿Piensa que yo la odio por lo que es? Sin dejarme decirle algo a cambio, se fue a preparar para la batalla. Los planes para la guerra se dieron a conocer, pero las cosas cambiaron cuando Dana llegó diciendo que tres grandes del Infierno venían. Al final, Kaleesha y yo peleamos juntos. Ambos nos guardábamos de no salir heridos, hasta ese momento en que nos tuvimos que separar por unos tontos demonios, pero la verdad fue una distracción para que no viéramos la lanza que venía hacia mí. Fue horrible todo lo que pasó después. Ambos salimos heridos y yo caí primero. Kaleesha trató de defenderme todo lo que pudo, pero al final, ella salió más golpeada. Le arrancaron sus preciosas alas y yo sin poder hacer nada. Gracias a Dios que tuvimos éxito y que Alex llegó a tiempo para salvarla. No soportaba verla así. Mis lágrimas salían a montones y yo la cargué en mis brazos para llevarla a un lugar para que descansara. Después de todo, nos quedamos en el jardín trasero de la mansión de los Darken y allí mismo hablamos de lo nuestro. Ese mismo día restablecimos nuestro amor y yo cuidé de ella hasta que se recuperó. Al día siguiente, Azariel nos informó que teníamos la bendición del Creador, así que ya no volvimos a ocultar nuestra relación de nadie. No obstante, dos días antes de mudarnos a Nueva York, ella me pidió hacerle el amor por primera vez. Yo me sonrojé, pero me negué. No iba a ir en contra de la voluntad de Dios. Soy un ángel y por mucho que la ame no podía hacer aquello.
- Tenemos la bendición de Dios, Misael. ¿Cuál es el miedo? No podemos casarnos.
- Lo sé, cariño. Es sólo que...
- ¿Es porque eres virgen?
- Yo, este... no ─estaba tartamudo y no conseguía articular ni una sola palabra. Ella se echó a reír como loca y aceptó darme tiempo. Llegamos a Nueva York y seguimos así hasta un día antes de que todo el evento final pasara.
- No sabemos lo que va a pasar mañana, querida. Estoy un poco nervioso con todo esto ─admití mientras la acercaba a mí y la rodeaba con mis brazos.
Momento subido de tono
Estábamos en la cama acostados viendo una hermosa noche a través de la ventana. Ella se giró y me miró con seriedad.
- Todo va a salir bien, bonito. No te preocupes.
- Estoy listo ─dije de pronto. Ella asintió con seguridad.
- Yo también lo estoy. Mañana se les dará finalmente su merecido a esos inútiles.
- No, cariño. Estoy listo para... lo otro ─susurré avergonzado. Ella me miró sin entender, pero cuando se dió cuenta de lo que quise dar a entender, ella abrió su boca.
- ¿Estás seguro, bonito? ─preguntó sorprendida. Yo la acerqué aún más a mí y a mi cuerpo para que sintiera lo que yo sentía por ella. Ella dió un grito ahogado y se alejó de mí.
- ¡Wow! No sabía que los ángeles.... OMG, tu bebé es... ¡Wow!
- Kaleesha, no estás ayudando ─gruñí.
- Lo siento, cariño. Es que lo que sentí fue... ¡enorme! Jamás había sentido algo así. ¡Eres mío, bonito! ─exclamó feliz y se lanzó a mis labios. Yo reí en medio de sus labios, la besé con mucho cariño y la volví a acercar a mí para que sintiera de nuevo. Ella gimió con dulzura y eso hizo que se me pusiera aún más erecto. Gemí junto a ella y el deseo se despertó dentro de mí.
- Oh, Dios, todavía es más grande que antes ─logró a decir ella mientras se balanceaba sobre mí. Yo no podía decir nada y sólo me dejé llevar por el momento. Me moví a su ritmo mientras ella, con sus bragas blancas puestas, friccionaba su cuerpo con el mío. Yo tenía puesto sólo unos bóxers negros y una camisa blanca de algodón que pronto desapareció. Ella también hizo desaparecer la suya en un par de segundos y sólo sus cabellos rojos tapaban aquellos melones grandes y redondos. Era hermosa con todo y sus pecas. Tenía pecas por todo el cuerpo y yo veía aquello con tanta fascinación que decidí besar aquella hermosa piel. Llevé uno de esos pezones a mi boca y ella gimió con morbidez.
- Te he deseado tanto desde el año pasado, bonito. Desde aquella vez que me curaste y cuidaste de mí. No he deseado otra cosa más que unirnos así, tú y yo, en uno solo. Esto es lo mejor en una relación, ¿lo sabes, verdad? ─decía con agitación en su voz y sin dejar de frotarse en mi cuerpo. Yo asentí muy feliz y decidí tomar acción. La tomé de la cintura y giré para que ella quedara prisionera entre mis brazos.
- Esto es nuevo para mí, hermosa. Nunca he visto cómo los humanos lo hacen, pero lo quiero intentar. ¿Está bien? ─ella asintió y me acercó con sus brazos para que besara sus labios. Yo la besé de nuevo, pero esta vez, aparté sus bragas y metí con lentitud uno de mis dedos en su intimidad. Ella profirió un pequeño grito de placer pero no se detuvo allí y bajo mis bóxers de un sólo tirón.
- Oh, qué hermoso bebé tienes. Hmmmm, grande, majestuoso, mío, mío. Lo quiero dentro. Ya.
- Espera un poco, hermosa ─dije y metí otros dos dedos en su interior. Ella volvió a gemir y siguió moviéndose de manera incontrolable.
- Ahhh, hmmm, sí, Misael, por favor ─suplicó. Yo negué con la cabeza y seguí moviendo mis dedos con rapidez. Me encantaba escucharla gemir y no sabía por qué hasta que ya no pude más y saqué mis tres dedos de ella y le arranqué de un solo tirón las bragas con desesperación. Ella gritó con placer y al ver lo que iba a hacer se abrió por completo para mí. Su intimidad era lampiña y tenía una que otra peca hermosa y pequeña que la hacía perfecta. Me posicioné en su entrada, pero luego dudé. No sabía qué hacer. No obstante, ella enredó sus piernas en mi trasero y me empujó de una sola vez, haciendo que la penetrara de un sólo golpe. Ella dió un hermoso grito de placer y yo sin saberlo, también grité. Empecé a moverme con lentitud pero ella quería que acelerara, así que dí embestidas más rápidas y salvajes que a ella le gustaron mucho. Nunca me había sentido tan lleno de placer como ese día. Nunca había tenido este tipo de sentimientos, pero me había gustado mucho y quería repetirlo con ella cada día, por la eternidad. La amaba y quería entregarme a ella por completo. Ella era mía y yo era suyo. Ya no éramos dos. Éramos uno solo. Un paraíso infernal.¿Les gustó el capítulo?
Esta autora está loca y es muy influenciada por el señor lujurioso porque hace que todos sus protagonistas tengan coitos muy excitantes. Jajajaja, la pregunta es: ¿a ustedes les molesta eso? Porque si no les gusta, omitimos el de Azariel y Jezzy.
Ahora la encuesta... ¿Qué team son?
* Alder (Alma y Alexander)
* Darker (Darken más Hunter, o sea Marcus y Kriss)
* Meesha (Misael y Kaleesha)
* Jaza (Jezabel y Azariel)
* Mander (Marcus y Alex x'D más de alguna loca por el yaoi y el bromance se los imaginó 😂 yo lo sé)
* Otro: especifique en un comentario.
Es obligación comentar x'D jaja ok no u.u
Yo sé que todos quieren saber el final, así que el próximo capítulo sí les prometo que es el final. Luego viene el prólogo y por último otro capítulo extra.
Besos,
Jess ❤
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Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)
Fantasy¿Alguna vez has visto una chica tan hermosa y perfecta que hace babear a todo chico que se atraviesa? Parecería un milagro poder tenerla y acostarse con ella... Hasta que te das cuenta de su verdadero ser. Grave error de mi parte. Derechos Reserva...