Capítulo 21 Sálvame (editado)

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Capítulo 21

Sálvame
Pov Alex

Vacío.
Eso es lo que sentí al momento despertarme en el hospital: un enorme vacío. Pero a pesar de sentirme como si algo me faltara, no le puse interés y decidí seguir durmiendo.
Mala decisión.
Fui despertado por los chillidos de felicidad de mi hermana cuando supo que me habían dado de alta y así poder descansar por una semana en casa. Gruñí entre dientes al saber que por una semana estaría cerca de mi padre. No quería ir a casa.
- Nos vamos, Alexito precioso. Mueve tu magullado trasero de la cama y ve a cambiarte─me ordenó. Volví a gruñir pero hice lo que mi hermana me pidió.
- No quiero irme─protesté.
- Lo sé, hermanito─expuso con arrepentimiento─pero no te preocupes, ahí estaré yo para cuidarte. Didy se encargará de la empresa por mí.
- Aún así no quiero ir─objeté. No sabía lo que estaba pasando conmigo, pero sentía que había algo que se me estaba olvidando, pero ¿qué podría ser? Después de ser golpeado hasta casi morir por un nuevo miembro del equipo─y esto me pasó por haber coqueteado con su chica─, poco recuerdo lo que pasó. Vine a parar al jodido hospital y aquí he estado por un par de días hasta el día de hoy, en el cual me dieron de alta. Eso era todo, ¿no? ¿Pero por qué siento que me falta algo? ¿Me habrán operado y yo ni cuenta me di? Me desvestí en el baño lo más rápido que pude y me miré de pies a cabeza en el espejo del baño. No, no había ninguna cicatriz nueva en mi cuerpo a parte de las que ya tenía. Lo único que pude observar fue que mi trabajado cuerpo se estaba empezando a flojear un poco. Hice una nota mental de hacer ejercicios en el gimnasio de la casa, para así mantener mi buen cuerpo. Después, me vestí con algunas ropas viejas mías y agradecí ya no tener que usar esa tonta bata blanca con puntos azules. Me observé otra vez en el espejo y volví a estudiarme con detenimiento. Sigo sintiendo que algo me falta. ¿Podría ser...?
- ¡Alex, no tengo todo el maldito día!─gritó mi hermana. Sacudí mi cabeza y salí del baño.
- Kriss... ¿Por qué siento que algo me falta?─le pregunté confuso─. ¿Me hicieron algo o qué?
- Lo único que te falta es cerebro, idiota─dijo con tono divertido.
- Lo digo en serio─farfullé.
- Y yo también, baboso. ¿Cómo se te ocurre decir eso? O sea, mírate, bebé─me dijo molesta─. Yo no veo que te falte nada. Tienes piernas, brazos, manos, cabello, ojos... ahora bien, no sé si aún conservas tu pequeño paquete de allá bajo─me miró con picardía y yo le di una mirada asesina.
- ¡Por supuesto que tengo mi paquete intacto!─retribuí molesto─. Y no es pequeño para tu información. Mide...
- Agh, no nooo noooooo... ¡No lo quiero saber!─chilló con repulsión.
- ¡Yo sí!─dijo Didy mientras entraba por la puerta. Yo lo miré asqueado y salí corriendo de mi habitación. Mi hermana sólo se echó a reír y luego me siguió hasta llegar afuera del hospital, para después irnos a pudrir al infierno: la casa de mi padre.
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Tres meses después

La vida en la escuela era una total tortura para mí, y a pesar de que preferiría estar aquí, en el internado, que en casa, las cosas aquí no son tan buenas como aparentan. Después de aquel incidente que me mandó al hospital, las cosas siguieron su curso normal.
Aburrido y monótono.
Yo seguía siendo un don Juan pero también el más rico y popular.
Mejillas rosadas seguía siendo virgen, pero yo ya había hecho un avance con ella desde hacía una semana. Ella me permitió besarla frente a toda la escuela... y aunque eso significaba que ella era mi nuevo juguete y que nadie debía de tocarla, a ella no le importó y desde entonces nos besamos mucho y la toqueteo con frecuencia. Ha caído tan bajo que me empezaba a aburrir. Sin embargo, mi meta era quitarle su virginidad y después mandarla a la mierda. Hoy, por ejemplo, tuve un gran avance con ella. La llevé a un salón vacío y allí la besé y le di mordidas a su cuello, sus pechos y a sus labios. También subí su falda y acaricié sus piernas y su intimidad durante mucho tiempo. Ella gemía mucho y rápidamente se mojaron sus bragas. Yo gemí con ella y sentí que todo mi cuerpo se tensaba.
- Quiero estar dentro de tí, Masha─le supliqué con tono falso para que se pudiera rendir ante mí─. No lo puedo soportar más ya.
- Alex... Sí, sí, estoy lista. Hazlo─dijo totalmente sonrojada. Oh, Dios. Sus mejillas rosadas. Asentí aceleradamente mientras la tomaba de la cintura y la subía a una mesa. Abrí sus piernas y subí su corta falda escolar. Toqué su muy mojada braga y yo sentí que mi amigo se empezaba a despertar... aunque no completamente. No sentía esa química como con... ¿Como con quién?
Alex, concéntrate y disfruta de este bombón nuevo y delicioso.
Empecé a moverme con ella aún con ropa y ella sonrió con malicia. Por un segundo vi que sus ojos brillaron con maldad, pero después pensé que lo había imaginado como las otras veces... pero son demasiadas ocasiones para ser sólo una coincidencia.
Oh, quizás era una chica mala después de todo, pero sin importar que lo fuera o no, dudé de nuevo al escuchar su voz tímida:
- Soy virgen, mi amor. Por favor, hazlo despacio─me miró asustada y yo sonreí satisfecho de saber que yo era su primera vez. No, no creo que sea mala. Bueno, y si lo es, de todos modos es el efecto de ser un chico perfecto. Soy Alexander y ninguna chica puede resistirse a mi encanto. Yo le aseguré a Masha que todo iba a estar bien cuando algo sucedió. Escuché una voz en mi cabeza que me dijo:
"Sálvame, Alex. Sálvame".
Me detuve inmediatamente y busqué por todos lados esa dulce voz.
- ¿Qué pasa, Alex?─preguntó Masha al verme como loco buscando a esa chica.
- Yo... yo no sé─respondí aturdido─. Creo que escuché a alguien diciendo mi nombre.
- ¿Qué?─inquirió ofendida─. Pero si aquí no hay nadie. Vamos, hazme el amor, por favor.
- No sé─respondí inerte─. Será mejor que me vaya, mejillas. No me siento nada bien─y sin decirle nada más, me fui del aula. Escuché cómo me gritaba furiosa, pero a me importó poco su enojo y seguí avanzando hasta las gradas.
Empecé a caminar sin rumbo fijo cuando escuché de nuevo esa voz:
"Ven a buscarme. Sálvame, por favor"
Mis ojos se abrieron como platos y traté de recordar a quién pertenecía esa voz... porque muy dentro de mí sabía que era alguien a quien yo conocía, pero ¿quién podría ser?
- Amigo, ¿qué te pasa? Te veo muy fuera de órbita─me preguntó Luke al verme.
- Yo... debo estar loco─musité. Traté de recostarme en la pared pero fallé y terminé sentándome en el suelo.
- ¿Qué dices, man?─me miró confuso y se arrodilló junto a mí─. Necesitas ir a la enfermería, amigo. Te ves muy mal. Vamos─me tomó del brazo pero yo lo solté.
- Estoy bien, imbécil. Déjame en paz y vete─le gruñí.
- Pero, Alex...
- Vete a la mierda, imbécil─le grité furioso.
- Okay, okay, está bien. Me voy─dijo levantando sus brazos en señal de rendición para luego irse por el pasillo. Me quedé allí en el suelo meditando por un rato hasta que volví a escuchar la voz.
"Alex, búscame y sálvame. Sálvame. Sálvame".
- ¿Quién eres?─demandé con pesadumbre─. ¿Qué demonios quieres de mí?
"Alex. Alex. Sálvame. Ven a salvarme."
Su dulce tono de voz hacía que yo me sintiera desesperado por querer saber más de ella. Sabía que había algo que me faltaba... algo que no cuadraba en mi jodida vida. Lo he sentido desde aquella vez que desperté en el hospital: he sentido el vacío en mi corazón, pero ¿será esa voz que estoy empezando a escuchar en mi cabeza? ¿Por qué siento como si ya la conociera? ¿Qué me está pasando?
- ¿Alex? ¿Te encuentras bien?─me preguntó la maestra de Historia Antigua al verme en el suelo.
- Profesora, yo... necesito ir a casa─susurré.
- ¿Te sientes enfermo?─me tocó mi frente y al sentir mi temperatura alta dio un grito ahogado─. ¡Estás que ardes, Alex! Venga, vamos a la enfermería ya.
- No, maestra. Yo estoy bien. Sólo necesito ir a...─no terminé de decir lo que quería porque caí al suelo desmayado.
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La suave brisa golpeó mi rostro al momento en que yo desperté. Estaba sobre una suave arena blanca y a mi derecha se encontraba el mar en calma. Me levanté y empecé a caminar despacio mientras que mis pies desnudos se hundían en la arena. A medida que caminaba por ese lugar que se me hacía familiar, empecé a ver una silueta pequeña y femenina que venía caminando hacia mi dirección. Vi como su cabellera negra danzaba con el viento mientras que su pequeña sonrisa se extendía poco a poco al momento que me vio. Observé cómo sus hermosos ojos azules me miraban con ternura pero después habían cambiado a unos tristes.
- Alex, te estoy esperando, Alex. Ven por mí. Sálvame de esta prisión. Sálvame, cariño.
- ¿Quién eres?─le pregunté.
- No te puedo decir quién soy─musitó con tristeza─. Eres tú quién debe descubrirlo. Busca en esos recuerdos borrados y olvidados. Búscame allí y sabrás quién soy. Ven a encontrarme. Te estoy esperando pacientemente. Ven.
Ven.
Ven por mí.
Ven.
- ¡Espera! ¿A dónde tengo que ir?─le pregunté.
- A tu lugar de escape, Alex. Allí estoy─susurró mientras veía que se desvanecía con el viento y yo era tomado por la oscuridad.
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Mi corazón latía a mil por hora cuando finalmente desperté. Ese sueño. Ese sueño significaba algo y yo no sabía qué podía hacer. Se sintió tan real y verdadero que yo pensé que no era un sueño, pero al verme aquí en una cama me hizo pensar lo contrario: sí fue sólo un jodido sueño.
- Oh, Alex, has despertado─exclamó muy contenta mi hermana.
- Kriss, ¿qué me ha pasado? ¿Por qué estoy en un hospital?─le pregunté desorientado.
- ¡Que te has desmayado, tarado! Te han traído aquí porque has pasado inconsciente por cinco horas y no sabes lo afligida que estaba al ver que no reaccionabas con nada─comentó asustada─. Lo peor es que los doctores dicen que tú no tienes nada. No estás enfermo de nada, pero aún así tú no despertabas. ¡Estaba tan asustada! Yo no sabía qué demonios hacer. Yo... yo no quería que me dejaras como mi madre lo hizo, Alex. No quería que...
- Tranquila, hermanita, estoy bien─le dije con dulzura─. No pasa nada, pequeña. Es sólo que creo que necesito unas vacaciones. Estoy muy estresado en estos días.
- ¿Necesitas reposo? ¿Te irás de nuevo?─inquirió asustada. Yo asentí.
- Sólo serán por tres semanas, lo prometo─respondí con calma.
- ¿Eh? ¿Tres semanas? ¿Eso te parece poco, pedazo de animal inútil? ¿Piensas irte por tres semanas durante el período escolar?
- Lo haré después de las evaluaciones─expuse con determinación. Tenía que ir a ese lugar: mi lugar favorito en el mundo. Tenía que averiguar qué demonios sucedía con esa chica extraña.
- ¿Eso no sería dentro de dos semanas?
- Sí, así es, hermana. En dos semanas, yo me voy a ir a Miami a descansar.
- Entonces ni hablar, Alex, yo iré contigo.
- ¿Estará bien dejar la empresa sola por tres semanas?─le pregunté molesto de saber que ella iría conmigo.
- Sí, Didy se las puede apañar sin mí─comentó decidida.
- Okay, entonces es un hecho, hermana. Tú y yo iremos a Miami juntos.
- Ya verás que la pasaremos genial─me dijo feliz.
- Sí, pero nada de chicos, ¿de acuerdo?
- Tú no eres quién para decirme si me acuesto con alguien o no─me reclamó.
- Eso lo veremos, hermana.
- Soy mayor que tú, inútil.
- Y yo soy tu hermano protector─gruñí.
- Agh, como digas. Vámonos ya─farfulló.
- De acuerdo, vámonos a casa.
- No, no a casa sino al internado, idiota. Tienes que estudiar mucho durante estas dos semanas o no habrá derecho a ir a Miami, ¿entendido?
- Sí, jefa─mascullé entre dientes. Estas dos semanas iban a hacer muy largas.
Muy bien, chica misteriosa de ojos azules, espera por mí. Muy pronto voy a llegar a ti y sabré finalmente tu nombre. Sólo entonces sabré qué quieres tú de mí.
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Miami.
Finalmente estábamos aquí.
Mi hermana y yo habíamos llegado luego de esas dos semanas llenas de tortura y molestias. Masha dejó de hablarme y yo no le resté importancia a dicho asunto. Fue unos días después que me enteré que ella había perdido su virginidad con Luke. El idiota ése que supuestamente la odiaba, al final se terminó echando el polvo con ella. Luke se excusó diciendo que ella se le vino a ofrecer porque yo la había dejado encendida sin poder satisfacer su necesidad.
- Luke, no me importa lo que tú hagas con ella. Después de todo no era tan ingenua como lo pensé. Sólo es una perra más para mí, ahora. Disfruta de sus jugos, amigo. No me importa en lo absoluto.
- Alex, estás empezando a preocuparme─expresó con extrañeza.
- ¿Por qué, bro?
- No te has acostado con ninguna chica desde aquella vez que saliste del hospital─repuso algo serio─. Dime, ¿fue por la amenaza de ese imbécil sobre su novia? ¡Oh, míralo! Es sólo un idiota ¿por qué ya no disfrutas del placer? Ni siquiera te pudiste echar a una tonta como Masha. Venga, te invito a un trío esta noche con ella. Estrenemos su culito y dejemos que...
- No, Luke, no lo haré─expresé enojado.
- ¿Te hiciste gay, ahora?─inquirió sorprendido─. Es que no lo entiendo, de verdad. Rechazar un buen culo y unas tetas como las de Masha sólo por una tonta voz que no existe. Te estas volviendo loco, bro.
- Me importa una mierda lo que pienses de mí, me voy─lo aparté de mi camino y empecé a caminar a grandes zancadas. Era cierto.
Yo nunca volví a tener sexo con nadie después de ese día, porque para ser sincero, cada vez que quería tener algo con alguien, algo dentro de mí me detenía y luego me iba confuso del lugar. No sabía lo que me estaba pasando, pero no fue hasta ese día en que me iba a echar un polvo Masha que me di cuenta de todo. Había alguien esperando por mí aquí en Miami, y por eso vine aquí. No sé cómo fue que mis recuerdos con ella no existían en mi mente, pero de igual manera tenía esa corazonada de que ella sí existía realmente. Y no estaría tranquilo hasta conocerla y verla con mis propios ojos. Quería ver esos hermosos ojos azules que estaban robando mis sueños cada noche. Es con ella con quien quiero estar en estos momentos. Se ha vuelto una obsesión tonta porque ni siquiera la conozco, o quizás sí, y por eso necesitaba muchas respuestas. Sí, a la mierda el sexo. Yo quiero estar con ella y punto final.
Porque de nada me sirvió coquetear con esas tontas chicas porque ninguna cumplía con lo que yo buscaba. Sólo ella era perfecta a pesar de no tener un gran cuerpazo como el de Masha. Oh, por cierto, al final la perra esa no era ni virgen, porque el día de ayer en la noche, un anónimo me mandó un vídeo de ella teniendo una orgía con tres chicos y dos chicas en una habitación desconocida. Quedé totalmente traumado al ver que ella todo este tiempo estaba queriendo engañarme. Pero mi pregunta era ¿por qué demonios quiso engañarme? De todas maneras, si era una perra o no, yo iba a acostarme con ella si a mí se me daba la gana. No sé por qué rayos hizo tanto drama que hasta dejó de hablarme. Muy bien por mí, así ya hasta las ganas de tenerla en mi cama se me fueron. Ah, tenía tantas ganas de ir a decirle que se fuera a la mierda... también quería decirle todo eso a Luke porque el imbécil me engañó también todo este tiempo. El me dijo que ella era virgen y al final quizás él se la cogía todos los putos días. ¡Hijos de perra!
La ira se había encendido en mí después de descubrir todo eso, pero decidí no restarle importancia porque nadie iba a impedir que yo me fuera de Inglaterra hacia Miami. Sólo esperaba que ella sí valiera la pena.
- ¡Ah, mira! ¡Es verano!─observó mi hermana muy feliz al momento en que nos bajamos del avión privado.
- Será muy divertido, hermana. ¡Ya quiero llegar a nuestra propiedad y tirarme a la piscina!
- Oh, pensé que ibas a decir que te ibas a tirar a media población femenina del lugar─comentó divertida.
- Ja ja, muy graciosa─repuse con amargura.
- Bueno, let's go!!

Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora