Capítulo 27 Nunca Es Tarde
Hola ^^ ¿cómo están sus vacaciones? ¿Todo bien? Espero que sí :3
Disfruten el capítulo...
(Azariel en multimedia)Narrador
En el infierno, Salón Central de los Tres Grandes, dos meses después del incidente
Sí. Conmoción era la palabra más adecuada para describir todo lo que estaba pasando dentro del gigantesco y diabólico lugar que ocupaban los tres grandes: Lucifer, Belcebú y Lucian. Allí se llevaban a cabo las reuniones más importantes con el Consejo de Mayores. Dicha asamblea consistía en veintidós demonios principales, que estaban encargados de los pecados más predominantes de todo el Hades, y los Tres Grandes del Infierno. Estos eran los nombres de los principales demonios: Lucifer, el Primero al mando; Belcebú, el Segundo al mando; Lucian, el Tercero al mando; Luke, demonio de la lujuria; Idalia, demonio de la idolatría; Circe, demonio de la hechicería; Athens demonio de la herejía; Vania, demonio de la vanidad; Iris, demonio de la ira; Ares, demonio de la contienda; Charles, demonio de la borrachera; Horacio, demonio de la blasfemia; Peter, demonio de la pereza; Demetris, demonio de la duda; Coraline, demonio de la codicia; Richard, demonio de la avaricia; Henry, demonio de la envidia; Odir, demonio del odio; Lilith, demonio del engaño; Rebecca, demonio del resentimiento; George, demonio del egoísmo; Prime, demonio del orgullo; Homero, demonio del homicidio; Stella, demonio del robo; y Jey, demonio de los celos.
Habían muchos más demonios encargados de otros pecados, pero esos no eran de gran peso como los veintidós mencionados con anterioridad. Por lo tanto, sólo ellos tenían el derecho a tener un puesto en la Asamblea. Y justo en esos momentos, todos ellos estaban discutiendo el siguiente movimiento para atacar a los humanos con dones especiales y destruirlos para siempre. Era la primera reunión luego de dos meses de recuperación, no sólo de heridas, sino que también de personal. Habían perdido muchos soldados que habían ido a parar al averno de la maldición, que era el lugar donde los demonios eran castigados o torturados ─ya sea por penalización del Infierno o por envío directo del Cielo, como lo fue en la batalla─ por un buen tiempo. Ahora que ya habían recuperado las fuerzas, llevaron a cabo la primera sesión de Mayores:
- Yo sugiero que los engañemos con alguna traición ─comentó Lilith un poco molesta de no ser escuchada por los tres grandes desde el inicio de la reunión. Había intentado ─con inutilidad─, todos los métodos seductores para llamar la atención y poder ser escuchada por toda la audiencia demoníaca presente, pero siempre terminaba siendo ignorada por todos.
- No, el engaño funcionó una vez ─se dignó en contestarle Lucifer al verla desnuda frente a él. Sólo imagínense hasta qué punto se había rebajado. Pero por supuesto, era un demonio después de todo. La vergüenza no existía en ellos.
─ De modo que nadie nos asegura que ellos volverán a caer en la trampa, Lilith. Ahora, vístete ─gruñó Lucifer ya harto de ella. No servía para otra cosa que no fuera para engañar o para tener sexo salvaje con él y los demás. Sus opiniones eran tontas, justo como lo era ella. Aunque debía de reconocer que sí servía para engatusar a los humanos en sus sucias redes, arrastrarlos a la cama tras un engaño y perderlos en el abismo del infierno. Pero ni siquiera así, había logrado engañar al tonto humano Alexander que tanto odiaba. Por él, había dejado al resto del mundo en segundo plano. Ese estúpido humano y su hermana habían sido escogidos por el mismo Señor Creador y su hijo, ¿cómo podría ignorar ese hecho? Esta clase de humanos, era la que más le llamaba la atención, y por eso los deseaba tener aquí, junto a él, pudriéndose en el infierno. Recordaba cuando él había sido el favorito del Creador allá en el cielo: había sido el mejor y más hermoso de todos los ángeles, arcángeles, querubines y serafines. Él era perfecto. Él merecía un puesto en el trono junto a Dios. Él era incluso mejor que Dios. Dios no tenía ningún rostro y nadie le podía admirar con detenimiento porque sino los seres celestiales u cualquier otro ser terrenal podían morir. En cambio a él, a Lucifer, sí lo podían ver. Lo admiraban mucho por aquel entonces. Su belleza sobrepasaba todo límite, y eso le hizo pensar que él tenía ese derecho. Pero El Creador no lo dejó, y lo echó del lugar junto a toda esta enorme jauría de demonios que una vez fueron sus admiradores allá en el cielo. Ellos habían sido los que le habían seguido, servido y cuidado siempre; y todavía lo seguían haciendo. Estaban dispuestos a destruir el mundo por él. Estaban dispuestos a todo para hacerlo sentir mejor; por eso, cada vez que fallaban en las misiones, le temían mucho porque sabían que el castigo era grande y devastador. Sin embargo, desde que Alma había venido a este lugar, el Infierno dió un giro total de ciento ochenta grados. Por la simple y sencilla razón de que ella hizo que dos de sus mejores siervos se cambiaran de bando. Ya no era él al que protegían, sino a ella. Esa perra, que ni una sola vez había podido ser suya, esa que nunca lo había aceptado como su amo y señor, esa misma perra le había robado a dos de sus más fieles siervos: Marcus y Jezabel. Desde ese instante, en que él vió aquello cambiar, quiso destruirla tanto como a los mismos humanos tontos. Odiaba a medio mundo, pero eran a Alma, Alex y a su hermana los que más odiaba. Alex por haber salvado a un demonio que le pertenecía a él, no a alguien más; Alma por no aceptarlo nunca como su señor, y a Kriss por poseer esos poderes divinos. A Marcus y Jezabel no los odiaba mucho porque sabía que para ellos no había ninguna salvación. Ellos se iban a pudrir con él aquí por toda la eternidad. Y eso lo hacía muy feliz. Pero regresemos al tema de discusión que ellos estaban teniendo en aquel lujoso salón.
- Sí, pero yo creo que si hacemos al menos un engaño ─empezó a decir Lilith, pero fue interrumpida por Lucifer.
- Dejemos que los demás opinen mejor ─sentenció con seriedad, volviéndola a ignorar.
- Señor, yo opino que pongamos contiendas en contra de ellos mismos ─expuso Ares sin cuidado alguno de que lo pudieran regañar a él también.
- No, no quiero que ninguno de ustedes tres, perdedores, digan algo en esta reunión ─ enfatizó con fastidio.
- Me parece injusto que sea así, señor ─expuso Luke muy furioso.
- ¿Y quién dijo que aquí en el infierno la vida es justa, imbécil? Saben algo. Los quiero fuera a los tres. ¡Fuera! ─gritó airado. Con todo el orgullo que tenían, los tres empezaron a salir del lugar con las cabezas en alto.
- Lucifer, detente ─le suplicó Belcebú─. Chicos, no se vayan todavía.
- ¿Estás desobedeciendo mi orden? ─interpeló incrédulo de ver como el segundo al mando detenía aquello.
- No, señor. Lo siento ─imploró este un poco temeroso de hacer lo incorrecto frente a él─. Pero usted debe entender que ellos son muy importantes en nuestra próxima misión. Circe, demonio de la hechicería, nos ha dicho que su súbdito Adrián, demonio de la predicción, ha tenido una visión a favor nuestro. Y estos tres estaban allí.
- ¿Y por qué razón no fui informado antes, Belcebú?
- Porque no queríamos interrumpir su delicioso encuentro con Leslie y Tatiana, demonios del lesbianismo y excitación.
- Ah cierto ─comentó feliz de recordar aquello─. Está bien. No se vayan trío de inútiles. Al parecer servirán de algo esta vez ─comentó de mala gana. Los tres humillados volvieron a sus puestos y no abrieron su boca durante un buen rato.
- Circe, nena, ven aquí ─le pidió Lucifer muy coqueto. Circe lanzó un gemido de excitación y se acercó a su amo muy emocionada.
- A sus ordenes, mi señor ─expresó contentísima.
- Trae a tu súbdito también, por favor ─le pidió con voz ronca. Circe asintió con fervor y después le mandó un mensaje telepático a su siervo. Este apareció frente a ella unos segundos después.
- Me llamaba ama ─fue lo primero que él dijo.
- Preséntate primero a tus señores, inútil ─gruñó ella. Él se apresuró a saludarlos a todos con reverencia y después se quedó detrás de su ama con sus piernas esqueléticas temblando de miedo. Era obvio que era su primera vez aquí frente a muchos mayores, de modo que eso lo aterraba. Y mucho.
- Tranquilo, pequeño demonio ─le pidió Lucian al verlo así.
- Sí, Lucian tiene razón, niño ─afirmó Lucifer─. Estás aquí por algo bueno. Se me ha informado que tú tuviste una predicción del futuro. A ver, dinos qué viste, por favor.
- Yo, yo, yo vi ─titubeó el chico.
- Sí, tú ¿qué viste? ¡Apúrate que no tengo todo el día, imbécil!
- Lo siento, señor ─se disculpó él─. Pero no quiero que me culpe en un futuro si la predicción no se cumple. Como usted sabe, las predicciones son inciertas y...
- ¿Me estás dando clases de predicciones? ─preguntó Lucifer ofendido.
- No, mi señor. Lo siento ─se volvió a disculpar─. Yo, yo le voy a contar lo que observé en mis visiones.
"Estaba en una ciudad grande. A mi parecer, era Nueva York. Estaban en un parque, y allí los vi a ellos: a Alma y el humano. Estaban caminando con tranquilidad por las calles de dicho lugar, hasta que algo inesperado les pasó. Varios demonios los rodearon por todas partes: incluía los demonios de contienda, homicidio, ira, odio y engaño. Todos ellos con varios de sus súbditos. Ellos empezaron a huir de ustedes hasta que Homero, el demonio del homicidio, les disparó. El humano estaba medio muerto. Odir sembró el odio en el corazón de Alma y Lilith le hizo creer que él estaba muerto, pero en realidad, no lo estaba. No sé cómo es que de pronto Luke y Jezabel aparecen juntos y quisieron ayudarle a Alma, pero hubo contienda entre ellos tres porque Luke engañó a Jezzy para poder acercarse a ellos. La ira nació en Jezzy al verse burlada, y en medio de ese desastre, no se dieron cuenta que el humano fue secuestrado por Lilith. La visión termina allí."
- ¿En verdad pasó eso en tu visión? ─ preguntó el diablo excitado de pura emoción y maldad.
- Sí, señor. Además, si estoy en lo correcto, la predicción anterior se cumplió al pie de la letra. Pero como no estaba completa, la parte donde el último equipo celestial llegó, no estaba incluida. Puede que algo pase después de eso.
- Estaremos preparados para eso esta vez ─le aseguró Lucian─. Puedes irte, niño.
- Ah, y como recompensa por habernos dicho eso, puedes cogerte a Lilith ahorita ─le dijo Lucifer con maldad.
- ¿Señor? ─preguntó confuso de escuchar aquello, pero a la vez excitado de saber que por primera vez iba a tener dicha oportunidad.
- ¿Por qué yo? ─demandó la otra.
- Es tu pago por no haber hecho tu trabajo bien ─sentenció Lucifer. Lilith no dijo nada a cambio y sólo se levantó de su asiento con furia, agarró la huesuda mano del demonio menor, y desapareció junto a él en un chasquido fuerte.
- En el fondo, sé que lo va a disfrutar ─susurró Belcebú.
- Me compadezco de ese demonio. Lo hará sufrir ─opinó Lucian con una sonrisa lobuna.
- Jajaja, con lo perra que es, no me sorprendería que así fuera ─añadió Lucifer─. Pero volvamos a nuestro tema de interés. Luke, tienes una importante misión que llevar a cabo. Infiltrarte con el enemigo y de paso te la coges cuando quieras.
- Será un placer llevar a cabo esa misión ─anunció muy satisfecho de hacer lo que más quería en su podrido corazón negro: cogerse a su mujer de nuevo. Ya quería tenerla en su cama y volverla a saborear toda. Ella iba a ser de él por siempre.
.
.
.
Manhattan, Nueva York, horas después de la reunión
ESTÁS LEYENDO
Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)
Fantasi¿Alguna vez has visto una chica tan hermosa y perfecta que hace babear a todo chico que se atraviesa? Parecería un milagro poder tenerla y acostarse con ella... Hasta que te das cuenta de su verdadero ser. Grave error de mi parte. Derechos Reserva...