Capítulo 4
Mejillas RosadasAlexander
Después de que mi nueva conquista se fuera, yo quise ir tras ella para poder convencerla de que ella era mía. Nadie se resistía a mis encantos por el simple hecho de ser Alexander, el heredero más sexy de todo el internado. Ella tenía que saber eso de mí porque quizá nadie se lo había dicho aún. Se lo tenía que aclarar hoy cara a cara y que se diera cuenta de su error. Sin embargo, por más que la busqué por todo el internado, nunca la encontré. Es como si se hubiera esfumado como una burbuja en el aire. ¿Dónde se habría metido? Le pregunté a varios estudiantes de primer año e incluso a los de más bajo nivel, pero ninguno la había visto.
Era raro. Había desaparecido de forma repentina, y eso me inquietaba demasiado porque yo no paraba de pensar en ella, ni en sus piernas, ni en su esbelta cintura, ni en cómo se sentiría tenerla cerca de mí, ni en cómo besaría con sus delgados labios y ni en cómo sus ojos azules eran diabólicamente hermosos. No obstante, la busqué pasillo por pasillo y no encontré a mi chica. Oh sí, ella era mi chica y de nadie más. Ningún imbécil podía competir contra mí. Ya veríamos quién la iba a obtener al final... si el imbécil de su novio o yo. Y era obvio que yo iba a ganar.
Estaba por dejar de buscarla cuando supe dónde podría estar.
¡Oh sí, qué imbécil fui! ¡Ella tenía que estar en su cuarto ordenando, quizá, porque era nueva y sus cosas aún no estaban acomodadas! Debería de ir a ayudarla como buen estudiante ejemplo que era. Ella tendría que estar en el lado derecho de Purcell donde sólo era de niñas extranjeras, y aunque allí no me era permitido entrar, yo tenía esa manía de romper reglas. Iba a ir a su habitación en esos instantes cuando me acordé de un pequeño detalle. No sabía qué número de habitación era.
Maldición.
Estoy en desventaja... aunque no por mucho tiempo. Tenía la solución a mis problemas. Le marqué al único que podía saber el número de su habitación.
Luke.
─ ¿Qué pasó bro? ─dijo mi mejor amigo al otro lado de la línea telefónica.
─ ¿Sabes cuál es el número de su habitación? ─le pregunté.
─ ¿Habitación? ¿De quién? ─preguntó confundido.
─ De la nueva, idiota. De Alma. Vamos, dime ─exclamé impaciente. Unos gemidos y unas risas se escucharon a lo lejos. Él estaba en medio de una aventura y no me invitó. Pero eso no tenía importancia en esos momentos. Luego le reclamaría.
─ Ah creo que es la 69 ─respondió en medio de un gruñido de placer. Rodé los ojos y sin darle las gracias, colgué la llamada. Luego, me encaminé hacia el lugar. Ella era mía. Ella tiene que entender las reglas. La haré mía antes que cualquier hombre. Ella me pertenecía.
Iba a cruzar hacia el lado de Purcell cuando veo a las bi con las que iba a tener una aventura.
─ Hola, Alex ─me habló coqueta la morena.
─ Venimos por ese trío ─exclamó la gordita. Bueno, no perdía nada con un poco de diversión. Luego buscaría a Alma. No les negué su petición y me fui a gozar un rato con ellas.
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¡Wow! Fue mi primer trío, pero creo que haré una nota mental para repetirlo en un futuro lejano. Descansamos y después hicimos otras dos rondas de placer más. Para cuando eran las 8 de la noche, los tres nos vestimos para ir al gran dining hall para ir a cenar.
─ Ha sido un placer haber hecho ese trío, chicas pero de aquí en adelante son unas desconocidas para mí hasta cuando a mí se me antoje tenerlas de nuevo. Adiós ─les dije, y a pesar de que ellas hicieron un puchero, yo las ignoré y me encaminé al gran salón. ¡¡Moría de hambre!!
Cuando llegué al lugar, toda la gente ya se había ido. Sólo unos cuantos estudiantes estaban terminando su cena, pero no me importó. Fui a pedir mi cena y luego me fui a sentar donde una chica nerd. Tenía cabello negro, liso y largo, unos lentes grandes y tras ellos unos ojos color esmeralda muy hermosos. En su atuendo, vi su pulsera roja. Ah, era una de las becadas del rey. Bueno, como todo colegio de prestigio, el nuestro se identifica por casas y colores. En el logotipo del uniforme, hay una etiqueta en la parte inferior que decía el nombre de tu casa y a parte de eso, tenías una pulsera de diferente color dependiendo de tu rango social. Los ricos y herederos como yo, usábamos el color azul. Los hijos de políticos o de una posición en el reinado (o gobierno como quieran llamarlo) usaban el color verde. Los del color naranja eran los de clase media en los que entraban los de intercambio, medias becas e hijos de profesores. Y por último, el color rojo era para los becados que el Rey ayudaba. Estos eran los de clase baja. Pero se suponía que eran los mejores en todo el internado. ¡A quién le importaba! Esta chica se miraba "follable" si le quitaba las gafas y le soltaba el cabello que tenía amarrado a una coleta.
─ Espero que no te moleste sentarme a tu lado─le dije tímido y ella se sonrojó para luego negar con su cabeza.
─ Está bien. Es libre de sentarse donde quiera, joven Alex.
─ Eres muy hermosa ¿lo sabías? ─ yo, Alex, siempre iba al grano con mis víctimas. Ella se volvió a sonrojar. Se veía tierna. Me pregunto como se verá en la cama con esas mejillas rosadas mientras la hago mía. Tendría que averiguarlo.
─ ¿Qué haces tan noche por aquí? ¿Te quedas estudiando? ─ le pregunté interesado. Ella asintió─. Pero el curso empieza hasta la otra semana. No me gustaría que tus hermosos ojos tengan ojeras tan pronto.
─ ¿En serio? ─preguntó tímida al escuchar mi reproche.
─ Es más, te acompañaré a tu habitación para comprobar que ya no regresarás a la biblioteca. Tienes que descansar. Permíteme llevarte, por favor ─le propuse. Ella asintió. Oh, era muy inocente y lo más probable, virgen. Bueno, podría tener compasión de ella y se lo podría hacer lento y con amor. Yo sabía que este no era su primer año porque la había visto en una clase conmigo, así que le tendré que decir algunas medias mentiras para engatusarla.
─ ¿Eras mi compañera en Literatura Avanzada, verdad? Y si no me equivoco eres Masha ─le cuestioné con timidez mientras me rascaba mi cabeza como señal de que estaba nervioso.
─ Eh sí, Masha Ekaterina Ivanova ─alcanzó a decir en un susurro mientras sus mejillas se encendían otra vez. Sí, me gustaban sus mejillas y su nombre. Masha y yo terminamos de comer, y después de un par de bromas y de saber un poco más de ella ─sobre todo del helado de vainilla con galleta─, decidimos que era hora de regresar porque era muy noche y el hall lo iban a cerrar. Nos levantamos y empezamos a caminar por los pasillos en total silencio. Creo que si no fuera porque mi plan era tener a la nueva, yo podría haberla escogido. Era demasiado linda y tierna, inocente y amigable, pero tendría conformarme con sólo su amistad para poder preparar el territorio poco a poco. Se veía que no era de las que le dan su virginidad a cualquiera. Debería de trabajar en ello hasta considerar que era el momento perfecto para hacerla mía. Sí, así iba a ser.
─ ¿Cuál es tu casa? ─le pregunté para poder romper el silencio. Ella me sonrió y me contestó distraída.
─ Purcell ─musitó. Oh, rayos. Sólo esperaba que no fuera cerca de la habitación de Alma o todos mis planes se vendrán abajo.
─ ¡Oh, eres extranjera! Cierto, Ivanova es de origen ruso, ¿verdad? ─exclamé contento de saber un poco de idiomas y nacionalidades.
─ Eh, sí. Ruso. Vengo de San Petersburgo ─comentó un poco avergonzada. ¡Dioses del mundo! ¡Se veía tan hermosa así! Pensaba que las rusas eran muy bonitas, pero ella se pasaba de linda. Debo admitirlo.
─ Una hermosa ciudad, debo de admitir. He ido con mi padre por negocios ─respondí con honestidad. Ya había ido ahí, y el lugar era muy atractivo.
─ ¿Cuál es tu lugar favorito? ─me preguntó. ¡Wow! ¡Qué rápido iban trabajando las cosas! Al menos sacaba platica y era sociable. ¿Cómo no la había notado antes? En el sentido de que nunca antes me había fijado en lo hermosa que era.
─ El puente Pikalov ─le musité. A decir verdad, ese era del único que me acordaba porque por negocios no tuve tiempo de ir a recorrer ningún otro lugar más que sólo ese puente.
─ Sí, amo ese lugar. ¡Y eso que no has visto el atardecer! Es hermoso. Deberías ir un día, si vas con tu padre de nuevo ─dijo con un brillo en sus ojos que sacó mi lado ¿tierno? Imposible, debería de estar más alerta. Ella era mi presa.
─ Espero que la próxima vez vaya contigo y compruebe que no me estás mitiendo con respecto a ese atardecer ─le dije coqueto.
─ Eh, claro ─contestó nerviosa. Oh, sí. allí estaba el efecto de Alexander en las chicas, señoras y señores.
Seguimos caminando por el Jardín Dean bajo la luz de la luna hasta llegar al edificio de Purcell. En la entrada, vi que los pasillos ya estaban un poco solos y que la mayoría ya se había ido a sus habitaciones.
Me pregunté, de pronto, si Alma seguía allí o si ya había bajado a comer o no. ¿Pero por qué estoy pensando en eso? Saqué ese pensamiento de mi cabeza y me dispuse a seguir caminado en silencio mientras observaba a Masha.
─ ¿En serio vas a ir hasta mi cuarto? ─preguntó algo nerviosa. Yo asentí.
─ Sí, hasta tu habitación, ¿algún problema con eso, Masha? Si te incomoda, solo dímelo ─le pregunté en un susurro.
─ No, no me incomoda. Lo que pasa es que es prohibido entrar. Eres un chico.
─ Lo sé, nena. Pero no importa, aún así iré. Sabes que soy un chico al todos los de aquí deben de temer ─le dije apagándole un ojo. Era se puso a reír. Amaba su risa.
─ Cierto, eres de temer ─comentó divertida.
─ La pregunta es ¿tú me tienes miedo? ─le dije en un susurro cerca de su oído mientras la recostaba en la pared más cercana. No supe cómo es que había hecho este paso tan atrevido en dónde ella me podría reclamar por imbécil. Sin embargo, me fue imposible resistirme a su angelical rostro, así que la miré a sus ojos y me sentí hipnotizado al verla. Su iris brillaba en la oscuridad y por un momento me pareció ver que sus ojos bailaban con maldad, pero segundos después desapareció. ¿Lo habré imaginado? Bueno, no importaba en esos momentos. Si era traviesa o no, eso sólo mejoraba la situación para mí.
Estaba a tan sólo unos pocos centímetros de distancia y sentí que su cálido aliento tocaba mi nuca. Luego de varios largos segundos, ella finalmente logró a articular un par de monosílabos cerca de mi boca.
─ Yo... no ─susurró despacio con su voz temblorosa, tratando de sonar firme y un poco arrogante pero fallando en dicho acto. Bajó su cabeza, pero luego la volvió a subir y posó sus ojos en los míos y luego en mis labios. Relamió los suyos, pero luego retiró su mirada hacia otro lugar. ¡Wow! Esto iba más rápido de lo que pensaba. Si eso seguía así, esa misma noche la podría hacer mía, y de una sola vez podría comprobar y ver si sus mejillas se hacían rosadas o no mientras la hacía mía de una y mil maneras, y si valía la pena repetir ese acto una y otra vez. Era en ese momento o nunca. ¡Vamos, Alexander! ¡Tú puedes! ¡Eres el mejor!
Me acerqué lentamente a sus labios y la miré para esperar su aprobación. Ella asintió y cerró sus ojos. Luego, yo también cerré los míos para hacer más creíble nuestro beso, y mientras yo me aproximaba, escuché una risa pícara salir de sus labios que me causó un escalofrío por mi cuerpo. Fue un poco aterrador, pero aún así no me importó y la besé con suavidad. Abrí mis ojos para ver si los suyos seguían cerrados, y sí, los tenía así. Sus mejillas estaban totalmente rojas por el repentino acto, y sus labios estaban entreabiertos esperando mucho más que sólo un pequeño beso. Sí, sus mejillas rosadas se estaban convirtiendo en mi adicción. ¡Jodidos infiernos, era hermosa!
Luego, como si todo fuera sincronizado, yo tomé su cintura y la jalé hacia mí mientras que ella subió sus pequeñas manos a mi cuello y empezó a jugar con mi cabello. Exhalé un jadeo y ella quiso acercarme más, pero de pronto se detuvo y me dejó de besar. Se separó de mí abruptamente y me alejó de ella como si yo fuera lo más asqueroso del mundo. No entendía lo que pasaba y le iba a pedir una explicación cuando de pronto apareció Alma caminando por el jardín hacia nuestra dirección. No, no era a nuestra dirección. Era hacia las gradas que daban a los dormitorios de las chicas y que daba la casualidad que nosotros estábamos cerca.
Mierda.
El pánico me inundó porque tanto Masha como Alma eran mis víctimas y si ambas se enteraban...
¡No, joder! Pero antes de que yo pudiera armar un plan en mi cabeza o sin darme tiempo para una excusa, Masha se fue rápidamente y corrió sin decirme palabra alguna. Qué raro.
¿Pero qué pasó aquí? ¿Acaso ella sabía mis planes? No, imposible. Ni que fuera adivina o bruja.
Suspiré decepcionado y me dispuse a caminar lejos de allí antes de que Alma me viera, pero ella apareció frente a mí de la nada. ¿Cuándo fue que se acercó a mí?
¡Me lleva...!
Joder, no sabía cómo es que fue que todo esto pasó, pero yo me puse nervioso, y esta vez de verdad. Tragué saliva y la miré perdidamente. Era demasiado hermosa y peligrosa a la misma vez. No sabía por qué tenía ese efecto en mi hormonal cuerpo.
─ ¿Me andas buscando para ver si puedes pasar una noche conmigo? ─me preguntó enojada y con los ojos entrecerrados mientras me acusaba con un dedo. Se acercó a mí y yo retrocedí. WTF?!
─ ¿Qué? Eh, noooo, yo no pretendía venir aquí por ti ─empecé a tartamudear. ¿Qué mierda me estaba pasando que hacía que me pusiera nervioso? ¿Podría ser ella? ¿Podría ser yo porque casi fue encontrado en el acto?
─ Pierdes tu tiempo. Ahora desaparece de mi vista ─masculló y luego se fue, dejándome totalmente anonado. ¿Cómo fue que ella pudo tener ese efecto en mí? ¡Ridículo! Eso debería ser al revés. Ella tendría que estar nerviosa por mí. Pero no pude reaccionar ni siquiera cuando subió las gradas y desapareció de mi vista. ¡Esta chica me estaba volviendo loco! ¡No era posibe que me venciera tan fácilmente! ¡Era un chico guapo! ¡Ah no, pero la próxima vez ella no tendría tanta suerte! Iba a ser yo el que la dejara anonadada. Ella tenía que caer en mis encantos y no yo en los de ella.
.
.
.Me desperté temprano para ir a ser mi rutina diaria de salir a correr por las mañanas. Eran las 5:00 AM. A esa hora, casi todo el internado estaba dormido. Las actividades empezaban a las 7:30 AM en el dining hall. Las clases empezaban una hora después del desayuno, así que me puse los auriculares y empecé mi rutina de correr. En el camino, me encontré un par de chicas que me saludaron acaloradamente, y yo les guiñé un ojo. Eso las derritió y empezaron a dar saltitos de rana bailarina.
Tontas.
Luego, me encontré con uno de los chicos del equipo y me dijo que el entrenador Flan quería hablar conmigo después de clases. Le agradecí y seguí coriendo. Corrí como por media hora y a las 5:30 AM ya iba de regreso a mi dormitorio cuando veo un chico caminando tranquilamente por el jardín de Dean. Nunca lo había visto en el internado, lo cual significaba que era nuevo.
─ Hey, man! ─le dije acercándome a él. Él asintió con su cabeza en señal de respuesta. ─ ¿Eres nuevo, verdad?
─ Para ser honesto, sí. Un transferido ─dijo con su cara de póquer y que se la llevaba de chico malo.
─ ¿De dónde vienes? ¿Juegas al fútbol? Por tu acento deduzco que eres de Alemania, ¿no? ¿Eres hijo de algún político o de algún empresario? ─dije mientras buscaba su pulsera pero no se veía por ningún lado. Quizá por ser nuevo no se la había puesto aún.
─ Sí, soy de Alemania y juego al fútbol. El año pasado estuve de cantera en el equipo del Bayern de Múnich, pero no pude seguir porque mi forma de ser es un poco única y normalmente no sigo las reglas, y por eso terminé aquí. Pero no importa, no me arrepiento. Mi chica está aquí ─me dijo un poco receloso, como si supiera que yo soy un mujeriego. Eso me pareció cómico. Creo que llegaríamos a ser buenos amigos en un futuro─. Ah, también soy hijo del presidente del Bayern de Múnich, pero detesto ser reconocido por eso. Ignora esa parte de mí, por favor.
─ Como quieras, amigo. ¿Y cómo te llamas? ─le pregunté interesado. Al escuchar lo que le pregunté, él amplió su sonrisa y me miró de forma altiva. Eso era estúpido. Muy hijo de presidente de alguna federación de fútbol famosa podría ser, pero él no podía ser mejor que yo. En definitiva, no podría serlo.
─ Me llamo Marcus. Marcus Hopfner.¡Hola! /.\ se preguntarán quién es ese Marcus... sí, es ese chico en el que están pensando ;) ¡nuestro estúpido y sensual Darken! En el próximo capítulo voy a detallar sobre eso. Por otra parte, debo mencionar que Masha también juega un papel muy importante en esta historia. Así que, si quieres que esta historia siga, por favor voten y comenten u.u nada cuesta... y por favor compartan la historia con otros *-* Este capítulo va dedicado a todos aquellos que comentaron en el anterior capítulo :3 @CrazzyWriter @berenephilim @AlmaSofia6 @InkedLetters y @DiraSoler gracias chicos :*
Masha en multimedia ^.^
Jess ❤
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Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)
Fantasy¿Alguna vez has visto una chica tan hermosa y perfecta que hace babear a todo chico que se atraviesa? Parecería un milagro poder tenerla y acostarse con ella... Hasta que te das cuenta de su verdadero ser. Grave error de mi parte. Derechos Reserva...