Solo les diré algo: lamento mucho la tardanza, pero he estado en terapia por un accidente que tuve. Espero que me comprendan. ¿Alguien me lee? He querido recibir ánimos de parte suya para que continúe escribiendo debido a lo que me pasó con anterioridad, pero nadie comentó ni siquiera un "síguela, por favor ". Pero por amor a mi historia, aquí les dejo otro capítulo más.
Capítulo 29
Después de la tormenta
Narrador
Hotel Hyatt Union Square, New YorkLos primeros rayos del sol atravesaron por la enorme ventana de cristal del apartamento en el que Jezabel y Azariel se encontraban. El arcángel ya se había despertado desde hace un rato y se había dedicado a observar a su ángel mientras dormía. Jezabel estaba con su cabellera negra esparcida como una cortina por casi toda la almohada y con una sonrisa tonta en sus labios, pero el General Celestial la encontraba atractiva desde cualquier ángulo que mirase. Es más, él tenía esa misma sonrisa tonta mientras la veía así. El pijama que ella estaba usando en esos momentos parecía de una niña de 14 años y no de un ángel caído que había vivido por miles de años. ¿Qué podría decir él si le gustaba desde hace un par de décadas? Era tan hermosa como lo era con una espada en su mano. Se veía sexy incluso cuando se enojaba ─y eso que se enojaba muy seguido─, ¿cómo no se iba a fijar en ella si él era igual de malhumorado?
Observó el sol con resentimiento por unos segundos y decidió que ya era hora de despertarla aunque no quisiera. Muy en contra de su voluntad, la movió con lentitud y empezó a llamarla con una ronca pero suave voz cerca del oído del ángel.
- Jezza, Jezabel, ya es hora. Despierte, hermosa ─le susurraba. Se estaba dando por vencido cuando, de pronto, fue rodeado por los delgados pero firmes brazos de ella. Luego fue puesto en la cama, quedando debajo del ángel con el cabello negro bailando como una suave cascada y con una triunfante sonrisa que hizo al general quedar con la boca abierta.
- ¿Qué clase de saludo matutino es este? ─preguntó asombrado.
- Uno al que te vas a acostumbrar muy pronto ─replicó con astucia. Sin esperar su respuesta, ella bajo a su boca y lo besó con dulzura. El ángel no supo qué más hacer asique le siguió el juego y la apretó más a él.
- Me gusta este nuevo saludo ─murmuró en medio del beso. La duración del dulce acto no duró más de tres minutos, y en ningún momento hubo lascivia por parte de él, pero sí de parte de ella. Sin embargo, ella trató de ocultar su pasión explosiva para que no se sintiera decepcionado de esta relación tan pronto. Azariel era tan tímido al momento de querer intimar con alguien que no fue capaz de controlar sus movimientos corporales. Puede que para él haya sido vergonzoso, pero ella se sentía agradecida de que así fuera porque no se sentía preparada para las aventuras por el momento. Bastaba con sentir el amor y cuidado que él le daba para sentirse completa y segura. Sabía que todo iba a estar bien porque iba a ser ella la que llevaría el control de la relación. No era normal encontrar hombres así: guapos, inocentes, honestos y devotos sólo a su chica. Todas esas características se encontraban en una sola persona.
- ¿Me despertaste porque te habías aburrido de verme? ─ el ángel caído le reprochó.
- Te equivocas. Te desperté muy en contra de mi voluntad ─replicó─. Hay una misión que debes realizar. Una misión que no quiero que hagas pero que no tengo otra opción más que mandarte.
- Ahhh...
- ¿Ves? De mi parte quería seguirte viendo en esta cama con ese hermoso pijama.
- ¿Hermoso pijama? ¿Estás bromeando? ─inquirió con incredulidad.
- No, no lo hago ─respondió con tono serio. Jezzy lo miró por unos segundos para ver si él se reía o algo por el estilo, pero su rostro seguía serio.- De acuerdo. Tú ganas ─dijo con tono cansino mientras se levantaba de la cama y se vestía con otra ropa al son de un chasquido. Se había decidido por un vestido corto y suelto de color turquesa con flores blancas. Era tan corto que si medio se agachaba se vería su braga de color blanco y parte de su redondo trasero.
- No me gusta tu vestido ─masculló él.
- ¿Por qué no, Aza? ─con toda la mala intención del mundo, ella abrió sus piernas y se agachó completamente. El pobre General Celestial tragó duro y decidió desviar su mirada de ella y también el tema.
- Tienes mi olor en tu piel y cabello. Deberías de...
- ¿Bañarme? ¿En serio quieres que quite el olor angelical de mi sensual cuerpo?
- No. En definitiva no. Y no te iba a sugerir eso. Te iba a decir que deberías pensar en qué le vas a decir a él.
- Ahhh, eso ─expresó pensativa─. Le diré que tuve una madrugada fogosa con el general celestial.
- ¡Oye! Eso no es cierto ─respondió avergonzado el ángel y volvió a mirar hacia ella con timidez. Un leve sonrojo apareció en sus mejillas y supo que esta batalla estaba perdida por primera vez en su vida.
- Le diré que estuvimos cuerpo a cuerpo, juntos...
- ¡Jezabel! ─exclamó asustado. El ángel caído empezó a reírse mientras veía cómo un general celestial era capaz de sonrojarse frente a un demonio como ella. Le divertía ver cómo él trataba de evitar su mirada y no pensar en ella.
"Ternura sobrecargada", pensó ella al definir aquel momento.
- Le diré que estuvimos entrenando y que me tocó estar contigo por desgracia y no con mi hermano. Le diré que eres un prepotente y que no me agradas, pero que no tuve otra opción más que enfrentarme al presumido General Celestial.
- ¿Soy un presumido? ─demandó con asombro.
- Lo eres ─afirmó ella para luego acercarse a él y besarlo con ternura en su mejilla. Se sentó en las piernas de su sexy ángel y se acurrucó en su musculoso pecho. Él la rodeó con sus brazos y la apapachó con ternura. Luego, levantó la cabeza de su chica y la besó en los labios de la forma más delicada que pudiera existir. Jezzy se derritió en ese beso y quiso profundizar un poco más abriendo su boca y pasando su lengua por los húmedos y rosados labios de él. Él dejó que hiciera aquello y se acostó en la cama para apretarla aún más a él. Había algo dentro de él que se iba despertando. Era algo que no sabía cómo controlar, ni cómo parar. Sin embargo, Jezzy sí sabía de aquello y decidió poner fin a ese beso cuando vió que él quiso tocar sus piernas.
- Rayos, no me quiero ir de aquí, Aza. Quiero quedarme y seguir con esto, pero debo irme o si no nada saldrá bien─protestó ella mientras se alejaba un poco de él y se sentaba de nuevo en la cama. Se acomodó su vestido y su cabello, y luego se paró con lentitud. Dió un chasquido y unos zapatos blancos con tacones de 10 centímetros estuvieron en sus pies.
- Ten cuidado, por favor ─le pidió él.
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Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)
Fantasy¿Alguna vez has visto una chica tan hermosa y perfecta que hace babear a todo chico que se atraviesa? Parecería un milagro poder tenerla y acostarse con ella... Hasta que te das cuenta de su verdadero ser. Grave error de mi parte. Derechos Reserva...