4.

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Capítulo 4.

NIALL.

Mis ojos viajan constantemente a las chicas que están en los asientos traseros de mi Nissan. Parezco un verdadero psicópata observándolas por el espejo retrovisor. En más de una ocasión, me encuentro con esos ojos negros... los ojos de Heather.
Hago un esfuerzo enorme por reprimir las sonrisas en mis labios, verla nerviosa por el simple hecho de que esté mirándola, me resulta divertido.
Y al parecer, Charlie está en la misma situación que yo. ¿Qué demonios nos ocurre? No somos adolescentes, no tenemos 14 años y mucho menos estamos pasando por aquella etapa hormonal.

Son solo 2 chicas guapas que están acompañándonos... que están... que están aquí... Mierda, ya estoy mirándola otra vez. Sus manos descansan unidas en su regazo, juega con sus delgadísimos dedos. Su piel es casi translúcida, mucho más que la mía y ese suéter negro que lleva encima la hace ver más blanca, más pálida ¿Estará enferma? Desde que la vi por primera vez note su delgadez, si no supiera que tiene 19 años, creería que apenas estaría cursando el instituto.
Es demasiado pequeña...demasiado frágil. Siento que si la cargara en mis brazos, lo haría con facilidad, con un solo brazo incluso. Suelo ejercitarme, apuesto lo que sea que las barras del gimnasio pesan más que ella.

-Y bueno ¿Nos quedaremos en este semáforo en rojo? —Se queja Charlie.

Vuelvo a centrarme en las calles. Me siento un idiota por el rumbo en que están guiándome mis pensamientos.
Enciendo la radio y dejo una emisora al azar. El tráfico es horrible durante la tarde, quedamos atrapados en pleno centro durante más de media hora. Gracias al cielo, mi buen amigo es siempre el alma de la fiesta, le gusta conversar y bromear. Silenciosamente, se lo agradezco, ya que yo precisamente no suelo ser tan divertido.
Somos polos opuestos. Quizás es ese el motivo por el cuál nos llevamos tan bien.

Cuando al fin somos libres del tráfico, cruzo el último tramo hasta mi casa. Bueno, la casa de mis padres, aunque en este momento están viviendo en Mullingar junto a Greg, mi hermano mayor, por temas laborales. Es un alivio el poder tener la casa solo para mí, aunque espero en un futuro poder mudarme a un apartamento, más cerca del centro. Me gusta la urbanización.

-¿Es aquí donde vives? —Me pregunta Arlene y luego observa a Heather, como si reconocieran el lugar.

-Sí, justo aquí —Respondo mientras aparco afuera del garaje —¿Conocían este lado de la ciudad?

-No —Habla Heather rápidamente —Es primera vez que venimos.

La observo por el espejo retrovisor. Ella está mirándome también, pero desvía la vista tan rápido como le es posible.

-¡Exactamente! —Añade Arlene con una risita nerviosa.

Bien, claramente sí han estado por acá. Lo que no comprendo es porqué mienten diciendo que no. Tendrán sus propios motivos.
Al descender, entramos en mi casa. Charlie por supuesto, se mueve libremente como si fuera suya también, lo veo entrar directamente a la cocina mientras que las chicas se mantienen en el salón observado a su alrededor.

-¿Vives solo? —Pregunta Heather.

-Por ahora sí.

-¿Que quiere decir eso exactamente? —Añade Arlene —¿Se vendrá tu novia a vivir contigo?

Casi sonrío.

-No exactamente. Vivo con mis padres, aunque ahora se han trasladado a Mullingar por asuntos del trabajo —Les explico, ya que ambas están mirándome.

-Pero... —Continúa la rubia —Tu novia debe venir a visitarte, debe pasar mucho tiempo aquí contigo.

Ahora sí sonrío abiertamente ¿Porqué simplemente no me pregunta si tengo una relación? Ese afán de algunas chicas de dar por hecho una cosa para sacarnos información.

OBSERVA LAS MARIPOSAS - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora