Sofisma

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Levantó la mirada al escuchar las palabras que habían sido pronunciadas con un tono de voz más bajo de lo que solía usar

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Levantó la mirada al escuchar las palabras que habían sido pronunciadas con un tono de voz más bajo de lo que solía usar. Dejó de escribir en la hoja que tenía enfrente.

―No puedes estar hablando en serio.

El hombre enfrente suyo se movió un poco incómodo ante la mirada que le estaban ofreciendo mientras pensaba en la respuesta que lo hiciera salir de esa situación sin ningún daño.

―Sí, es en serio Neji.

Neji se levantó de su silla, con aquella ropa negra que solía usar cuando no estaba ofreciendo una misa. Hace unas dos horas había terminado una ceremonia y en un rato más ofrecería la última del día seguido de las confesiones del día. Rodeó el escritorio quedando enfrente de él y apoyándose en la madera mientras cruzaba los brazos y observaba inquisitivamente a Kiba.

―No

―Neji, lo siento, mi familia viajó hasta aquí para verme, llegarán en un par de horas. No me lo habían dicho hasta ahora, no puedo cancelarlo.

―Es semana Santa Kiba, no puedes hacerme esto.

Kiba hizo una mueca de incomodidad, sabia a que se refería el sacerdote, pero ya le había explicado que no era algo que podría evitar.

―Neji, ya están listas la mayoría de las cosas, los preparativos y he ordenado el área de visita para la visita de los templos.

El Hyūga pasó su mano por su rostro pensando en las palabras del sacristán, intentando razonar ante sus palabras. El hecho de que le estuviera pidiendo un par de días. No podía negárselo, no cuando era muy extraño que pidiera días libres. Y más aún cuando sabía que su familia había viajado para estar con él. Pero el hecho de quedarse solo en semana santa, cuando esos años que había estado en esa parroquia siempre se las habían arreglado juntos lo sacaba de balance.

― ¿Y que se supone que haré? ¿Quién me ayudará con el resto de las cosas?

Un toque en la puerta los hizo desviar la atención, mientras veían como se abría lentamente, revelando una larga cabellera castaña.

―Ella. ―La mujer, que había ido con unos papeles en mano los miró confundidos.

El sacerdote negó rotundamente, no, bajo ninguna manera se quedaría de nuevo solo con Tenten y mucho menos en un momento tan importante. Vio la sonrisa divertida de Kiba, que demostraba que se había salido con la suya. Siempre habían estado solos en esas épocas, pero el hecho de sumar a Tenten en la fracción le daba la oportunidad de librarse.

Neji terminó aquel día con el estrés haciéndose presente en sus hombros y con Kiba logrando lo que había querido. Tal pareciera que las cosas no podían salirle bien. Había decidido un par de días atrás alejarse de todas formas de Tenten. Poniendo ese límite, la distancia entre ellos para evitar cualquier tipo de acción similar a la del campamento. Todo parecía marchar bien.

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