Tenten contemplaba con gran pesar la edificación religiosa que tenía enfrente, pensando en que tal vez ese día podía reportarse como enferma y tomar un día al menos para buscar una excusa por la cual había dejado plantado al Hyūga la noche anterior.
Habían quedado de verse el día anterior, en la noche cuando él terminara las confesiones. Ella se lo había pedido y ¡no se había presentado! Al mismo Neji le había enviado un mensaje a su móvil preguntándole si había pasado algo. Ella no había querido contestar.
El tiempo se había esfumado en la despedida que había tenido con Mei, como si hubiera corrido con rapidez. Tenten se había quedado sumergiendo su mano y jugando con el agua, sintiendo como tu ser le imploraba que cruzara el portal. Su piel extrañaba el aire puro de Arcadia, el sonido magistral del bosque, la naturaleza reaccionando a su presencia y la magia brotando de todo lado.
Sus ojos no se habían despegado del agua, ni aun cuando su cuerpo tiritaba por el agua que no dejaba de mojarla por la tormenta torrencial que sucedía en el plano terrenal. Jamás había sentido tanta fuerza de atracción como en esta ocasión. En todo este tiempo no había pensado en volver más de un par de veces, claro que extrañaba su entorno pero las diferentes situaciones que habían pasado, su caza eterna, habían dejado de lado la añoranza. Pero al tenerlo tan cerca era imposible de ignorar, el canto angelical ascender de la profundidad del agua y rodeándola, encantándola, de la forma en la cual todo lo de Arcadia lo hacía.
Antes de poder darse cuenta, su brazo se había hundido y luego de unos segundos, hechizadas por el mismo cántico, su cuerpo se hundió por completo, en una profundidad impensable que aquel lago pudiera tener. Sabía que era el portal, el aire escapaba de sus labios, pero sus orbes castaños no podían despegar de la luz que cada vez se hacía más grande conforme se acercaba.
Y salió a la superficie, inhalando el primer bocado del aire puro que gobernaba ahí. Sus manos tocaron el césped entre sus dedos, tan delicado, como una especie de seda. El canto de las aves resplandeció a la par que el sol en el cielo morado, se incorporó con la caricia del viento, emocionado por su regreso, como si susurraba su alegría en su oreja.
Sonrió fascinada, era mejor de lo que recordaba, las chispas de magia haciendo cosquillar su piel y el sentimiento de pertenencia la golpeó con gran ímpetu. Todo su cuerpo le indicaba que ese era su lugar, a donde debería regresar y que solo necesitaba usar su enchanting... pasó los dedos por la corteza de los árboles y una colonia de mariposas de tonalidades azules y purpuras la rodearon, posándose en su piel. Se acercó hacia el lago por donde había venido y tocó el agua. Bebió de ella, sintiendo como todo sentimiento negativo o preocupación se iba.
Se incorporó y miró al suelo, cerrando los ojos, disfrutando la brisa que transitaba. Ese era su mundo, pertenecía aquí y entendió que no tenía por qué volver. Ella podía quedarse ahí...pero sabía que no podía hacerlo. Porque había algo más fuerte que la ataba al mundo terrenal, alguien por el que estaba dispuesta a dejar todo eso.
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Confesiones
FanfictionÉl era un santo, recto y devoto, todo parecía marchar bien, hasta que una pecadora fijó sus ojos en él y todo se fue al carajo.