Suspiró con el cansancio presente en sus hombros, la cortina de madera del otro lado se abrió dejando ver a una mujer que solía venir a pesar de que no viviera en la colonia. La reconocía levemente ya que su voz era bastante...escandalosa.
―Dime tus pecados.
La mujer rubia comenzó a parlotear sobre unas peleas que tuvo con su marido y que eran bastante frecuentes, aunque sabía que la gran mayoría eran ocasionadas por ella y su arranque de celos incontrolables. Él le dio su condena y ella se persignó antes de cerrar la cortina de madera.
Una vez en silencio de nuevo observó su reloj, iban a dar las ocho, por lo cual las confesiones terminarían pronto. Los domingos solía tener un apartado de confesiones desde las seis de la mañana hasta las ocho. A las nueve empezaba la misa que era donde más gente asistía. Posterior a eso había otra a las seis de la tarde. Sin embargo y de acuerdo a la obra de calidad ahora solamente llevarían a cabo una misa a las diez de la mañana que sería especial y tendría una duración de dos horas. Y aunque podría pensarse que tendría un lapso de dos horas para recuperar el hecho de levantarse temprano, eso estaba fuera de la realidad. Había que coordinar donde se pondrían las cosas antes de empezar la misa para una vez terminado la cantidad de gente que asistiera se quedará a apoyar la causa benéfica.
Era un completo caos.
Sin embargo, era algo que lo dejaba completamente satisfecho. Kiba había llegado junto con él a arreglar el jardín trasero de la iglesia y a limpiar la parroquia misma. Las mesas deberían llegar a las nueve de la mañana y varias personas se habían ofrecido a ayudar antes de misa. La familia Uzumaki junto con la familia Nara y Akimichi harían el trabajo más fácil. Neji mismo estaría con todo para ordenar un par de cosas antes de irse a alistar para la santa celebración.
La ventana corrediza de madera se abrió y el controló su rostro, relajándolo y dejando entre ver su facción de marfil, como si nada estuviera perturbando su mente.
―Dime tus pecados― Dijo en afán de terminar cuando antes, esa sería su última persona.
Buscó reconocer a la persona entre la malla que los separaba y contempló unos orbes avellana que reconocería en cualquier lado. La vio sonreír divertida en el otro lado ante su gesto de sorpresa. Realmente él no esperaba verla hasta dentro de un par de horas.
―Buenos días Neji. ― Susurró levemente y bajó la mirada hacia sus manos. ― Deseo mucho a alguien. ― Mencionó sin más.
―¿Qué sucede con eso?
Ella se removió en su lugar, suponía que buscando la forma de decir lo que se venía y es que hasta ese punto no entendía cual era su pecado. Considerando que el sexo consensuado no faltaba al respeto a Dios.
―No puedo desearlo o más bien, no debería. ― Levantó los ojos y ambas miradas se encontraron. Neji la vio titubear y morder sus labios.
Neji Hyūga estaba realmente confundido sobre la castaña. Siempre la había clasificado como impulsiva, expresiva y bastante...poco reservada. No creía que cuidaba sus acciones, las hacía sin pensar. Eso podría generar que las demás personas pensarán mal de ella. Sin embargo, cuando entraba al confesionario parecía alguien más. Aunado a eso, el día anterior que asistió a la cena que Umi le organizó, Neji realmente quedó aún más confundido.
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Confesiones
FanfictionÉl era un santo, recto y devoto, todo parecía marchar bien, hasta que una pecadora fijó sus ojos en él y todo se fue al carajo.