Prólogo

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Su pie se movía con suma ansiedad provocando un sonido estridente, sonreía ante las palabras de la mujer anciana que estaba a su lado, que hablaba con total calma y con un una voz apenas audible

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Su pie se movía con suma ansiedad provocando un sonido estridente, sonreía ante las palabras de la mujer anciana que estaba a su lado, que hablaba con total calma y con un una voz apenas audible. Tal pareciera que todo se desplazaba en cámara lenta en ese punto. Dejó salir un suspiro prolongado, de había adelantado demasiado.

Una tercera campanada retumbó en todo el edificio y la gente que permanecía afuera comenzó a ocupar su lugar en las bancas de madera. La mujer a su lado le dedico una sonrisa leve, la cual fue correspondida.

Todos se pusieron de pie y miraron hacia el frente. Ella simplemente observó con gran interés sus manos y escucho los pasos en el suelo ante el silencio sepulcral de la sala. Levantó la mirada escuchando los ligeros latidos en sus orejas cuando los pasos se detuvieron.

Observó como él abría la boca.

-Oremos.

La castaña sintió como el aire escapaba de sus pulmones y sus piernas temblaron ligeramente ante la impresión de escuchar por primera vez su voz.

Grave, oscura y profunda. Pero brindaba tranquilidad a quien la escuchara.

Sus latidos resonaron en su cabeza cuando él siguió hablando y la gente prosiguió a tomar asiento. Repetían sus palabras en ocasiones. La música cortaba su diálogo y las notas desafinadas de la gente resonaba en el lugar.

Frunció el ceño. Ella no conocía aquellas palabras con ritmo.

Lo había observado, cada movimiento, expresión y respiración evidente. No era para nada expresivo, un gesto neutro adornaba su rostro con las facciones perfectas. Sus labios abriéndose para leer o mencionar unas líneas que para ella no tenían ningún sentido en absoluto. Sus gestos corporales tan pulcros, elegantes y con ese aire de grandeza. Su complexión, aunque resultaba difícil verlo por su atuendo, ella podría hacerse una idea.

Sonrió levemente mientras se relamía los labios. Era él. Los latidos en su pecho intensos y sus manos con ese extraño cosquilleo de lo confirmaron.

La gente hizo una fila y la fémina observó como comían algo y regresaban a su lugar para arrodillarse. La anciana le explicó que eso era la comunión, algo que tampoco tenía sentido para ella.

Y finalmente todo el espectáculo acabó, lo comprendió cuando la mujer mayor a su lado se levantó de su asiento. Ella se mordió los labios. ¿Eso era todo? Para ella no era suficiente. Cuando estaba en el pasillo central él pasó a su lado.

Y sintió su aroma. Tan masculino e intenso. Un suspiro se le escapó y se llevó la mano a los labios.

- Chica.

La voz de la mujer la atrajo a la realidad y la tomó entre sus manos para ayudarla a salir de la banca y dirigirse a la salida. Caminaron con gran lentitud, ya que ella seguía los pasos de la mujer mayor.

- Seria una buena idea hablar con él.- Mencionó la castaña con un tono dulce y con tanto efecto como le fue posible pronunciar.

La anciana se detuvo ante el hombre que estaba en la entrada del lugar despidiendo a las personas y le sonrió.

-Señora , Umi.- Su voz profunda resonó tan baja, en comparación a la que minutos antes empleaba. Una sonrisa ligera se plasmó en su rostro de marfil.

-Oh querido, gracias por la celebración de hoy.- Ella tomó la mano del hombre y la estrechó.

La castaña observó la escena con algo agotándose en su interior. Se exaltó cuando él la miró. Todo se detuvo cuando el le dedicó aquella mirada penetrante y curiosa. Su corazón latió tan fuerte que pensó que se saldría de su lugar.

-¿Y usted es...?

Umi rió con aquella voz anciana representativa.

- Ella es Tenten, Padre, ella es mi dama de compañía. Ella se encargó de traerme hoy aquí. - La mencionada sonrió avergonzada.

Ciertamente era la verdad. Ella se había encargado de convencer a la anciana de venir. Con una gran perseverancia y ayuda de su enchanting.

Con gran fascinación sostuvo la mirada del masculino, quien luego de unos segundos le dedicó una ligera sonrisa, que Tenten sintió como le arrancaban algo de su pecho.

- Espero verlas de nuevo.

Umi se despidió y su dama la siguió con gran frustración. Quiso decir lo contrario, ordenar que no. Pero no podía hacerlo ahí.

Miró de reojo como el hombre se adentraba de nuevo al lugar. Con muchas dudas en su cabeza meditó siguiendo el lento caminar de su empleadora.

Ella lo había visto pasar al otro lado de la calle hace unos días. Y lo sintió en su interior. Algo conectándose en su interior, naciendo desde lo profundo y llamándola.

Cuando le preguntó a Umi sobre él, ella le confesó que el ofrecía la misa. Cosa que Tenten no comprendió pero persuadió a la anciana de ir, ya que en el mes que habia estado ahí, no habían ido a ningún lado donde él estaba.

Necesitaba verlo para comprobar lo que ya sospechaba. Y escuchar su voz, además de mover todo su interior, no dejó ni la más mínima duda.

Sonrió para si misma mientras su interior se agitaba sin detenerse. Observó a la mujer a su lado, de baja estatura, facciones arrugadas y ligeramente encorvada. Aunque se notaba que había sido atractiva.

- ¿Él está casado?

En respuesta una risa sonora y divertida escapo de los labios arrugados, reacción que duró unos segundos al entender que su dama no estaba bromeando.

- ¿Qué dices, Tenten? El padre está casado con su Dios y su religión, no tiene ni tendrá una esposa nunca.

Umi se detuvo al notar como la castaña se detuvo. Tenten entreabrió los labios conmocionada, como si le hubieran dado un golpe en el estómago.

¿Su religión, de verdad? Esa maldita farsa, tantos años buscando eso y cuando lo encontró...debía ser una maldita broma.

Ella podía conseguir a cualquier hombre que se proponía con solo pestañear, y ahora debía competir con unas creencias. La ira le provocaron unas ganas de vomitar. Aunque dejó salir el aire acumulado, analizando la situación y decidiendo cual sería su siguiente movimiento.

Entonces, mientras proseguía su caminar con su empleadora, le hizo la pregunta más importante. Tenten escuchó la respuesta.

Solo debía confesar sus pecados ¿no? Sonrió divertida. De esos, tenía una infinidad.

¡Hola, queridos lectores!

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¡Hola, queridos lectores!

Aquí les traigo una nueva historia, que simplemente surgió en mi cabeza. Espero sus comentarios y opiniones sobre esta, la cual le tengo mucha esperanza y sus votos sobre todo, que es apoyo de usted a mi, para seguir haciendo esto, escribiendo para ustedes.

Los quiero

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