Descendió del autobús al final de todas las personas que habían descendido, la gente moviéndose a su alrededor levantando la mirada y observando el cielo gris que lo había recibido. No había nubes que indicaran que fuera a llover, pero era de esos días deprimentes o que provocaban quedarse bajo cama.
Caminó con un rumbo en la cabeza aunque realmente no tenía ganas de llegar, sabía que tenía que hacerlo pero no significaba que quisiera. El hecho de estar ahí no era por decisión propia, había sido forzado a tomar sus vacaciones antes de tiempo, un par de semanas antes debido a los recientes acontecimientos. Al día siguiente Danzo se había presentado para conocer su decisión sobre su comportamiento inapropiado con Tenten y él, no pudo pronunciar ni una sola palabra.
Se sentía perdido en el limbo entre lo correcto e incorrecto.
Ante su indecisión, Danzo le había dado la autorización de tomarse un par de días, alejarse de la iglesia, ir con su familia y al regresar conocería su respuesta. Esa decisión había sido un alivio y una intranquilidad. Esa condescendencia de Danzo y entendimiento era algo preocupante considerando que un día atrás lo había buscado intimidar. Tal vez buscaba entenderlo y darle el tiempo para elegir la decisión correcta pero ¿realmente había alguna decisión correcta? En cualquiera de los casos alguna de las partes se vería perjudicada. Habría consecuencias en cualquier que decidiera tomar.
Por esa razón había decidido venir a su pueblo natal, a pesar de que la religión estaba más presente ahí y podría dificultarle tomar una decisión imparcial con esos factores...porque necesitaba una guía, alguien que pudiera orientarlo sobre que debería hacer. No conocía a demasiadas personas a las cuales acudir para pedir ayuda. Por un momento había pensado en Lee, pero al ser un sacerdote, no sabía que clase de consejo le daría y más cuando le dijera lo que había estado haciendo con Tenten todo este tiempo. No era demasiado bueno para hablar de sus sentimientos, razón por la cual explicarle a Kiba le resultaba imposible. Y la única persona viable había venido a su cabeza, su padre.
Había recordado la última vez que habían hablado y como Hizashi había dejado en claro que lo único que quería es que fuera feliz.
Además que era su padre de todas formas, habían estado los dos juntos cuando su madre se había ido, solos los dos o el poco tiempo que pudieron compartir cuando su padre mejoró y antes de irse al monasterio.
Caminó por la calle principal que lo llevaría al final de la calle donde estaba la casa de sus abuelos y donde ahora residía su padre. Estando cerca de la casa, visualizó el parque de juegos donde solía jugar de niño, la nostalgia lo atacó, trayendo una memoria en particular.
Estaba en el parque, corriendo por el área donde estaban los columpios y la arena a sus pies. Corría junto con una niña de coletas que cada que iba se encontraba y se había convertido en su compañera de juegos. En ocasiones solía jugar con otros niños pero no siempre los encontraba a la hora que iba.
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Confesiones
FanfictionÉl era un santo, recto y devoto, todo parecía marchar bien, hasta que una pecadora fijó sus ojos en él y todo se fue al carajo.