Disidencia

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Sus orbes castaños observaron el mensaje de texto en su teléfono una vez más mientras entraba en la recepción de la iglesia

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Sus orbes castaños observaron el mensaje de texto en su teléfono una vez más mientras entraba en la recepción de la iglesia. Una sonrisa escapó de sus labios mientras caminaba con decisión hasta dejar su bolsa en su escritorio y dejarse caer con pesadez en su silla.

El chat de Neji abierto dejando leer el último mensaje que le había enviado ayer, cuando regresó de sus vacaciones forzadas.

"Salgamos mañana"

Esa era la primera vez en todo ese tiempo que él la estaba invitando a salir. De forma normal ella era la de la iniciativa con sus "salidas" si es que se podían llamar de esa forma el reunirse a comer en su oficina o colarse en su casa por las tardes para cenar juntos. Esa era una verdadera cita, de aquellas que solía burlarse tiempo atrás pero que en esa situación se había entusiasmado.

Se había levantado temprano y se había arreglado un poco mejor, con aquel brillo inevitable en sus ojos al pensar en la situación. Anteriormente se hubiera burlado del asunto, pero esto, significaba tanto. Considerando que era un sacerdote, ese tipo de actividades estaban prohibidas. Pero con un poco de cuidado y alejándose del área de la iglesia, podría ser posible. Podría pensarse que eran una relación normal y más importante, podrían terminar el tema pendiente que tenían.

Unos días sin ver al sacerdote había sido suficiente y hasta innecesario, si tan solo él le hubiera mandado un mensaje, ella hubiera ido a acompañarlo. Pero tal parecía que él desapareció todo ese tiempo. Tenten no quiso molestarlo y más al considerar que tal vez ese tiempo libre ayudaría al sacerdote al pensar en la palabra futuro que los conformaba a ambos. Había sido una ventaja que controló a sus dedos de enviarle algún mensaje.

Grande había sido su sorpresa cuando la noche anterior ese mensaje llegó a su teléfono, con tan buenas noticias. Él regresaría al día siguiente y por fin tendrían un tiempo a solas después de todos los rumores que corrían por ahí y que a pesar de querer demostrar que no le importaban, solían hacerla franquear.

Sabía que a los ojos de todas esas personas el que ella hiciera algo como eso era imperdonable, "obligando" al sacerdote Hyūga a abandonar su cargo para acostarse con ella. En primera cuenta ella no lo había obligado, él siempre estaba muy consciente cuando lo besaba o terminaban intimando. De hecho estaba siendo bastante vigoroso... pero ella aceptaba haberlo corrompido y sabía que se merecía cada uno de sus apodos, aunque todo eso se había extendido demasiado y todo era mucho peor de lo que pensaba. Podía soportar que hablaran de ella a sus espaldas, pero hacerlo de frente y más aún, ella no hacer nada al respecto...era frustrante.

Pero ya nada de eso podía importar, tenía cosas más importantes en que centrarse.

Para aquella cita se había puesto una blusa roja con unos jeans ajustados, aquel conjunto de su primera interacción en su oficia que recordaba bastante bien. Vio la puerta entreabierta de la oficina que dejaba en claro que Neji había llegado antes. Las campanadas en lo alto de la iglesia dejaba en claro que pronto iniciaría la misa de las diez. A pesar de eso se arriesgó a asomarse encontrando al sacerdote colocándose su ropa para impartir la ceremonia.

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